Todas las publicaciones - Red Opciones2024-03-29T05:12:43Zhttp://clubpositivo.ning.com/profiles/blog/feed?xn_auth=no¿Qué es la Garcinia cambogia?tag:clubpositivo.ning.com,2018-04-01:6151086:BlogPost:412172018-04-01T05:37:01.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<h1><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043051?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="321" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043051?profile=RESIZE_1024x1024" width="395"></img></a></h1>
<p></p>
<p>La Garcinia Cambogia, <strong>es un suplemento muy seguro y eficaz</strong>, que se extrae de los extractos de fruta totalmente naturales de la Garcinia, una fruta pequeña con forma de calabaza proveniente de la planta de tamarindo muy común en Asia del Sur, que ha existido desde tiempos inmemoriales.</p>
<p>El extracto de esta planta contiene ácido…</p>
<h1><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043051?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043051?profile=RESIZE_1024x1024" width="395" class="align-left" height="321"/></a></h1>
<p></p>
<p>La Garcinia Cambogia, <strong>es un suplemento muy seguro y eficaz</strong>, que se extrae de los extractos de fruta totalmente naturales de la Garcinia, una fruta pequeña con forma de calabaza proveniente de la planta de tamarindo muy común en Asia del Sur, que ha existido desde tiempos inmemoriales.</p>
<p>El extracto de esta planta contiene ácido hidroxicitrico, donde los estudios clínicos que se han hecho sobre él, demuestran que ayuda a controlar el apetito evitando la producción de grasa. <strong>Es muy conveniente complementar el suplemento con un plan de ejercicios físicos adecuados para garantizar la pérdida de peso efectiva</strong> y ayudar a lograr la forma deseada del cuerpo.</p>
<h3>Para quién y por qué Garcinia ambogia</h3>
<h3>Garcinia Cambogia es para personas que tienen dificultades para el control de sus trastornos de alimentación, pero que desean perder peso y lucir un cuerpo de buena vista y saludable. Específicamente ayuda a perder las grasas visibles que se encuentran alrededor del brazo, en el abdomen y en los muslos. Qué es la Garcinia cambogia, es también una solución eficaz y comprobada para la pérdida de peso necesaria cuando el cuerpo se alimentó en exceso.</h3>
<h3>Características específicas de Garcinia cambogia</h3>
<p>Garcinia cambogia presenta las siguientes características:</p>
<ul>
<li>El producto es aprobado clínicamente y está patentado.</li>
<li>El extracto está formado totalmente con ingredientes naturales.</li>
<li>Contiene en su presentación estándar, el 60% de ácido Hidroxicítrico (HCA) con una base de excipientes de potasio y calcio.</li>
<li>Se presenta en contenidos de 180 cápsulas de 500 mg por botella.</li>
<li>Suprime las ansias incontroladas de comer, e impide la producción de grasa.</li>
<li>La Garcinia Cambogia en su presentación original, agrega una tarjeta de membresía al club de control de peso.</li>
<li>Ofrece diferentes caminos para la eliminación de las grasas difíciles de erradicar.</li>
</ul>
<h3>Beneficios</h3>
<ul>
<li>Garcinia Cambogia en su presentación original, es un producto probado para la pérdida efectiva de peso, comunicado a través de un estudio clínico presentado en el "Journal of Medical Research Internacional".<span> Éste programa se presenta con una suscripción gratuita a un programa de acondicionamiento físico no disponible para el público en general. Éste sistema de acondicionamiento, es sumamente importante ya que tiene todos los ingredientes necesarios para perder peso rápidamente y recuperar la silueta delgada y saludable de tus sueños. Se provee también información y contenidos que proporcionan al usuario los secretos para la pérdida de peso, su tipología de cuerpo, la elección de los alimentos adecuados y la receta de bajas calorías que proporcionen resultados concretos en la pérdida de peso.</span></li>
</ul>
<h3>Efectos de la Garcinia cambogia</h3>
<ul>
<li>Garcinia cambogia <strong>es un suplemento totalmente natural sin efectos secundarios para el cuerpo</strong>. Siendo natural es totalmente segura y conserva la doble ventaja de suprimir el apetito y evitar la producción de grasas.</li>
<li>El nivel estándar de ácido hidroxicitrico, está combinado con el potasio y el calcio como base adecuada para cualquier condición estomacal. Las dosis adecuadas están disponibles en cápsulas de 500 mg, adecuadas para la reducción óptima del apetito incontrolado. Hay que tener en cuenta que utilizando el acondicionamiento físico recomendado con el producto el proceso de perder peso y quemar grasa será rápido y efectivo. Junto con el programa de acondicionamiento físico incluido en el producto, el proceso de quemar grasa y perder peso sin duda será más rápido y eficaz. Conocer qué es la Garcinia cambogia, ayuda a familiarizarse con el compuesto para bajar de peso, que es el mejor de nuestro tiempo.</li>
</ul>
<p> </p>El misterio de la Máquina del Tiempotag:clubpositivo.ning.com,2018-02-15:6151086:BlogPost:414102018-02-15T02:13:30.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043059?profile=original" target="_self"><img class="align-left" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043059?profile=original" width="520"></img></a></p>
<p>La máquina del tiempo escrita por Herbert George Wells en 1895, es una pequeña joya de los libros de literatura. <br></br> En esta novela Wells, anticipa con maestría el viaje en el tiempo. En aquella época, el concepto del viaje en el tiempo, era privilegio de unos pocos soñadores, tildados por el ciudadano común de alucinados.<br></br> Podría decirse que el libro es…</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043059?profile=original" target="_self"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043059?profile=original" width="520" class="align-left"/></a></p>
<p>La máquina del tiempo escrita por Herbert George Wells en 1895, es una pequeña joya de los libros de literatura. <br/> En esta novela Wells, anticipa con maestría el viaje en el tiempo. En aquella época, el concepto del viaje en el tiempo, era privilegio de unos pocos soñadores, tildados por el ciudadano común de alucinados.<br/> Podría decirse que el libro es justamente una obra maestra de ciencia-ficción. Wells es un escritor moral. <br/> El protagonista de la obra, es un científico, que es desilusionado por las acciones humanas del siglo XIX, a las postrimerías del siglo XX, decide crear una máquina que le permita desplazarse en el tiempo hacia otras épocas. Buscaba donde la base científica y el conocimiento, pudieran mostrar un ser humano, con virtudes tales como misericordia y piedad. <br/> Su máquina no se mueve de donde está, al funcionar hace que el paso de 100 o 200 años alrededor de ella resulten para el viajero del tiempo, minutos o segundos según la velocidad de la máquina del tiempo. <br/> Nuestro héroe, recorre la historia hacia el futuro y ve dolorido e impresionado, que el avance científico sólo logra que el hombre se destruya asimismo. <br/> Nuestro héroe llega al año 25000 y tiene la oportunidad de ayudar a una civilización destruida y quizás con su ayuda pueda fundamentar una sociedad con sentimientos y dimensiones realmente humanos. Por una parte vemos al escritor brillante, conocedor de la ciencia y sus posibilidades. <br/> No olvidemos que en nuestro siglo Albert Einstein, demostró justamente la posibilidad del viaje en el tiempo. Fue con el enunciado de la teoría de la relatividad. Por otra parte Wells muestra su historia, su dolor y desilusión sobre el género humano, por el afán de destruir, de conquistar y de querer extender el dominio del hombre por el hombre hasta límites inimaginables. <br/> No obstante su dolor, Wells cree en las posibilidades del hombre y en la creación de una sociedad armónica en los mejores sentimientos, como: "Una Utopía Moderna".<br/> Wells, debe ser considerado y escuchado, fue un visionario, anticipó el vuelo, el viaje espacial en su: "De la Tierra a la Luna". <br/> En sus novelas, escribió sobre el adelanto científico que veía en el futuro, y los avances en los conocimientos de investigación. Sus aportes de ciencia en él, "El Hombre Invisible", "La Guerra de los Mundos" y "El Secreto de Marston".<br/> Wells era también un filósofo ya que en "La Máquina del Tiempo" profundizó la lucha de clases. <br/> También en la Isla del Doctor Moreau, profundizó los límites éticos de la ciencia. Fue en forma indiscutida, el mejor escritor no sólo de ciencia ficción sino de todo lo que escribió ya que creó libros de historia y filosofía.<br/> Leer esta novela de Wells es realmente apasionante y nos invade con centenares de interrogantes para nuestra mente. Nelson Astegher.</p>
<p></p>
<p></p>
<p></p>
<p></p>
<p></p>
<p></p>La actitud positiva y tu valoración en la vidatag:clubpositivo.ning.com,2018-02-02:6151086:BlogPost:414032018-02-02T22:30:00.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042789?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="333" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042789?profile=RESIZE_1024x1024" width="500"></img></a> <br></br> Tener una actitud positiva y realmente sana en la vida, es fundamental para la superación, el crecimiento personal y el logro de los objetivos en la vida.<br></br> Las personas con una visión gris de la existencia, disfrutan mucho menos de la vida y difícilmente logren sus cometidos.<br></br> <strong>Convivir con la realidad positiva</strong><br></br> Mientras tanto aquellas…</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042789?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042789?profile=RESIZE_1024x1024" width="500" class="align-left" height="333"/></a><br/> Tener una actitud positiva y realmente sana en la vida, es fundamental para la superación, el crecimiento personal y el logro de los objetivos en la vida.<br/> Las personas con una visión gris de la existencia, disfrutan mucho menos de la vida y difícilmente logren sus cometidos.<br/> <strong>Convivir con la realidad positiva</strong><br/> Mientras tanto aquellas personas que han aprendido a convivir con una actitud optimista, con pensamientos claros y positivos experimentan una buena calidad de vida y generalmente son capaces de cumplir sus sueños a corto plazo. Como dice un antiguo refrán, tu actitud determina tu altitud. Para lograr el éxito en cualquier campo de la vida es casi imposible alcanzarlo sin una mentalidad positiva. La mentalidad positiva, contempla los problemas y con seguridad les asigna una vía de solución. Por tanto, cualquier persona que esté dispuesta a tener éxito, debe interesarse en desarrollar una actitud positiva.<br/> <strong>El logro del pensamiento adecuado</strong><br/> Una buena manera de obtener y apuntalar una visión sobre el pensamiento positivo es la lectura diaria de citas de pensadores positivistas e incorporarlas a nuestra vida.<br/> El talento está reconocido como un elemento fundamental para tener éxito en el campo de trabajo. Sin embargo no es el talento lo que determina finalmente el éxito en la vida.<br/> Si recorremos la historia, observamos la circunstancia de hombres y mujeres con altos logros en la vida, siendo generalmente personas ordinarias en el término de habilidad y capacidad.<br/> <strong>Desarrolla tu potencial</strong><br/> Un denominador común que determina a las personas de éxito es su capacidad de desarrollar una actitud positiva. A estas personas se la recuerda no solamente por su inteligencia, sino también por su motivación, persistencia, coraje y capacidad de trabajo sostenido.<br/> Personas notables como Jorge Washington, Hellen Keller, Michael Jordan, Bill Gates, Abraham Lincoln y muchos otros, son reconocidos por su gran capacidad para recuperarse de sus peores fracasos y superar retos increíbles.<br/> Es posible aprender de estas grandes personas y no solamente igualar su éxito si no, superarlo. Esto puede lograrse leyendo citas sobre la actitud positiva.<br/> Al recorrer las citas de hombres y mujeres que han tenido más éxito en el mundo es importante profundizar en lo que se lee. En todo esto es importante la comprensión y reflexión de los principios vitales que llegan a nosotros.<br/> <strong>Persevera</strong><br/> Asegúrate de tomar al menos de 10 a 15 minutos diariamente para la lectura de citas y comentarios sobre la actitud positiva. En la medida que leas, asegúrate de captar el significado de las palabras. En lo posible trata de reconocer al autor de la cita para profundizar su vida, llegando a conocer a fondo sus logros y sus luchas personales para llegar al éxito.<br/> Herm Albright, un escritor dijo: "Una actitud positiva, no podrá resolver todos los problemas de una vez, pero va a molestar a tanta gente, suficiente para que valga la pena el esfuerzo".<br/> Es claro, que necesitamos tener una actitud positiva del trabajo, no sólo para nuestro beneficio y el logro de los objetivos, sino también para contagiar a otras personas. <br/> La actitud positiva en la vida, lo es todo, recuerda que las personas que caminan por la vida sin esperar que algo bueno suceda, no tienen éxito. Cuando eliges una actitud positiva, muchas cosas fluirán hacia ti. La actitud positiva es un imán muy poderoso que atrae circunstancias maravillosas a tu vida.<br/> En palabras de Abraham Hicks, utiliza cualquier excusa para sentirte bien y luego observa lo que pasa a tu alrededor.<br/> Disfruta de la vida, se agradecido y feliz. Tener una actitud positiva en el trabajo y en la vida, hará que fluyan hacia ti hechos y circunstancias increíbles que de otra manera no las recibirías. Nelson Astegher</p>El experimento de Stanley Milgram en Yaletag:clubpositivo.ning.com,2017-12-24:6151086:BlogPost:408022017-12-24T19:30:00.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p></p>
<p><strong><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043516?profile=original" target="_self"><img class="align-left" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043516?profile=RESIZE_1024x1024" width="750"></img></a></strong></p>
<p><strong>El experimento de Stanley Milgram en Yale</strong><br></br> ¿Podría una persona normal llegar a torturar o asesinar a alguien sólo por obedecer órdenes o tendríamos que llegar a la conclusión de que se trata de un perturbado? Cuando un psicólogo llamado Stanley Milgram trató de responder a esta pregunta, él mismo quedó sorprendido ante los…</p>
<p></p>
<p><strong><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043516?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043516?profile=RESIZE_1024x1024" width="750" class="align-left"/></a></strong></p>
<p><strong>El experimento de Stanley Milgram en Yale</strong><br/> ¿Podría una persona normal llegar a torturar o asesinar a alguien sólo por obedecer órdenes o tendríamos que llegar a la conclusión de que se trata de un perturbado? Cuando un psicólogo llamado Stanley Milgram trató de responder a esta pregunta, él mismo quedó sorprendido ante los resultados. <br/> Cuando, a finales de los años sesenta, Adolf Eichmann fue juzgado por los crímenes contra la humanidad cometidos durante el régimen nazi, el mundo entero se preguntó cómo era posible que alguien llegara a cometer semejantes atrocidades a millones de personas inocentes. Muchos pensaron que Eichmann tenía que ser un loco o un sádico y que no era posible que fuese como el resto de las personas normales que caminan junto a nosotros cada día por las calles, se sientan en la mesa de al lado en nuestro restaurante o viven en el piso de arriba en nuestro mismo edificio. Sin embargo, nada hacía pensar que Eichmann fuese distinto a los demás. Parecía ser un hombre completamente normal e incluso aburrido. Un padre de familia que había vivido una vida corriente y que afirmaba no tener nada en contra de los judíos. Cada vez que le preguntaban por el motivo de su comportamiento, él respondía con la misma frase: “cumplía órdenes”. <br/> A raíz de esto, un psicólogo social norteamericano llamado Stanley Milgram empezó a hacerse preguntas acerca de la obediencia a la autoridad y a plantearse si cualquiera de nosotros seríamos capaces de llegar a la tortura y el asesinato sólo por cumplir órdenes. Él pensaba que la respuesta a esta pregunta sería un rotundo no, sobre todo en un país como Estados Unidos, donde se da gran importancia a la individualidad, la autonomía y la independencia de las personas, y más aún en el caso de que las órdenes implicaran hacer daño a alguien. <br/> Para comprobarlo diseñó un experimento que se llevó a cabo en un laboratorio de la universidad de Yale. Los resultados fueron tan sorprendentes que dejaron boquiabierta no sólo a la comunidad científica, sino también al público en general, que llegó a tener conocimiento de dicho experimento debido a la gran atención que le prestaron los medios de comunicación, llegando a convertirse en el experimento más famoso dentro del campo de la psicología social. <br/> <strong>El experimento</strong></p>
<p>A través de anuncios en un periódico de New Haven, Connecticut, Milgram seleccionó a un grupo de hombres de todo tipo de entre 25 y 50 años de edad a quienes pagaron cuatro dólares y una dieta por desplazamiento por participar en un estudio sobre “la memoria y el aprendizaje”. Estas personas no sabían que en realidad iban a participar en una investigación sobre la obediencia, pues dicho conocimiento habría influido en los resultados del Cuando el participante (o sujeto experimental) llega al impresionante laboratorio de Yale, se encuentra con un experimentador (un hombre con una bata blanca) y un compañero que, como él, iba a participar en la investigación. Mientras que el compañero parece estar un poco nervioso, el experimentador se muestra en todo momento seguro de sí mismo y les explica a ambos que el objetivo del experimento es comprender mejor la relación que existe entre el castigo y el aprendizaje. Les dice que es muy poca la investigación que se ha realizado hasta el momento y que no se sabe cuánto castigo es necesaria para un mejor aprendizaje. <br/> Uno de los dos participantes sería elegido al azar para hacer de maestro y al otro le correspondería el papel de alumno. La tarea del maestro consistía en leer pares de palabras al alumno y luego éste debería ser capaz de recordar la segunda palabra del par después de que el maestro le dijese la primera. Si fallaba, el maestro tendría que darle una descarga eléctrica como una forma de reforzar el aprendizaje. <br/> Ambos introducen la mano en una caja y sacan un papel doblado que determinará sus roles en el experimento. En el de nuestro sujeto experimental está escrita la palabra maestro. Los tres hombres se dirigen a una sala adyacente donde hay un aparato muy similar a una silla eléctrica. El alumno se sienta en ella y el experimentador lo ata con correas diciendo que es “para impedir un movimiento excesivo”. Luego le coloca un electrodo en el brazo utilizando una crema “para evitar que se produzcan quemaduras o ampollas”. Afirma que las descargas pueden ser extremadamente dolorosas pero que no causarán ningún daño permanente. Antes de comenzar, les aplica a ambos una descarga de 45 voltios para “probar el equipo”, lo cual permite al maestro comprobar la medianamente desagradable sensación a la que sería sometido el alumno durante la primera fase del experimento. En la máquina hay 30 llaves marcadas con etiquetas que indican el nivel de descarga, comenzando con 15 voltios, etiquetado como descarga leve, y aumentando de 15 en 15 hasta llegar a 450 voltios, cuya etiqueta decía “peligro: descarga severa”. Cada vez que el alumno falle, el maestro tendrá que aplicarle una descarga que comenzará en el nivel más bajo e irá aumentando progresivamente en cada nueva serie de preguntas. <br/> El experimentador y el maestro vuelven a la habitación de al lado y el experimento comienza. El maestro lee las palabras a través de un micrófono y puede escuchar las respuestas del alumno. Los errores iniciales son castigados con descargas leves, pero conforme el nivel de descarga aumenta, el maestro empieza a escuchar sus quejas, concretamente a los 75 voltios. En este momento el maestro empieza a ponerse nervioso pero cada vez que duda, el experimentador le empuja a continuar. A los 120 voltios el alumno grita diciendo que las descargas son dolorosas. A los 135 aúlla de dolor. A los 150 anuncia que se niega a continuar. A los 180 grita diciendo que no puede soportarlo. A los 270 su grito es de agonía, y a partir de los 300 voltios está con estertores y ya no responde a las preguntas. <br/> El maestro, así como el resto de personas que hacen de maestros durante el experimento, se va sintiendo cada vez más ansioso. Muchos sonríen nerviosamente, se retuercen las manos, tartamudean, se clavan las uñas en la carne, piden que se les permita abandonar e incluso algunos se ofrecen para ocupar el lugar de alumno. Pero cada vez que el maestro intenta detenerse, el experimentador le dice impasible: “Por favor, continúe”. Si sigue dudando utiliza la siguiente frase: “El experimento requiere que continúe”. Después: “Es absolutamente esencial que continúe” y por último: “No tiene elección. Debe continuar”. Si después de esta frase se siguen negando, el experimento se suspende. <br/> <strong>Los resultados</strong> <br/> Los datos obtenidos en el experimento superaron todas las expectativas. Si bien las encuestas hechas a estudiantes, adultos de clase media y psiquiatras, habían predicho un promedio de descarga máxima de 130 voltios y una obediencia del 0%, lo cierto es que el 62’5 % de los sujetos obedeció, llegando hasta los 450 voltios, incluso aunque después de los 300 el alumno no diese ya señales de vida. <br/> Por supuesto, aquí es necesario añadir que el alumno era en realidad un cómplice del experimentador que no recibió descarga alguna. Lo que nuestro ingenuo participante escuchaba era una grabación con gemidos y gritos de dolor que era la misma para todo el grupo experimental. Tampoco se asignaba el papel de maestro o alumno al azar, ya que en ambas hojas estaba escrita la palabra maestro. Sin embargo, estas personas no supieron nada del engaño hasta el final de experimento. Para ellos, los angustiosos gritos de dolor eran reales y aun así la mayoría de ellos continuó hasta el final. <br/> Lógicamente, lo primero que se preguntaron los atónitos investigadores fue cómo era posible que se hubiesen obtenido estos resultados. ¿Eran acaso todos ellos unos sádicos sin corazón? Su propia conducta demuestra que esto no era así, pues todos se mostraban preocupados y cada vez más ansiosos ante el cariz que estaba tomando la situación, y al enterarse de que en realidad no habían hecho daño a nadie suspiraban aliviados. Cuando el experimento terminaba muchos se limpiaban el sudor de la frente, movían la cabeza de un lado a otro como lamentando lo ocurrido o encendían rápidamente un cigarro. Tampoco puede argumentarse que no fuesen del todo conscientes del dolor de las otras personas, pues cuando al finalizar el experimento les preguntaron cómo de dolorosa pensaban que había sido la experiencia para el alumno, la respuesta media fue de 13’42 en una escala que va de 1 (no era dolorosa en absoluto) a 14 (extremadamente dolorosa). <br/> <strong>Variaciones.</strong> <br/> Durante más de dos décadas, hasta principios de los ochenta, tanto Milgram como otros investigadores realizaron diversos experimentos en varios países, introduciendo variaciones en algunos de ellos para tratar de dilucidar cuáles son los factores que determinan una mayor o menor obediencia. En uno de ellos se vio que cuanto más alejado estaba el alumno del maestro mayor era el índice de obediencia. Cuando los participantes no escuchaban la voz del alumno, sino que solamente podían escuchar sus golpes en la pared a los 300 voltios, la obediencia fue del 65 %. Cuando el alumno se hallaba en la misma habitación que el sujeto, quien podía verlo y oírlo, la obediencia fue del 40 %. Y cuando el maestro (adecuadamente “protegido”) tenía que apretar la mano del alumno contra una placa para que recibiera la descarga, el 30 % llegó al nivel máximo de descarga. En todos los casos son niveles altos, sobre todo teniendo en cuenta que la predicción había sido una obediencia nula y que se trataba de torturar a otra persona. <br/> Cuando el participante recibe apoyo de un compañero que se niega a que el experimento continúe, la obediencia decae al 10%, mientras que si ese compañero apoya al experimentador, la obediencia asciende más que nunca: el 93% de los sujetos llega hasta los 450 voltios. <br/> Muchos participantes llegaron incluso a obedecer a una autoridad “inmoral” en una investigación en la que la víctima no daba su acuerdo a no ser que el experimentador prometiera poner fin al estudio si se lo pedía. Cuando el experimentador rompía su promesa y seguía instando al participante a que obedeciera, el índice de obediencia fue del 40 %. <br/> En cambio, cuando el experimentador abandona la sala y deja a cargo a una persona que el maestro considera su igual, la obediencia desciende al 20 %, y es nula cuando dos experimentadores dan órdenes opuestas. <br/> Los niveles de obediencia siguen siendo los mismos aunque sea otro experimentador el que recibe las descargas, y al comparar los niveles de obediencia entre hombres y mujeres no se han encontrado diferencias entre sexos. <br/> En otro experimento, Milgram trasladó el laboratorio a un lugar menos prestigioso e impresionante que la universidad de Yale: unas oficinas en un edificio de una ciudad cercana. En este caso la obediencia disminuyó, pero aun así casi la mitad de los maestros siguieron las órdenes. <br/> Se ha conseguido incluso que algunas personas obedezcan a un investigador que les dice que metan la mano en un recipiente lleno de “ácido”, que arrojen “ácido” a otra persona o que toquen una serpiente “venenosa”. <br/> <strong>La explicación.</strong> <br/> Según Milgram, lo que sucedió fue que los sujetos entraron en lo que él llamó “estado de agente”, caracterizado por el hecho de que el individuo se ve a sí mismo como un agente ejecutivo de una autoridad que considera legítima. Aunque la mayoría de las personas se consideran autónomas, independientes e iniciadoras de sus actos en muchas situaciones, cuando entran en una estructura jerárquica pueden dejar de verse de ese modo y descargar la responsabilidad de sus actos en la persona que tiene el rango superior o el poder. Recordemos que los individuos del experimento accedían voluntariamente a realizarlo, aunque en ningún momento les dijeron que estarían en una situación en la que tendrían que obedecer órdenes. Tampoco era necesario. La estructura social del experimento activaba con fuerza una norma social que todos hemos aprendido desde niños: “Debes obedecer a una autoridad legítima”, entre ellos los representantes de instituciones universitarias y científicas (o los profesores en los colegios), policías, bomberos, oficiales de mayor rango en el ejército, etc. Cuando el sujeto entra libremente en una organización social jerárquica, acepta, en mayor o menor medida, que su pensamiento y sus actos sean regulados por la ideología de su institución. <br/> Para obedecer, por tanto, la autoridad debe ser considerada legítima. En los experimentos de Milgram la figura de autoridad se reconocía fácilmente, como sucede en muchas situaciones de la vida real: científicos y médicos llevan batas blancas, los policías y los bomberos llevan uniformes, etc. Todos estos símbolos son capaces de activar la norma de obediencia a la autoridad. <br/> Por este motivo, Eichmann repetía continuamente que sólo obedecía órdenes. Se consideraba parte del aparato técnico no pensante, sin tener en cuenta la posibilidad de que podría o debería controlar su propia conducta y ser responsable de ella. Por otra parte, cuando los individuos creen que ellos, y no la autoridad, son los únicos responsables de sus actos, la obediencia cede. <br/> Sin embargo, no todo el mundo responde de la misma forma ante la autoridad. Algunos piensan que todos los ciudadanos deben obediencia ciega a una autoridad legítima. Según estas personas, los subordinados no son responsables de su propia conducta cuando obedecen órdenes. Otros, en cambio, creen que las personas siempre son responsables de sus actos y al encontrarse ante una autoridad que les da órdenes que van contra sus propios valores, se resisten a obedecer. <br/> Pero estos no son los únicos factores que intervienen en la explicación de los hechos. Cada vez que el maestro protestaba, el experimentador centraba su atención en la norma de la obediencia: “el experimento exige que continúe”, “no tiene elección”, y su calma ante el sufrimiento del alumno y ante las dudas del maestro, parecían indicarle a este último que, en esa situación, la conducta apropiada era obedecer por el bien del experimento, por fines superiores como la ciencia y el conocimiento. <br/> Aun así, otra norma social que también habían aprendido estas personas desde su infancia les recordaba que no se debe hacer daño a los demás y que debemos prestarles nuestra ayuda cuando la necesiten. Este dilema les producía una gran ansiedad porque sabían que no estaban haciendo nada para aliviar el sufrimiento de esas personas. Milgram había logrado resaltar la norma de la obediencia y la situación incitaba a los maestros a prestar menos atención a la norma de ayuda a los demás (o responsabilidad social). Pero, ¿qué pasa cuando acentuamos la norma de la responsabilidad social? Como hemos visto, cuanto más próxima está la víctima al individuo, como cuando tenían que sujetar su mano sobre la placa, menor es la obediencia. Del mismo modo que la persona que espía por el ojo de una cerradura se llena de vergüenza al ser descubierta, el individuo que mira a los ojos de su víctima mientras le aplica la descarga, se ve reflejado en ella; las consecuencias de sus actos son demasiado evidentes, el nexo entre acción y consecuencia es palpable y los ojos de su víctima son el espejo en el que se refleja su propio rostro y lo hace más consciente de sí mismo y, por tanto, de sus actos, lo que lleva a un aumento de su sensación de responsabilidad ante ellos. Esto hace que la norma de responsabilidad social tenga más poder que la de la obediencia. <br/> Por este motivo, es mucho más fácil firmar un papel decretando la muerte de una persona, tirar una bomba desde un avión o apretar un botón que lance un misil en dirección a un país vecino, que torturar o matar a alguien directamente. Según cuentan algunos testigos, el mismo Eichmann se vino abajo cuando se vio forzado a recorrer los campos de concentración en los que había ordenado encerrar a tanta gente. Probablemente, una persona que se considerase plenamente responsable de sus actos se habría preocupado por saber, al menos, cuál sería el verdadero destino de esas personas y qué era lo que realmente estaba haciendo con ellas. <br/> <strong>Paso a paso hasta la tortura.</strong> <br/> Los participantes comenzaron aplicando descargas leves de 15 voltios, que no suponían más que una simple molestia. Después, un poco más, aumentando gradualmente la intensidad de la descarga. Esta secuencia también contribuía a que los sujetos se viesen inmersos en la trampa de la obediencia. Además, llegaron engañados, sin que jamás se les hubiese pasado por la cabeza que acabaría haciendo tanto daño a alguien. Tampoco imaginaban que el alumno cometería tal número de errores al hacer algo tan sencillo (esto también estaba amañado de antemano), ni que las descargas llegarían a ser tan fuertes. Por otro lado, los participantes habían accedido a participar voluntariamente y, por tanto, habían reconocido al experimentador como autoridad legítima, y el hecho de haber obedecido durante las primeras fases podía estar empujándolos a continuar haciéndolo. <br/> <strong>Culpar a la víctima.</strong> <br/> Otro mecanismo psicológico que interviene (y probablemente el más preocupante) consiste en llegar a pensar que la víctima se merece realmente lo que le está sucediendo. Muchos de los individuos que llegaron a los 450 voltios, una vez terminado el experimento criticaban a los alumnos diciendo que eran tan estúpidos que les estaba bien empleado. Al pensar que la víctima se lo merece, estas personas se sienten mejor, pudiendo reducir la ansiedad ocasionada por el conflicto entre sus deseos de no hacer daño a nadie y su obediencia. Por otro lado, la tendencia a culpar a la víctima aparece en numerosos contextos sociales como una forma de protegerse y que está basada en la creencia en un mundo justo, donde cada cual recibe lo que merece, sea bueno o malo. De esta forma, pueden pensar que a ellos, que son buenas personas, no les pasará nada realmente malo. Si, por el contrario, el mundo que nos rodea es considerado un lugar injusto, a cualquier persona puede sucederle algo terrible, haga lo que haga, con escasas probabilidades de controlarlo. De ahí que haya tanta gente que, erróneamente, quiere creer en ese hipotético mundo donde cada cual obtiene siempre lo que merece. Y si resulta que nosotros, que somos personas buenas y decentes viviendo en un mundo justo, le hemos dado una descarga de 450 voltios a una persona, fue probablemente porque se lo merecía. Una vez que el maestro, mediante este mecanismo psicológico defensivo, ha llegado a infravalorar al alumno, éste ha pasado de ser una víctima inocente a convertirse en alguien que merece el maltrato. <br/> Si volvemos de nuevo al régimen nazi, nos encontramos con una estructura marcadamente jerárquica donde predomina la norma de la obediencia por encima de todas, eliminando la responsabilidad del sujeto en sus propios actos. Los uniformes que todos vestían y que lograban que todos parecieran iguales contribuía a que no se viesen como individuos autónomos e independientes, disminuyendo así la percepción de sí mismos; aspectos necesarios, como hemos visto, para que una persona se considere responsable de sus actos. El malestar psicológico que podría aparecer al principio y su tendencia a reducirlo, el castigo a la desobediencia (junto con la exaltación de la obediencia y la fidelidad al régimen) y el racismo que se respiraba en Alemania ya antes de la llegada de los nazis al poder, logró que un gran número de personas inocentes fueran consideradas como seres cada vez más despreciables y merecedores de tantas atrocidades. <br/> Del mismo modo, los experimentos de Milgram pueden ayudarnos a entender la masacre de My Lai, ordenada por mandos norteamericanos durante la guerra del Vietnam, o las torturas y desapariciones durante la dictadura chilena. E incluso una excesiva obediencia a la autoridad podría llevar a errores médicos, debido a que los enfermeros pueden hacer algo que saben que perjudicará a un paciente simplemente porque el médico se lo ha ordenado. Algo semejante puede suceder también en un avión. En ambas situaciones es muy difícil, tanto para el enfermero como para el miembro de la tripulación, convencer a su superior de que está en un error, y la persona que sustenta la autoridad no suele permitir que sus órdenes sean cuestionadas. Según una revisión de los datos realizada en Estados Unidos, un 25 % de los accidentes de avión pueden deberse a una obediencia excesiva. <br/> Pero la obediencia ciega no nos lleva sólo a aumentar la probabilidad de cometer atrocidades o poner en peligro nuestras vidas, como bien pudo demostrar la American Psychological Association en una exposición sobre la investigación en psicología. En la parte de la exposición dedicada a Milgram, se realizó una “demostración” del poder de la obediencia. El aparato en el que el experimentador sentaba a sus cómplices se encontraba situado al final de un largo pasillo cuyo suelo constaba de baldosas blancas y negras alternantes. Grandes letreros advertían a los visitantes: “Por favor, caminen sobre las baldosas negras EXCLUSIVAMENTE”, sin darles ningún tipo de explicación hasta que llegaban al final del pasillo. El 90 % de los visitantes obedeció y recorrió todo el pasillo caminado sólo sobre las baldosas negras.</p>¿Cuál es el valor de cada individuo? (En las democracias reales)tag:clubpositivo.ning.com,2017-11-20:6151086:BlogPost:406012017-11-20T16:16:00.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p>El primero de los ideales de la democracia es la dignidad y valor de cada ciudadano. El gobierno del pueblo por el pueblo, no puede supervivir sin que los pueblos tengan educación y responsabilidad individual. <br></br> La democracia verdadera debe estar dedicada a la educación. Otras formas de gobierno hacen de la educación una herramienta que pone a los individuos al servicio del gobierno, pero la democracia educa para la participación en el gobierno. <br></br> Pero, ¿cual debe ser el objeto de la…</p>
<p>El primero de los ideales de la democracia es la dignidad y valor de cada ciudadano. El gobierno del pueblo por el pueblo, no puede supervivir sin que los pueblos tengan educación y responsabilidad individual. <br/> La democracia verdadera debe estar dedicada a la educación. Otras formas de gobierno hacen de la educación una herramienta que pone a los individuos al servicio del gobierno, pero la democracia educa para la participación en el gobierno. <br/> Pero, ¿cual debe ser el objeto de la educación? Una cita de Samuel Johnson dice: integridad sin conocimiento es débil e inútil. Conocimiento sin integridad es peligroso y temible. Muchas veces cuando es analizada la educación como propósito, como un fin en sí misma, debemos preguntarnos cuál es el propósito de la educación, razonar introspectivamente hacia donde debe llevarnos. Ciertamente es para aumentar el conocimiento y la habilidad de las persones, además de la competencia y la comprensión, pero una buena educación debe ensanchar el buen carácter y la integridad. Cualquier cosa sin fuerza de carácter es peligrosa, incluso la educación. La instrucción o educación no reemplaza la moralidad, y al educar y orientar a la juventud se deben agregar elementos morales, éticos y espirituales para que exista fuerza de carácter y el debido equilibrio en sus vidas. Debemos recordar que el hombre puede obrar espiritualmente o no. Cuando no obra espiritualmente, dispone su conducta con referencia a sus intereses individuales o los del grupo, pero contando con todo el mundo objetivado, ampliamente extendido en el tiempo y en el espacio, eligiendo y decidiendo en vista de este panorama, cuya magnitud depende de la ilustración y la inteligencia del sujeto. Cuando el hombre obra espiritualmente, su acción también se regula según normas e intereses objetivos, pero supedita sus propios motivos personales a los de índole universal. En el primer caso el hombre se ha independizado de los mecanismos articulados del instinto y de la opresión de la circunstancia inmediata, si bien su conducta se gobierna según el provecho del individuo de su grupo. <br/> En el segundo caso su emancipación es mucho mayor y llega al límite, pues se ha librado también de su propia realidad singular, del mandato de sus intereses concretos, de sus gustos y necesidades como individuo particular para conducirse, según normas y valores universales, como persona. <br/> El verdadero propósito de la educación en democracia debe ser: hacer integro al hombre en cuanto a competencia, así como en cuanto a conciencia, porque si se crea el poder de competencia sin la orientación correspondiente para gobernar el uso de ese poder, se estará pervirtiendo la educación. <br/> Por otra parte la competencia se desintegrará si no va acompañada de la conciencia. Separar el elemento ético de la educación es preparar un porvenir aterrador para una nación. <br/> Por otra parte vivimos una cultura dinámica cuya característica es la gran movilidad de sus verdades. La estática tenía verdades halladas. La actitud en una cultura dinámica es la de seguir descubriendo siempre, aún a costa de invalidar el saber descubierto recién ayer. <br/> Pero anteriormente los hallazgos de la cultura y el saber podían ser evaluados como estables y definitivos. Tanto así era que aun los contenidos comparativamente variables eran enseñados de modo estricto. ¡Cuántos de nosotros hemos aprendido de memoria el número de habitantes (que es mudable) de un país, o la cantidad de ganado vacuno o el monto de petróleo extraído por año!<br/> La cultura era estacionaria o invariable, podríamos decir que tiene sentido hasta el siglo pasado. En nuestros días, diez años equivalen a un siglo de otros tiempos. ¿De qué podría servir, sino obstaculizar, el aprender de memoria una enorme cantidad de datos que se modifican a diario y que por otra parte se consiguen en cualquier guía o libro de consulta?<br/> Si el hombre es pensado como conducta, como actividad inteligente y no como depósito, es mucho más importante que posea la capacidad o habilidad para descubrir o saber hallar los datos que necesita. Que pueda realizar una evaluación básica de la realidad, que esgrima los principios y no los detalles versátiles, que sea capaz de crearse un cuadro o esquema interpretador de cualquier realidad que enfrente, que tenga capacidad para comprender la realidad y no solamente repetir lo que otros dicen, que esté capacitado, en suma, para su propia y permanente actualización. (Dewey distinguió entre educación como reproducción y como nutrición. Sobre esta última debe poner el centro la educación de nuestros tiempos)<br/> En épocas de cultura más estática y con escasez de libros estos tenían un valor casi venerable. El profesor era generalmente profesor lector de un libro. (El término “lección” que proviene de “lectura” nos está diciendo algo al respecto). En nuestro tiempo no se da ni la estaticidad ni la insuficiencia de libros. Siendo la situación distinta, un concepto diferente de educación tiende a imponerse.<br/> Como el libro era escaso, era natural que muchos que no lo podían poseer, lo tuvieran de otro modo: lo supieran de memoria (así habitualmente eran citados los textos arcaicos o la Biblia)<br/> ¿Cómo podría hoy aprenderse de memoria información que declina en menos tiempo que dura un ciclo de estudios?<br/> Hoy importa más la capacidad para seguir aprendiendo y para actualizar lo aprendido (y hasta para olvidar lo innecesariamente endurecido en la memoria). Aunque en las citas siguientes Whitehead se refiere más a la educación universitaria, está con todo describiendo las exigencias de la educación en general en una sociedad contemporánea: “La instrucción verdaderamente útil proporciona comprensión de unos pocos principios generales que se apoyan de manera firme en su aplicación a una variedad de detalles concretos. En la práctica subsiguiente, los hombres habrán olvidado nuestros detalles particulares, pero recordarán, por un sentido común inconsciente, cómo aplicar los principios a las circunstancias inmediatas. El aprendizaje es inútil hasta que se hayan perdido los libros de texto, quemado las notas tomadas y olvidado las minucias que se aprendieron de memoria para los exámenes. Aquello que, en calidad de detalles, se necesite continuamente, permanecerá fijo en la memoria como hecho evidente, como el sol y la luna; y lo que sólo casualmente se necesite, se podrá buscarlo en cualquier obra de consulta. La función de la Universidad es capacitar al alumno para deshacerse de los detalles en beneficio de los principios. Cuando hablo de principios, no me refiero siquiera a formulaciones verbales. Un principio del que estamos totalmente empapados es más un hábito mental que una afirmación formal. Se convierte en la manera en que reacciona la mente al estímulo apropiado en forma de circunstancias ilustrativas. Nadie da rodeos si tiene presentes sus conocimientos en forma clara y consciente. La cultura mental no es más que la manera satisfactoria en que debe funcionar la mente cuando su actividad es estimulada. A menudo se habla del aprendizaje como si estuviéramos vigilando las páginas abiertas de todos los libros que hemos leído, y entonces, cuando se presenta la ocasión, elegimos la página pertinente para leer en voz alta al universo”.<br/> “Me ha impresionado mucho la parálisis del pensamiento inducida en los alumnos por la acumulación sin objeto de conocimientos precisos, inertes e inútiles. El principal propósito de un profesor universitario debe ser mostrarse en su verdadero carácter, esto es, como un hombre ignorante que piensa, que utiliza activamente esa pequeña porción de conocimientos. En cierto sentido, el conocimiento disminuye a medida que aumenta la sabiduría, puesto que los detalles son absorbidos por los principios. Los detalles de conocimiento que sean importantes, se aprenderán ad hoc en cada circunstancia de la vida, por el hábito de la utilización activa de principios bien comprendidos es la posesión final de la sabiduría”. En estas líneas de Whitehead, aunque se refiera especialmente a la educación universitaria, quedan patentes las diferencias entre una educación para la memoria y los datos, y una educación que es actividad inteligente y búsqueda de habilidades para seguir aprendiendo y para disponer funcionalmente de la información, o concebir la nueva verdad si es necesario.<br/> La consideración de los conocimientos como fijos determina también la escisión entre niño y adulto. Habitualmente enlazamos escolaridad y aprendizaje, con la niñez. (Esto ya lo ha observado Mannheim). Porque el adulto (o crecido) era precisamente el que no tenía que ir a la escuela, el que había recibido esa cuota básica de conocimientos, esa dosis fundamental y definitiva de verdades con las que ya podía quedarse tranquilo. Ser adulto era no tener que estudiar más. No se veía razón para seguir aprendiendo. Pero ello que era válido para una cultura estática no lo es más en nuestro tiempo. (De ahí que haya cobrado tanta importancia la denominada Educación Continua) <br/> En la concepción tradicional, el fin era sólo conocido por el educador. El alumno no tenía idea de hacia dónde se dirigía, ni de lo que le iría a enseñar mañana ni para qué le enseñaban lo que le estaban enseñando hoy. Si a algún alumno se le ocurría preguntar: ¿para qué estudio esto?, se le respondía tranquilamente que por ahora lo aprendiera y que más adelante iba a saber por qué. Con lo que claramente se estaba señalando la escisión entre fin y medios. El fin era externo a la actividad escolar. <br/> Dentro de la concepción moderna, el fin es interno, inmanente a la actividad escolar. El alumno debe comprender el sentido y la finalidad de lo que hace, en el momento que lo hace. <br/> Educación significa, ante todo, el sistema de acciones regladas que permite la “humanización” y “socialización” del individuo dentro de un grupo social, adquiriendo información sobre el mundo y hábitos de convivencia y de autocontrol, de modo que pueda proponerse fines personales y modos de lograrlos. Supone, por lo mismo, un proceso de formación personal y autorrealización. <br/> Esta es nuestra tarea en la democracia, que debe desde hoy ser nuestra responsabilidad.</p>
<p> Nelson Astegher</p>Ramanujan el genio misteriosotag:clubpositivo.ning.com,2017-10-17:6151086:BlogPost:404022017-10-17T22:42:13.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043096?profile=original" target="_self"><img class="align-left" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043096?profile=RESIZE_1024x1024" width="750"></img></a></p>
<p>Un día, a principios del año 1887, un brahmán de la provincia de Madras se dirige al templo de la diosa Namagiri. El brahmán ha casado a su hija hace ya muchos meses, y el hogar de los esposos es estéril. ¡Que la diosa Namagiri les dé la fecundidad! Namagiri escucha la plegaria. El 22 de diciembre nace un niño, al que se pone el nombre de Srinivasa Ramanuján Alyangar.…</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043096?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043096?profile=RESIZE_1024x1024" width="750" class="align-left"/></a></p>
<p>Un día, a principios del año 1887, un brahmán de la provincia de Madras se dirige al templo de la diosa Namagiri. El brahmán ha casado a su hija hace ya muchos meses, y el hogar de los esposos es estéril. ¡Que la diosa Namagiri les dé la fecundidad! Namagiri escucha la plegaria. El 22 de diciembre nace un niño, al que se pone el nombre de Srinivasa Ramanuján Alyangar. La víspera se había aparecido la diosa a la madre, para anunciarle que su hijo sería extraordinario.<br/> A los cinco años, ingresa en la escuela. Desde el pri¬mer momento, su inteligencia asombra a todos. Parece saber ya lo que le enseñan. Se le concede una beca para el liceo de Kumbakonán, donde es la admiración de sus condiscípulos y profesores. Tiene quince años. Uno de sus amigos hace que la biblioteca local le preste una obra titulada A Synopsis of Elementary Results in Pure and Applied Mathematics. Esta obra, publicada en dos volúmenes, es un recordatorio redactado por George Schoobridge, profesor de Cambridge. Contiene resúme¬nes y enunciados sin demostración de unos 6.000 teo¬remas. El efecto que produce en el espíritu del joven hindú es fantástico. El cerebro de Ramanuján se pone bruscamente a funcionar de un modo totalmente in¬comprensible para nosotros. Demuestra todas las fór¬mulas. Después de haber agotado la geometría, ataca el álgebra. Ramanuján contará más tarde que la diosa Na¬magiri se le había aparecido para explicarle los cálculos más difíciles. A los dieciséis años, fracasa en los exáme¬nes, porque su inglés sigue siendo defectuoso y le es re¬tirada la beca. Prosigue solo, sin documentos, sus in¬vestigaciones matemáticas. Por lo pronto, adquiere todos los conocimientos alcanzados en este terreno hasta 1880. Ya puede prescindir de la obra del profesor Schoobridge. Y aún va más allá. Por sí solo, acaba de reproducir, para rebasarlo después, todo el esfuerzo matemático de la civilización, partiendo de un recorda¬torio, por lo demás incompleto. La historia del pensa¬miento humano no conoce otro ejemplo semejante. El propio Galois no había trabajado solo. Estudió en la Escuela Politécnica, que era en su época el mejor centro matemático del mundo. Podía consultar millares de obras. Estaba en contacto con sabios de primer orden. En ninguna ocasión se ha elevado tanto el espíritu hu¬mano con tan poco apoyo.<br/> En 1909, después de años de trabajo solitario y de miseria, Ramanuján se casa. Busca un empleo. Le recomiendan a un preceptor local, Ramachandra Rao, ilus¬tre enamorado de las matemáticas. Éste nos ha dejado el relato de su encuentro.<br/> «Un hombrecillo desaseado, sin afeitar, con unos ojos como jamás he visto otros, entró en mi cuarto, con una gastada libreta de notas bajo el brazo. Me habló de descubrimientos maravillosos que rebasaban infinitamente mi saber. Le pregunté qué podía hacer por él. Me dijo que sólo quería lo justo para comer, a fin de poder proseguir sus investigaciones.»<br/> Ramachandra Rao le pasa una pequeña pensión. Pero Ramanuján es demasiado orgulloso. Por fin le en¬cuentra un empleo: un puesto mediocre de contable, en el puerto de Madras.<br/> En 1913, le convencen de que entable correspon¬dencia con el gran matemático inglés G. H. Hardy, a la sazón profesor de Cambridge. Le escribe y le envía por el mismo correo ciento veinte teoremas de geometría que acaba de demostrar. Hardy debía escribir sobre ello:<br/> «Estas notas podían haber sido escritas únicamente por un matemático del mayor calibre. Ningún ladrón de ideas, ningún farsante, por genial que fuese, podía haber captado abstracciones tan elevadas.» Propone in¬mediatamente a Ramanuján que se traslade a Cambrid¬ge. Pero su madre se opone por motivos religiosos. De nuevo la diosa Namagiri se encarga de resolver la difi¬cultad. Se aparece a la vieja dama para convencerla de que su hijo puede ir a Europa sin peligro para su alma, y le muestra, en sueños, a Ramanuján sentado en el gran anfiteatro de Cambridge entre ingleses que le ad¬miran.<br/> A finales del año 1913, se embarca el hindú. Traba¬jará durante cinco años e imprimirá un avance prodi¬gioso a las matemáticas. Es elegido miembro de la So¬ciedad Real de Ciencias y nombrado profesor de Cambridge, en el colegio de la Trinidad. En 1918 cae enfermo. Tuberculosis. Regresa a la India, para morir allí, a los treinta y dos años.<br/> Dejó un recuerdo extraordinario en todos cuantos le conocieron. Sólo vivía para los números. Hardy fue a visitarle al hospital y le dijo que había tomado un taxi. Ramanuján le preguntó el número del coche: 1.729 « ¡Qué hermoso número! —exclamó—. ¡Es el más pe¬queño que es dos veces la suma de dos cubos!» En efec¬to, 1.729 es igual a 10 elevado al cubo más 9 elevado al cubo, y es también igual a 12 elevado al cubo más uno elevado al cubo. Hardy necesitó seis meses para de¬mostrarlo, y el mismo problema no ha sido aún resuel¬to para la cuarta potencia.<br/> La historia de Ramanuján es increíble para cual¬quiera. Y, sin embargo, es rigurosamente cierta. No es posible expresar en términos sencillos la naturaleza de los descubrimientos de Ramanuján. Versan sobre los misterios más abstractos de la noción del número, y particularmente de los «números primos».<br/> Poco se sabe de lo que, fuera de las matemáticas, despertaba el interés de Ramanuján. Se preocupaba poco de arte y de literatura. Pero le apasionaba todo lo extraño. En Cambridge se había montado una pequeña biblioteca y un fichero sobre toda suerte de fenómenos desconcertantes para la razón.</p>
<p><strong> Nelson Astegher</strong></p>Cuidado, una advertencia para educar en el siglo XXltag:clubpositivo.ning.com,2017-09-20:6151086:BlogPost:397042017-09-20T21:24:01.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042540?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="249" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042540?profile=RESIZE_1024x1024" width="444"></img></a></p>
<p>Un estudio reciente muestra que para el 79% de los niños latinoamericanos, entre 8-12 años, la escuela significa divertirse, ser feliz, en cuanto a la escuela, al 38% le gustaría faltar cuando quisiera, el 24% desearía cambiar de autoridades y el 23% propone que haya menos diferencias.<br></br> Este desinterés por la experiencia escolar entre los estudiantes secundarios,…</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042540?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042540?profile=RESIZE_1024x1024" width="444" class="align-left" height="249"/></a></p>
<p>Un estudio reciente muestra que para el 79% de los niños latinoamericanos, entre 8-12 años, la escuela significa divertirse, ser feliz, en cuanto a la escuela, al 38% le gustaría faltar cuando quisiera, el 24% desearía cambiar de autoridades y el 23% propone que haya menos diferencias.<br/> Este desinterés por la experiencia escolar entre los estudiantes secundarios, queda demostrado por una investigación que concluye que el 86% de ellos dejaría el colegio si se lo dieran a elegir, y en no pocos casos lo harían con aprobación de sus padres. Al 41% lo que más le interesa del colegio es estar con sus amigos. Al 13%, conocer chicos y chicas, al 12% divertirse, al 33% aprender y al 36% estudiar las materias que le gustan. La escasa seriedad con que se encara el estudio queda también demostrado en un estudio realizado con alumnos secundarios que repetían el año. Se comprobó que el 73% no estudiaba más de cuatro horas semanales, el 37% dedicaba escaso tiempo al estudio porque los contenidos no les despertaban entusiasmo. El 36% proveniente de un nivel económico alto manifestó no tener interés en el estudio. El 69% de los restantes que repetían se fue de vacaciones en el verano anterior a la fecha que tenía que rendir su turno, con un promedio de por lo menos 5 materias.<br/> Te presento esto porque es el panorama de la educación que debes ayudar a cambiar. Ahora preguntémonos, ¿por qué pasa esto?<br/> Resulta indudable que en la actualidad los niños y los jóvenes están expuestos a una realidad familiar, a la que le cuesta advertir los signos de la declamada importancia que dice darle a la educación y al conocimiento. Este contexto ejerce una poderosa influencia en la formación de los jóvenes.<br/> Con el olfato entrenado para detectar la hipocresía, los jóvenes leen con gran agudeza las señales que les envía el mundo en el cual deberán vivir. Siguen con gran dedicación las enseñanzas de sus maestros en ese mundo, cuyos pedagogos son: la televisión, la publicidad, el cine, el deporte, la música popular, la política y todo lo que entra en los espacios de celebridad que ellos definen.<br/> Lo que los chicos saben es que los mayores les enseñamos con el ejemplo. No hacen lo que les decimos sino lo que hacemos. Los más inteligentes son los primeros en aprender que resulta mucho más importante seguir lo que la sociedad enseña implícitamente con sus acciones y a través de sus estructuras de recompensa que lo que predica la escuela en lecciones y discursos sobre el recto comportamiento. La escuela, que puede y debe ejercer una función de liderismo, está condenada a perder frente a una sociedad, que a cada paso la desautoriza. Si la sociedad deshace prolijamente lo que pretende que la escuela construya, no puede esperar que la educación represente una gran diferencia.<br/> Nuestra sociedad, que honra la ambición descontrolada, celebra el materialismo, recompensa la codicia, justifica la corrupción, cultiva la superficialidad, desprecia el intelecto, y ama el poder adquisitivo, pretende luego dirigirse a los jóvenes para convencerlos, con la palabra, de la fuerza de conocimiento, de las bondades de la cultura y de la supremacía del espíritu. Los jóvenes entran en el juego. Pero se dan cuenta que si realmente valoráramos a los maestros, les pagaríamos lo que pagamos a quien repara nuestro televisor, al plomero, a los corredores de bolsa o al personal de servicio.<br/> Si apreciáramos los libros, leeríamos más e invertiríamos nuestro dinero en una biblioteca antes que en autos, electrodomésticos o excursiones.<br/> Por ejemplo, en una encuesta en Argentina se establece que los mayores de 50 años son quienes menos leen, poco más de la mitad no ha leído un libro en los últimos dos años. Como es de esperar, la lectura de libros aumenta a medida que se eleva el nivel educativo de la persona.<br/> Ahora ten en cuenta que la escuela en la llave del futuro de nuestra civilización. Su papel debe ser una contribución a crear conciencia lingüística, conciencia histórica y fundamentalmente conciencia moral, ejercitando todos los valores. Éstas son tres formas también de la conciencia de uno mismo, que son inseparables de la conciencia del otro y constituyen en la unicidad, el objetivo de la escuela del mañana.<br/> Debemos tener la fe y el coraje de depositar en la escuela el germen de una educación que se oponga al utilitarismo dominante de nuestra época. Sólo de esta manera las futuras generaciones podrán reaccionar con una crítica objetiva a la maquinaria gigantesca del conformismo cultural.<br/> Entonces ¿que se espera de la escuela con ayuda del facilitador y el programa de la Red Opciones?<br/> 1. Se espera que constituya una importante experiencia socializadora para los niños y los jóvenes, conformándolos de acuerdo con las normas y las convenciones de la sociedad adulta.<br/> 2. Se espera que se les enseñe formas particulares de conocimiento, capaz de generar en ellos una visión racional y realista del mundo, que garantice la correspondencia de su pensamiento con lo que es real y verdadero en el mundo.<br/> 3. Se espera que se contribuya a desarrollar el potencial singular que encierra cada joven.<br/> El conocimiento que poseen los facilitadores y lo que sean capaces de hacer constituyen la influencia más poderosa en la que los estudiantes, aprendan a pensar. El reclutamiento, la formación y el mantenimiento de los buenos facilitadores dentro del sistema, es la estrategia fundamental para hacer una reingeniería de la educación y aportar elementos que ayuden a formar líderes creíbles del futuro. Los estudiantes tienen derecho a maestros y facilitadores que comprendan sus necesidades y cuenten con las habilidades necesarias para que el aprendizaje adquiera vida. Recuerda que los niños son el mensaje viviente que enviamos hacia un tiempo que no hemos de ver.<br/> Nelson Astegher</p>¿Qué significa la vida para ti?tag:clubpositivo.ning.com,2017-08-10:6151086:BlogPost:393092017-08-10T22:00:00.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p> Quizá tú hayas pensado que nada importa en</p>
<p><img class="align-left" height="247" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042289?profile=RESIZE_1024x1024" width="378"></img> realidad, porque en doscientos años todos estaremos muertos. Éste es un pensamiento peculiar, pues no queda claro por qué el hecho de que todos estaremos muertos dentro de doscientos años debería implicar que realmente no importa nada de lo que hacemos ahora. La idea parece ser que estamos en una especie de competencia…</p>
<p> Quizá tú hayas pensado que nada importa en</p>
<p><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042289?profile=RESIZE_1024x1024" width="378" class="align-left" height="247"/>realidad, porque en doscientos años todos estaremos muertos. Éste es un pensamiento peculiar, pues no queda claro por qué el hecho de que todos estaremos muertos dentro de doscientos años debería implicar que realmente no importa nada de lo que hacemos ahora. La idea parece ser que estamos en una especie de competencia incesante, luchando por lograr nuestros objetivos y hacer algo de nuestra vida, pero esto sólo tiene sentido si esos logros llegan a ser permanentes; mas no lo serán. Aunque escribas una gran obra literaria que se siga leyendo dentro de miles de años, finalmente el sistema solar se enfriará o el universo se desintegrará, con lo que se desvanecerá todo rastro de tus esfuerzos. De cualquier modo, no podemos esperar ni una fracción de este tipo de inmortalidad. Si lo que hacemos tiene algún sentido, debemos encontrarlo dentro de nuestra vida. ¿Por qué hay dificultad en ello? Tú puedes explicar el sentido de la mayor parte de las cosas que haces. Trabajas para ganar dinero y sostenerte, y acaso también a tu familia. Comes porque tienes hambre, duermes porque estás cansado, das un paseo o visitas a un amigo porque se te apetece, lees el periódico para enterarte de lo que pasa en el mundo. Si no hicieras ninguna de estas cosas, te sentirías muy mal, así que, ¿cuál es el problema? </p>
<p>El problema es que, si bien hay justificaciones y explicaciones para casi todas las cosas, grandes y pequeñas, que hacemos dentro de la vida, ninguna de estas explicaciones aclara el sentido de tu vida como un todo; conjunto del que todas estas actividades, éxitos y fracasos, luchas y decepciones son parte. Si piensas en el todo, no parece tener sentido en absoluto. Viéndolo desde fuera, no importaría si nunca hubieras existido; y cuando dejes de existir, no importará que hayas existido. Por supuesto, tu existencia le importa a otras personas (tus parientes y otros que se preocupan por ti), pero, tomadas en conjunto, sus vidas tampoco tienen sentido, así que finalmente no importa que tú les importes. <br/> Les importas a ellos y ellos te importan a ti, y eso puede dar a tu vida un sentido de importancia, pero se están lavando la ropa mutuamente, por así decirlo. Dado que cualquier persona existe, tiene necesidades y preocupaciones que hacen que ciertas cosas y gente dentro de su vida le importen; pero el todo no importa. Más, ¿importa que no importe? Tú podrías decir: "¿Y qué? Basta con que importe si llego a la estación antes de que salga mi tren, o si me acordé de alimentar al gato. No necesito más para vivir". <br/> Respuesta perfecta; pero sólo funciona si realmente puedes abstenerte de poner los ojos más alto, y preguntarte qué significa todo. Pues una vez que lo hagas, se abre a la posibilidad de que tu vida te resulte irrelevante. El pensamiento de que estarás muerto en doscientos años es una manera de ver tu vida enmarcada en el contexto más amplio, de modo que el sentido de las pequeñas cosas que la componen no parece bastar, parece dejar sin respuesta una pregunta mayor. ¿Y si tu vida como un todo tuviera sentido en relación con algo más grande? ¿Después de todo no sería irrelevante? Hay varios sentidos en que tu vida podría tener un significado mayor. Podrías ser parte de un movimiento político o social que mejorara el mundo, para beneficio de generaciones futuras; o simplemente podrías proporcionar una buena vida a tus hijos y a los hijos de tus hijos; o podrías pensar que tu vida tiene significado en un contexto religioso, de modo que tu tiempo en la Tierra fue sólo preparación para una eternidad en contacto directo con Dios. <br/> Sobre los tipos de sentido que dependen de relaciones con otra gente, incluso gente distante en el futuro, ya indiqué cuál es el problema. Si nuestra vida tiene sentido como parte de algo mayor, ¿todavía es posible preguntar cuál es el significado de ese algo? O hay una respuesta en términos de algo aún mayor, o no la hay. Si la hay, simplemente repetimos la pregunta. <br/> Si no, nuestra búsqueda de sentido termina con algo que no tiene sentido; pero si esa falta de sentido es aceptable para el algo mayor del que nuestra vida es parte, ¿por qué no había ya de serlo pa¬ra nuestra vida tomada como un todo? ¿Por qué no está bien que tu vida carezca de sentido? Y si no es aceptable aquí, ¿por qué habría de serlo en el contexto mayor? ¿Por qué no tenemos que seguir preguntando: "Cuál es el sentido de todo eso?" (La historia humana, la sucesión de las generaciones, o lo que sea). Apelar a un significado religioso de la vida es un poco diferente. <br/> Si crees que el sentido de tu vida viene de cumplir el propósito de Dios, que te ama, y verlo en la eternidad, no parece apropiado preguntar: "¿Y eso qué sentido tiene?" Suponemos que es algo que constituye su propio sentido, y no puede tener un propósito fuera de sí mismo; pero por esta misma razón suscita sus propios problemas. La idea de Dios parece ser la idea de algo que explica todo lo demás, sin tener que ser explicado; pero es muy difícil entender cómo podría haber algo así. Si planteamos la pregunta: "¿Por qué es así el mundo?", y recibimos una respuesta religiosa, ¿qué puede impedirnos preguntar de nuevo: "Y eso por qué es cierto"? <br/> ¿Qué tipo de respuesta detendría todos nuestros "¿Por qué?" de una vez por todas? Y si pueden detenerse ahí, ¿por qué no pueden detenerse antes? Parece surgir el mismo problema si se propone a Dios y sus designios como explicación suprema del valor y significado de nuestra vida. Se supone que la idea de que nuestra vida cumple el propósito de Dios le da sentido de un modo que no requiere ni admite otro. No se supone que preguntemos "¿Cuál es el sentido de Dios?", como tampoco "¿Cuál es la explicación de Dios?" <br/> Pero aquí mi problema, al igual que con el papel de Dios como explicación suprema, es que no estoy seguro de comprender la idea. ¿Realmente puede haber algo que dé sentido a todo lo demás, abarcándolo, pero que en sí no puede tener ni necesitar sentido? ¿Algo cuyo sentido no puede ser cuestionado desde el exterior, porque no hay "exterior"? Si se supone que Dios da a nuestra vida un significado que no podemos entender, no es mucho consuelo. Dios como justificación suprema, al igual que Dios como explicación suprema, puede ser una respuesta incomprensible a una pregunta de la que no podemos librarnos. Por otra parte, acaso ésa sea la lección. Tal vez la creencia en Dios sea la creencia de que el universo es inteligible, pero no para nosotros. Dejando de lado ese aspecto, regresemos a las dimensiones menores de la vida humana. Aunque la vida como un todo carezca de sentido, quizá no sea motivo para preocuparse. Tal vez podamos reconocerlo y continuar como antes. El secreto es mantener tus ojos en lo que tienes delante y dejar que las justificaciones terminen dentro de tu vida y la de la gente con la que te relacionas. <br/> Si alguna vez te preguntas "¿Cuál es el sentido de estar vivo (de llevar en particular la vida de estudiante, cantinero o cualquiera que sea tu ocupación)?", contestarás: "Ninguno. No importaría si yo no existiera, ni si nada me importara; pero algunas cosas me importan. Eso es todo". Cierta gente halla muy satisfactoria esta actitud. A otros les deprime, aunque les es inevitable. Parte del problema es que algunos tenemos la tendencia incurable de tomarnos en serio a nosotros mismos. <br/> Queremos importarnos a nosotros mismos "desde fuera". Si nuestras vidas como un todo parecen sin sentido, entonces una parte de nosotros está insatisfecha: la parte que siempre mira sobre nuestro hombro lo que hacemos. <br/> Muchos esfuerzos humanos, particularmente aquellos al servicio de ambiciones serias, más allá de la simple comodidad y supervivencia, obtienen su energía de un sentido de importancia, un sentido de que lo que haces no es importante sólo para ti, sino importante en un grado mayor: importante, punto. Si pasamos esto por alto, nuestras embarcaciones se verían amenazadas por falta de viento. <br/> Si la vida no es real, si no es importante, si el sepulcro es su fin, quizá es ridículo tomarnos tan en serio a nosotros mismos. Por otra parte, si no podemos ayudarnos a tomarnos en serio, quizá debamos conformarnos con ser simplemente ridículos. Quizá la vida sea no sólo intrascendente, sino irrazonable. ¿O acaso no lo es y está regida por una inteligencia infinitamente superior a la del hombre, una inteligencia mucho más elevada sobre todo lo que existe y que intentamos comprender? La respuesta, lector debe provenir de ti.<br/> Inspirado en la filosofía de Thomas Nagel</p>¿Sabes que es el efecto Lucifer?tag:clubpositivo.ning.com,2017-07-30:6151086:BlogPost:393032017-07-30T20:54:52.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><strong><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043106?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="180" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043106?profile=RESIZE_1024x1024" width="320"></img></a></strong></p>
<p><strong>MÉXICO, noviembre 9</strong> (EL UNIVERSAL).- El aumento de violencia y las condiciones de hartazgo social, de las fallas del sistema, promueven el surgimiento de justicieros anónimos. Se trata del efecto Lucifer, personas que toman la ley en sus manos y asesinan delincuentes. Son producto de una “desesperanza aprendida”, porque el gobierno no…</p>
<p><strong><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043106?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043106?profile=RESIZE_1024x1024" width="320" class="align-left" height="180"/></a></strong></p>
<p><strong>MÉXICO, noviembre 9</strong> (EL UNIVERSAL).- El aumento de violencia y las condiciones de hartazgo social, de las fallas del sistema, promueven el surgimiento de justicieros anónimos. Se trata del efecto Lucifer, personas que toman la ley en sus manos y asesinan delincuentes. Son producto de una “desesperanza aprendida”, porque el gobierno no proporciona seguridad y calidad de vida, aseguró Feggy Ostrosky, directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la UNAM<br/> La investigadora comentó que el caso de la persona que mató a cuatro probables delincuentes en la carretera México-Toluca el pasado 31 de octubre es resultado del factor de hartazgo social y la desesperanza.<br/> “La gente que toma la justicia por propia mano, como el justiciero, o pueblos enteros que toman la ley en sus manos, son resultado de lo que en sicología se llama desesperanza aprendida porque el gobierno no nos está proporcionando seguridad, no nos está proporcionando calidad de vida y vemos que no hay otra salida”, comentó la sicóloga.<br/> El perfil del justiciero anónimo de La Marquesa es de un hombre, probablemente policía en activo, que “se siente salvador”.<br/> "Se caracteriza como Robín Hood que dice ‘yo voy a tomar la ley en mis manos’ para poder defenderme a mí y a los que están alrededor. Estas personas sienten que les están haciendo daño y se ven como salvadores”.<br/> Para describir las condiciones por las que atraviesa una persona que elige matar a quien considera su agresor, Ostrosky cita al sicólogo social Philip Zimbardo y su investigación sobre el efecto Lucifer.<br/> “Es en lo malo que nos podemos convertir, tendemos a abusar del poder, lo usamos para maltratar a los demás, a lo mejor para sentir que salvamos a los demás. En la Segunda Guerra Mundial pasó; mataban de hambre a la gente y ahora lo vemos con lo que pasa con nuestros migrantes que son hostilizados y agredidos por los connacionales cuando sólo buscan una forma de vida”, dijo Ostrosky.<br/> La investigación de Zimbardo asegura que las personas, al momento de tomar una decisión, son influidas por los límites de su personalidad, la situación y el sistema.<br/> Basado en experimentos donde colocó a estudiantes en diferentes posiciones de poder, el sicólogo afirma que lo que induce a una persona buena a obrar mal es la desindividualización, la pasividad frente a las amenazas, la obediencia a la autoridad, la racionalización y la deshumanización.<br/> Zimbardo asegura en su libro El Efecto Lucifer que las personas buenas no se convierten en malas de un día para otro porque es un proceso gradual. Ante esto la doctora Ostrosky señala que los justicieros anónimos son producto de fallas en el sistema.<br/> “Está pasando que las fuerzas sociales están obligando a los individuos porque el gobierno no está cumpliendo. Hace cárceles y mete más gente y todos sabemos que hay que hacer programas de prevención de violencia y que esos programas empiecen temprano para que la gente pueda sentirse protegida.<br/> “La violencia no es producto de la pobreza, es producto de la mala distribución del ingreso”, asegura. Destacó que las personas que deciden hacer justicia por mano propia se sienten atacadas y creen que deben defenderse.<br/> “Es lo que pasó en el autobús, él [justiciero anónimo] también se sintió agredido”.<br/> Ostrosky asegura que el perfil del justiciero del autobús es de un hombre de entre 18 y 40 años “donde hay fuerza y energía”.<br/> “No creo que sea la primera vez que lo hace, es o era un policía, en general la agresión es más frecuente en hombres que en mujeres.<br/> “Las mujeres no somos violentas ni tan hábiles con las armas, la agresión de mujeres es de tipo afectivo”, remarcó.<br/> Para evitar la propagación de personas que decidan salvaguardar la seguridad de los demás asesinando a quienes consideran delincuentes es necesario que el gobierno implemente programas de seguridad en el transporte público y leyes basadas en la dignidad humana.<br/> “Continuamente hay asaltos y nadie hace nada y no sabemos si las autoridades son incompetentes, si están sobre saturados o si ellos mismos son los que asaltan. Las leyes tienen que basarse en la dignidad humana. Estamos perdiendo esta dignidad humana porque las leyes no se aplican para todos”, lamentó.</p>¿Sabes por que las personas no logran pensar?tag:clubpositivo.ning.com,2017-07-07:6151086:BlogPost:390012017-07-07T22:24:38.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p style="text-align: left;"><span class="font-size-3"> </span></p>
<p style="text-align: left;"><span class="font-size-3">La mayoría de nosotros respondemos al pensamiento colectivo. Nos suscribimos a lo que la masa piensa. Este hábito de pensar (o no pensar) no es fácil de identificar y trascender. Para la mayoría de las personas, esto puede transformarse en un gran bloqueo porque terminan adaptando sus creencias a lo que las diferentes autoridades, sean religiosas, sociales o políticas, les…</span></p>
<p style="text-align: left;"><span class="font-size-3"> </span></p>
<p style="text-align: left;"><span class="font-size-3">La mayoría de nosotros respondemos al pensamiento colectivo. Nos suscribimos a lo que la masa piensa. Este hábito de pensar (o no pensar) no es fácil de identificar y trascender. Para la mayoría de las personas, esto puede transformarse en un gran bloqueo porque terminan adaptando sus creencias a lo que las diferentes autoridades, sean religiosas, sociales o políticas, les presentan como "verdad".</span><br/> <span class="font-size-3">Hay un gran miedo inconsciente en alejarse del grupo. Sin embargo, en mi opinión, no es posible experimentar libertad y/o abundancia a menos que aprendamos a pensar por nosotros mismos. Desafortunadamente, nadie nos enseña "cómo" pensar. A la mayoría de nosotros nos enseñan lo que debemos pensar, pero no cómo hacerlo.</span><br/> <span class="font-size-3">¿Qué nos dice esto? Dos cosas interesantes:</span><br/></p>
<p style="text-align: left;"><span class="font-size-3">1.- Las personas exitosas piensan diferente al grupo.</span> <br/> <span class="font-size-3">2.- Es absolutamente imprescindible que comiences a cuestionar tus creencias respecto a todo.</span><br/></p>
<p style="text-align: left;"><span class="font-size-3">En mi experiencia, encuentro cada día que las personas prefieren aceptar las consecuencias de sus creencias en lugar de tener que enfrentarse al hecho de que lo que creen puede no ser la verdad. Mientras más observes y cuestiones tus creencias, más te darás cuenta que lo que hasta el momento has llamado "tu verdad", no es más que la repetición de las creencias de otros. Aplica esto en tu vida desde este momento. Observa tus creencias respecto al dinero, el éxito y la felicidad. Te darás cuenta que la mayoría de tus metas y sueños no son realmente tuyos, y que la mayoría de las personas viven en una especie de trance hipnótico semi-consciente. ¡Tú puedes despertar ahora!</span></p>¿Sabes por qué son tan pedantes los pedantes?tag:clubpositivo.ning.com,2017-06-11:6151086:BlogPost:387012017-06-11T14:15:27.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p>Según la RAE, pedante es un adjetivo aplicado a las personas engreídas y que hacen oportuno y vano alarde de erudición, téngala o no en la realidad. En la era de internet, todos aquellos que publicamos en foros, blogs, wikis, o cualesquiera sean las plataformas, nos hemos topado alguna vez con algún pedante, bien sea en la forma de “talibán ortográfico” o en la versión más extendida del “hombre encantado de oírse a sí mismo”. Esta última clase de pedantes suele también aparecer en la sección…</p>
<p>Según la RAE, pedante es un adjetivo aplicado a las personas engreídas y que hacen oportuno y vano alarde de erudición, téngala o no en la realidad. En la era de internet, todos aquellos que publicamos en foros, blogs, wikis, o cualesquiera sean las plataformas, nos hemos topado alguna vez con algún pedante, bien sea en la forma de “talibán ortográfico” o en la versión más extendida del “hombre encantado de oírse a sí mismo”. Esta última clase de pedantes suele también aparecer en la sección de preguntas posterior a una charla o conferencia. Menudo, cuando toman el micro, su interés no es resolver una duda que haya tenido que ver con el tema tratado, sino dar una mini-charla por sí mismos para que todos puedan comprobar su sapiencia.<br/> Pero el pedante ¿nace o se hace? ¿Por qué son pedantes los pedantes? En The Guardian, David Steele acaba de publicar un humorístico artículo sobre este tema que de seguro desagradará a los lectores más pedantes. Aun así me vas a permitir que te haga un breve resumen de las ideas principales del texto.<br/> Decía Cicerón que los pedantes aprendieron a hablar con los demás pero no consigo mismos. Por otro lado Sigmund Freud decía que los pedantes eran hombres incapaces de reírse de sí mismos. Suele decirse de ellos que tienen un problema de personalidad, puesto que llenan su mente con conocimiento ajeno mientras que empequeñecen el juicio propio. Esta cuestión, la de la personalidad, es precisamente junto a la superioridad y la identidad, los tres pilares en torno a los cuales Steele organiza su artículo. Veámoslos por partes:<br/> Personalidad<br/> En un estudio estadounidense en el que participaron 83 colaboradores, se pidió a estos que analizaran una serie de e-mails. Algunos de ellos contenían errores tipográficos (por ejemplo escribir “teh” en lugar de “the”) mientras que otros contenían errores gramaticales (por ejemplo escribir” they’re” en lugar de “their”). Los participantes habían sido previamente categorizados en base a cinco rasgos de la personalidad (modelo de los cinco grandes), es decir: extroversión, apertura al cambio, responsabilidad, cordialidad e inestabilidad emocional.<br/> Curiosamente los introvertidos eran más duros juzgando los errores tipográficos y gramaticales que los extrovertidos. Esta clase de personas prefieren un sentido de orden que se siente agredido ante los errores, lo cual les produce malestar e irritación. Los extrovertidos en cambio perdonaban los errores tipográficos, que entendían como algo mecánico, ya que en su opinión lo importante era manejar bien la gramática. Para los autores del estudio, la pedantería podía verse como la respuesta de un introvertido a la violación de su necesidad de establecer límites.<br/> Superioridad<br/> Steele cree que la pedantería puede verse como un intento de señalizar la superioridad. Básicamente lo que hace un pedante es intentar demostrar que cuenta con más conocimientos que los demás. Así pues los individuos que creen tener un nivel más alto de conocimiento que otro, tenderán a ser más pedantes con esa persona para confirmar su estatus superior. De hecho, los editores de alto nivel en Wikipedia (por ejemplo) sacan a relucir mucho más a menudo las normas de la web que los de bajo nivel. Así mismo, su forma de expresarse contiene más palabras complejas que los editores de bajo nivel. Obviamente no se trata de llamar pedantes a los editores de alto rango de la Wikipedia, pero se constata una correlación entre el estatus y el “lenguaje florido”, algo que viene muy a colación.<br/> Identidad<br/> Para finalizar, el autor subraya que la pedantería puede servir como un vehículo para que un individuo se identifique como parte de un grupo. La teoría de identidad social sostiene que un individuo busca que el grupo al que pertenece tenga una buena valoración por parte de otros grupos. Esto se consigue tanto haciendo que el grupo de uno parezca bueno como haciendo que los demás parezcan malos. Si uno puede corregir públicamente a alguien de otro grupo, aunque sea en torno a una minucia que a nadie interesa, uno se está identificando ante los miembros del grupo al que pertenece como una persona valiosa.<br/> Entonces ¿por qué existe esa clase odiosa de persona al que nos referimos como pedante? En base al texto de Steele está claro que tiene que ver con su personalidad, su deseo de remarcar un estatus superior y su ansia de convertirse en un héroe para su grupo. Recuérdenlo la próxima vez que se encuentren con una de estas personas de las que Napoleón decía: “puedo soportar a un necio, pero los pedantes son insoportables”.</p>¿Sabes como aumentar tu inteligencia?tag:clubpositivo.ning.com,2017-05-04:6151086:BlogPost:383112017-05-04T14:43:25.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p></p>
<p><span class="font-size-4"><strong><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042631?profile=original" target="_self"><img class="align-left" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042631?profile=RESIZE_1024x1024" width="750"></img></a></strong></span></p>
<p><span class="font-size-4"><strong>1 Calienta tu cerebro</strong></span></p>
<p>Inicia el día con actividades que despierten tu mente y que a la vez la reconforten.<br></br> Puedes hacer ejercicio, escuchar música, o meditar.</p>
<p><span class="font-size-4"><strong>2 Alimenta tu mente</strong></span><br></br> Consume…</p>
<p></p>
<p><span class="font-size-4"><strong><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042631?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042631?profile=RESIZE_1024x1024" width="750" class="align-left"/></a></strong></span></p>
<p><span class="font-size-4"><strong>1 Calienta tu cerebro</strong></span></p>
<p>Inicia el día con actividades que despierten tu mente y que a la vez la reconforten.<br/> Puedes hacer ejercicio, escuchar música, o meditar.</p>
<p><span class="font-size-4"><strong>2 Alimenta tu mente</strong></span><br/> Consume proteínas en alimentos como huevos y pollo. Así como las grasas saludables que contienen omega 3 Presentes en las nueces y el pescado.</p>
<p><span class="font-size-4"><strong>3 Mantén la curiosidad</strong></span><br/> Nunca dejes de aprender cosas nuevas aunque no tenga que ver con tu negocio<br/> Aprende un idioma, toma clases de historia, aprende un instrumento.</p>
<p><span class="font-size-4"><strong>4 Domina el arte del autocontrol</strong></span><br/> Evita que emociones como el enojo y la ira se apoderen de ti, en especial en el momento de tratar con empleados y clientes.</p>
<p><span class="font-size-4"><strong>5 Sé empático</strong></span><br/> Desarrollar la capacidad de ponernos en los zapatos de los demás, nos permitirá formarse vínculos más personales y de largo plazo.</p>
<p><span class="font-size-4"><strong>6 No te enganches</strong></span><br/> Aprende a poner pausa a crear una dificultad de la nada.<br/> Esto significa dejar ir cosas insignificantes que se presentan todos los días.</p>
<p><span class="font-size-4"><strong>7 Establece prioridades</strong></span> <br/> Cuando tienes la meta final como prioridad es más fácil enfocar tu energía en lo que es valioso sin desviarte para resolver tareas más pequeñas.</p>
<p><span class="font-size-4"><strong>8 Aléjate de gente tóxica</strong></span><br/> En el ámbito laboral y personal evita relacionarte con personas manipuladoras, mentirosas o negativas. Están mejor fuera de tu vida.</p>
<p><span class="font-size-4"><strong>9 Toma descansos mentales</strong></span><br/> Por lo menos cada hora mueve tu cuerpo para refrescar tu cerebro. Pasea por la calle o haz estiramientos en tu escritorio.</p>
<p><span class="font-size-4"><strong>10 Haz una cosa a la vez</strong></span><br/> Ser multitareas genera estrés y efectos negativos en tu desempeño laboral.<br/> Enfócate en una tarea, cometerás menos errores y serás más creativo.</p>La Rana Hervidatag:clubpositivo.ning.com,2017-04-23:6151086:BlogPost:383052017-04-23T21:48:26.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p>Imagina una olla llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando la olla a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana, esto le parece bastante agradable, y sigue nadando.</p>
<p></p>
<p></p>
<p>La temperatura empieza a subir</p>
<p><img class="align-left" height="338" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043302?profile=original" width="364"></img></p>
<p>Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta, y además el calor siempre le produce algo de fatiga y adormecimiento.<br></br> Ahora el agua…</p>
<p>Imagina una olla llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando la olla a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana, esto le parece bastante agradable, y sigue nadando.</p>
<p></p>
<p></p>
<p>La temperatura empieza a subir</p>
<p><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043302?profile=original" width="364" class="align-left" height="338"/></p>
<p>Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta, y además el calor siempre le produce algo de fatiga y adormecimiento.<br/> Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar, a tratar de adaptarse y no hace nada más.<br/> Así, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acelerada, hasta el momento en que la rana termine hervida y muera sin haber realizado el menor esfuerzo por salir de la olla.<br/> Si la hubiéramos sumergido de golpe en una olla con el agua a 55 grados, de una solo salto ella se habría puesto a salvo, brincando fuera del recipiente.</p>
<p>Es una experiencia interesante. Nos </p>
<p></p>
<p>demuestra que un deterioro, si es muy lento, pasa inadvertido y la mayoría de las veces no produce reacción, ni oposición, ni rebeldía por nuestra parte. ¿No es precisamente lo que hoy se observa en muchos ámbitos?</p>
<p>La salud, por ejemplo, llega a deteriorarse de una manera lenta, pero segura. Muchas veces la enfermedad es consecuencia de una alimentación desequilibrada, atosigada de grasas y tóxicos. Esto se une a la falta de ejercicio, al estrés y a una administración equivocada de las emociones y de los afectos importantes en nuestra vida. Otras es fumar pensando que no nos afectará la salud. Las pequeñas molestias, sin darnos cuenta, van ejerciendo su efecto acumulativo, lo que nos produce pér¬dida de sensibilidad y de vitalidad, haciendo que no reaccionemos frente a ese debilita¬miento inadvertido de nuestra salud. Hasta que aparecen síntomas más difíciles, más inexorables y, sobre todo, más peligrosos de tratar. Entonces surge el cáncer, cultivado a través de 30 años. Y otro deterioro mucho peor, el absceso espiritual que destruye los mas puros sentimientos.</p>
<p>Muchas parejas viven también una degrada¬ción progresiva, pero de otra índole. La disgregación de las rela¬ciones que no se cultivan, ocurre lentamente. Los silencios, las incomprensiones, los resentimientos se acumulan, sin recibir tratamiento, sin haber sido comentados con claridad para ponernos juntos a buscar soluciones. Entonces vemos los elevados índices de divorcios que ofrece nuestra sociedad moderna.<br/> En el ámbito mundial, la alegoría de la rana hervida nos habla del envenenamiento progresivo de las tierras y de la atmosfera, mucho más malévolo y peligroso que las grandes calamidades de que se hacen eco los medios de comunicación.</p>
<p>De igual manera, en el terreno social, el crecimiento de la violencia y de la delincuencia, estrechamente ligado a la pérdida de los valores esenciales, no podrá calmarse con la simple multiplicación de los medios represivos: más policías, más sistemas de seguridad, más cámaras automáticas de vigilancia.</p>
<p>Ahora mira tu vida, ¿estás dejando que la vida diaria, deteriore tu relación de pareja?. ¿Tus relaciones se enfrían progresivamente sin que lo adviertas?, ¿pierde sensibilidad tu corazón para olvidar decirles a tus cercanos que los amas?, ¿sonríes a tu vecino, a tu familia, a tus amigos?. Si no lo estás haciendo porque te atosiga la costumbre, junta tus mejores deseos y muéstralos con la mejor sonrisa en tu rostro, se tú el que ama, el que mantiene encendido el fuego que revive el alma, hazlo, y verás como se ilumina tu vida.</p>
<p> Nelson Astegher</p>
<p> (Articulo ya publicado)</p>Sobre la Pascuatag:clubpositivo.ning.com,2017-04-15:6151086:BlogPost:384072017-04-15T17:40:50.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042774?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="279" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042774?profile=RESIZE_1024x1024" width="419"></img></a> Nació del seno de una virgen del pueblo en Belén de Judea. Vivió en la pobreza, fue criado en oscuridad. No poseyó riquezas ni utilizó influencias, tampoco fue a colegios ni tuvo profesores particulares. Sus familiares eran desconocidos y sin relieve social. No tenía documentos, ni certificados de estudios.<br></br> En su infancia, asustó a un rey; en su adolescencia, desconcertó…</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042774?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808042774?profile=RESIZE_1024x1024" width="419" class="align-left" height="279"/></a>Nació del seno de una virgen del pueblo en Belén de Judea. Vivió en la pobreza, fue criado en oscuridad. No poseyó riquezas ni utilizó influencias, tampoco fue a colegios ni tuvo profesores particulares. Sus familiares eran desconocidos y sin relieve social. No tenía documentos, ni certificados de estudios.<br/> En su infancia, asustó a un rey; en su adolescencia, desconcertó a los doctores de la ley; en su madurez, sometió el curso de la naturaleza, caminó sobre las olas y calmó el mar embravecido. Curó sin medicinas a multitudes y no requirió pago por sus servicios.</p>
<p>Nunca escribió un libro, sin embargo en las bibliotecas de todo el mundo no cabrían los libros que pudieron escribirse acerca de Él. Nunca compuso un cántico, pero su persona ha servido como tema de inspiración para más cánticos que los de todos los compositores juntos.</p>
<p>Nunca creó un colegio, nunca fundó una universidad. Partió a la historia en dos: antes de él y después de él. Se quitó su manto, para vestir una camisa de artesano.<br/> Nunca practicó la medicina, sin embargo ha sanado más corazones que cuerpos hayan podido curar los médicos. Nunca dirigió un ejército ni se destacó como soldado, jamás disparó un fusil; pero nunca jefe alguno ha tenido bajo su mando tantos voluntarios, ni ha hecho a tantos rebeldes deponer sus armas y rendirse sin disparar un solo tiro.<br/> Los grandes hombres de la humanidad surgieron por un tiempo y desaparecieron, pero Él vive para siempre. La muerte no pudo destruirlo; el sepulcro no pudo retenerlo.</p>
<p>Era rico, y se hizo pobre. Durmió en un pesebre ajeno, cruzó el lago en una barca ajena, montó en un asno ajeno y fue sepultado en una tumba ajena.<br/> Su mensaje fue de simple enunciado: amarás a tu prójimo como a ti mismo. Tan vigente antes, como en el día de hoy: solo el amor podrá salvar a la humanidad. No discriminó a nadie sino que englobó a toda la humanidad en su mensaje. Sea este mensaje el motivo de nuestro trabajo.<br/> ¡Muy felices Pascuas!</p>Cuando la educación hace daño: madres tóxicastag:clubpositivo.ning.com,2017-04-06:6151086:BlogPost:382032017-04-06T17:06:40.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043354?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="215" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043354?profile=original" width="307"></img></a> Hablamos de madres tóxicas, no obstante, cabe aclarar también que hay padres tóxicos y abuelos tóxicos. Pilares en la educación de los niños que lejos de fomentar una madurez personal y una seguridad con la cual, poder abrirse posteriormente al mundo, no hacen más que anclar pesadas cadenas vetando por completo la independencia física y emocional de esa persona.<br></br> Ahora…</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043354?profile=original" target="_self"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808043354?profile=original" width="307" class="align-left" height="215"/></a>Hablamos de madres tóxicas, no obstante, cabe aclarar también que hay padres tóxicos y abuelos tóxicos. Pilares en la educación de los niños que lejos de fomentar una madurez personal y una seguridad con la cual, poder abrirse posteriormente al mundo, no hacen más que anclar pesadas cadenas vetando por completo la independencia física y emocional de esa persona.<br/> Ahora bien, cabe decir que el rol de la madre tiene casi siempre, un peso más intenso en la educación de los niños. Es ella quien establece ese vínculo de cuidado y afecto tan estrecho con ese recién nacido, que día a día, irá desprendiéndose de sus brazos para avanzar con seguridad por el mundo sabiéndose amado, teniendo siempre ese referente que le ha aportado un amor incondicional pero saludable, con el que madurar de modo inteligente. <br/> Las madres tóxicas ofrecen un amor a sus hijos hostigante a la vez que inmaduro. Proyectan sobre ellos sus inseguridades para reafirmarse personalmente, y así, tener mayor control sobre sus vidas y sobre la de sus hijos.<br/> <strong><span class="font-size-4">1. ¿Qué hay detrás de la personalidad de las madres tóxicas?</span></strong><br/> Puede que nos llame la atención, pero detrás del comportamiento de una madre tóxica, está el amor. Ahora bien, todos sabemos que a la hora de hablar del amor, existen dos caras de una misma moneda: está esa dimensión capaz de propiciar el crecimiento personal de la persona, ya sea a nivel de pareja o a nivel familiar, y a su vez, está también ese lado más tóxico donde se ejerce un amor egoísta e interesado, a veces hasta asfixiante, que puede ser completamente destructivo.<br/> Lo preocupante, es que los familiares que despliegan las artimañas de la toxicidad, lo hacen hacia criaturas que están en pleno proceso de maduración personal, ahí donde debe asentarse su personalidad, su autoestima… Todo ello, irá esculpiendo en ellos grandes vacíos, grandes inseguridades en ocasiones insalvables.<br/> Veamos ahora qué dimensiones psicológicas perfilan a las madres tóxicas: <br/> <strong><span class="font-size-4">1. Personalidad insegura</span></strong><br/> En ocasiones, suele esconderse una clara falta de autoestima y autosuficiencia que les obliga a ver en sus hijos “esa tabla de salvación” a la cual modelar y controlar para tener siempre a su lado, para que cubran sus carencias.<br/> El ver por ejemplo que sus hijos empiezan a ser autónomos, que ya no las necesitan tanto y que poco a poco son capaces de hacer su vida, supone para ellas una gran ansiedad, puesto que temen ante todo quedarse solas. De ahí que sean capaces de desplegar “hábiles artimañas”, para seguir teniéndoles cerca e incluso justificarles que debe ser así, y un modo de hacerlo es proyectando en los niños desde el inicio su misma falta de autoestima, y su misma inseguridad.<br/> <strong><span class="font-size-4">2. Obsesión por el control</span></strong><br/> La necesidad por tener controlado cada aspecto de sus vidas, hace que acaben haciendo lo mismo en la vida de sus hijos. No son capaces de ver los límites. Para ellas, control es sinónimo de seguridad, de algo inmanente que no cambia, y lo que no cambia es bueno porque les hace sentir bien.<br/> Lo complicado de esta dimensión es que suelen ejercer el control pensando que con ello, hacen el bien y que así demuestran amor por los demás. “Yo te hago la vida fácilcontrolando tus cosas para que seas feliz”, “Yo solo quiero lo mejor para ti, y por ello evito que puedas equivocarte”…<br/> El control llevado a cabo desde la justificación del cariño, es el peor acto de la sobreprotección. Impedimos con ello que los niños sean autónomos, capaces y valientes. Y aún más, que aprendan de sus errores.<br/> <strong><span class="font-size-4">3. La proyección de los deseos incumplidos</span></strong><br/> “Quiero que consigas lo que yo no tuve“, “No quiero que caigas en mis mismos errores”, “Quiero que llegues a ser aquello que yo no puede conseguir”.<br/> En ocasiones las madres tóxicas proyectan en sus hijos los deseos incumplidos de su propio pasado, sin preguntar si quiera qué es lo que ellos desean, sin darles opción a elegir, pensando que con ello, les demuestran un amor incondicional, cuando en realidad, es un falso amor. Un amor interesado.<br/> <strong><span class="font-size-4">¿Cómo enfrentarnos a una madre o a cualquier familiar “tóxico”?</span></strong><br/> –Sé consciente de que debes romper el ciclo de la toxicidad. Has vivido durante mucho tiempo dentro de él, sabes las heridas que te ha dejado, sin embargo, ahora ya comprendes que necesitas abrir tus alas para ser tú mismo. Para ser feliz. Te va a costar, pero debes empezar a decir “No”, a poner en voz alta tus necesidades y a alzar tus propios muros, esos por los que nadie debe pasar.<br/> -Es tu madre, o es tu familia, los quieres y sabes que romper ese ciclo de toxicidad puede causar algún daño. En ocasiones, decir la verdad de lo que uno siente hace daño a los demás, pero es una necesidad vital. Se trata solo de marcar límites y dejar claro lo que permites o lo que no. No deseas causar daño alguno, debes dejarlo claro, al igual que debe quedar constancia de que tampoco tú quieres ser herido/a nunca más.<br/> -Reconoce la manipulación. Hay veces que es tan sutil, que no nos damos cuenta, así que atiende cualquier palabra, cualquier comportamiento. Y sobre todo, no caigas en las redes de la “victimización”, puesto que es un recurso fácil al cual suelen recurrir las personas tóxicas y las madres tóxicas. Alzarse como las más dolidas, las más heridas, cuando en realidad, al que han hecho daño es a ti. Tenlo siempre en cuenta.</p>El camino de la libertad y tu concienciatag:clubpositivo.ning.com,2017-02-12:6151086:BlogPost:381042017-02-12T05:55:10.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><br></br> <a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039908?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="215" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039908?profile=RESIZE_1024x1024" width="358"></img></a> No debemos creer a los muchos que dicen que sólo se ha de educar al pueblo libre, sino más bien a los filósofos que dicen que sólo los cultos son libres.<br></br> EPICTETO, filósofo romano y antiguo esclavo.<br></br> Frederick Bailey era un esclavo. En Maryland, en la década de 1820, era un niño sin madre ni padre que le cuidasen. («Es costumbre común —escribió más tarde—…</p>
<p><br/> <a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039908?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039908?profile=RESIZE_1024x1024" width="358" class="align-left" height="215"/></a>No debemos creer a los muchos que dicen que sólo se ha de educar al pueblo libre, sino más bien a los filósofos que dicen que sólo los cultos son libres.<br/> EPICTETO, filósofo romano y antiguo esclavo.<br/> Frederick Bailey era un esclavo. En Maryland, en la década de 1820, era un niño sin madre ni padre que le cuidasen. («Es costumbre común —escribió más tarde— separar a los niños de sus madres... antes de llegar al duodécimo mes.» Era uno de los incontables millones de niños esclavos con nulas perspectivas realistas de una vida plena.<br/> Lo que Bailey vio y experimentó de pequeño le marcó para siempre: «A menudo me han despertado al nacer el día los alaridos desgarradores de una tía mía a la que [el supervisor] solía atar a un poste para azotarle la espalda desnuda hasta dejarla literalmente cubierta de sangre... De la salida a la puesta del sol se dedicaba a maldecir, desvariar, herir y azotar a los esclavos del campo... Parecía disfrutar manifestando su diabólica barbarie.»<br/> A los esclavos les habían metido en la cabeza, tanto en la plantación como desde el pulpito, el tribunal y la cámara legislativa, la idea de que eran inferiores hereditariamente, que Dios los destinó a la miseria. La Santa Biblia, como se confirmaba en un número incontable de pasajes, consentía la esclavitud. De ese modo, la «peculiar institución» se mantenía a sí misma a pesar de su naturaleza monstruosa... de la que hasta sus practicantes debían de ser conscientes.<br/> Había una norma muy reveladora: los esclavos debían seguir siendo analfabetos. En el sur de antes de la guerra, los blancos que enseñaban a leer a un esclavo recibían un castigo severo. « [Para] tener contento a un esclavo —escribió Bailey más adelante— es necesario que no piense. Es necesario oscurecer su visión moral y mental y, siempre que sea posible, aniquilar el poder de la razón.»<br/> Esta es la razón por la que los negreros deben controlar lo que oyen, ven y piensan los esclavos. Esta es la razón por la que la lectura y el pensamiento crítico son peligrosos, ciertamente subversivos, en una sociedad injusta.<br/> Imaginemos ahora a Frederick Bailey en 1829: un niño afroamericano de diez años, esclavizado, sin derechos legales de ningún tipo, arrancado tiempo atrás de los brazos de su madre, vendido entre los restos diezmados de su amplia familia como si fuera un becerro o un poni, enviado a una casa desconocida en una extraña ciudad de Baltimore y condenado a una vida de trabajos forzados sin perspectiva de redención.<br/> Bailey fue a trabajar para el capitán Hugh Auld y su esposa, Sophia, y pasó de la plantación al frenesí urbano, del trabajo de campo al trabajo doméstico. En este nuevo entorno, todos los días veía cartas, libros y gente que sabía leer. Descubrió lo que él llamaba «el misterio» de leer: había una relación entre las letras de la página y el movimiento de los labios del que leía, una correlación casi de uno a uno entre los garabatos negros y los sonidos expresados. Subrepticiamente, estudiaba el Webster Spelling Book de Tommy Auld. Memorizó las letras del alfabeto. Intentó entender qué significaban los sonidos. Finalmente, pidió a Sophia Auld que le ayudase a aprender. Impresionada por la inteligencia y dedicación del chico, y quizá ignorante de las prohibiciones, accedió a ello.<br/> Cuando Frederick ya empezaba a deletrear palabras de tres o cuatro letras, el capitán Auld descubrió lo que sucedía. Furioso, ordenó a Sophia que dejara aquello inmediatamente. En presencia de Frederick, le explicó: Un negro no debe saber otra cosa que obedecer a su amo... hacer lo que se le dice. Aprender echaría a perder al mejor negro del mundo. Si enseñas a un negro a leer, será imposible mantenerlo. Le incapacitará para ser esclavo a perpetuidad.<br/> Auld reprendió a Sophia con estas palabras como si Frederick Bailey no estuviera en la habitación con ellos, o como si fuera un bloque de piedra. Pero Auld había revelado el gran secreto a Bailey: «Ahí entendí... el poder del hombre blanco para esclavizar al negro. A partir de este momento entendí el camino de la esclavitud a la libertad.»<br/> Desprovisto de la ayuda de Sophia Auld, ahora reticente e intimidada, Frederick encontró la manera de seguir aprendiendo a leer, preguntando incluso por la calle a los niños blancos que iban a la escuela.<br/> Entonces empezó a enseñar a sus compañeros esclavos: «Habían tenido siempre el pensamiento en ayunas. Los habían encerrado en la oscuridad mental. Yo les enseñaba, porque era una delicia para mi alma.»<br/> El hecho de saber leer jugó un papel clave en su fuga. Bailey escapó a Nueva Inglaterra, donde la esclavitud era ilegal y los negros eran libres.<br/> Cambió su nombre por el de Frederick Douglas (personaje de La dama del lago de Walter Scott), eludió a los cazadores de recompensas que perseguían a esclavos fugitivos y se convirtió en uno de los mayores oradores, escritores y líderes políticos de la historia americana. Toda su vida fue consciente de que la alfabetización le había abierto el camino.<br/> ---ooo---<br/> El noventa y nueve por ciento del tiempo de existencia de humanos en la Tierra, no había nadie que supiera leer ni escribir. Todavía no se había hecho el gran invento. Aparte de la experiencia de primera mano, casi todo lo que sabíamos se transmitía de manera oral. Como en el juego infantil del «teléfono», durante decenas y centenares de generaciones la información se iba distorsionando lentamente y acababa perdida.<br/> Los libros lo cambiaron todo. Los libros, que se pueden comprar a bajo coste, nos permiten preguntarnos por el pasado con gran precisión, aprovechar la sabiduría de nuestra especie, entender el punto de vista de otros, y no sólo de los que están en el poder; contemplar —con los mejores maestros— los conocimientos dolorosamente extraídos de la naturaleza por las mentes más grandes que jamás existieron, en todo el planeta y a lo largo de toda nuestra historia. Permiten que gente que murió hace tiempo hable dentro de nuestras cabezas. Los libros nos pueden acompañar a todas partes.<br/> Los libros son pacientes cuando nos cuesta entenderlos, nos permiten repasar las partes difíciles tantas veces como queramos y nunca critican nuestros errores. Los libros son la clave para entender el mundo y participar en una sociedad democrática.<br/> Según algunos estudios, la alfabetización de los afroamericanos ha progresado mucho desde la emancipación. En 1860 se estima que sólo cerca del cinco por ciento de afroamericanos sabían leer y escribir. En 1890 se consideró alfabetizado un treinta y nueve por ciento, según el censo de Estados Unidos y, en 1969, el noventa y seis por ciento. Entre 1940 y 1992, la fracción de afroamericanos que terminaban la enseñanza superior subió del siete al ochenta y dos por ciento. Pero se pueden hacer preguntas razonables sobre la calidad de la educación y los niveles de alfabetización demostrada.<br/> Estas cuestiones son aplicables a todos los grupos étnicos.<br/> Un estudio nacional realizado por el Departamento de Educación de Estados Unidos traza un cuadro de un país con más de cuarenta millones de adultos apenas alfabetizados. Otras estimaciones son mucho peores. La alfabetización de adultos jóvenes ha caído de manera espectacular en la última década. Sólo del tres al cuatro por ciento de la población puntúa en el nivel de lectura más alto de cinco (esencialmente, todos los de este grupo han ido a la universidad). La inmensa mayoría no tienen ni idea de lo mal que leen. Sólo el cuatro por ciento de los que tienen el nivel de lectura más alto son pobres, pero el cuarenta y tres por ciento de los que tienen el nivel de lectura más bajo son pobres. Aunque, desde luego, no es el único factor, en general, cuanto mejor lees, más ganas: un promedio de unos 12 000 dólares al año en el más bajo de estos niveles de lectura y cerca de 34 000 dólares al año en el más alto. Parece ser una condición necesaria, si no suficiente, para ganar dinero. Y es mucho más probable estar en la cárcel si uno es analfabeto o casi. (Al evaluar esos hechos, debemos cuidar de no deducir impropiamente la causa de la correlación.)<br/> También, la gente más pobre alfabetizada y marginal tiende a no entender que las elecciones podrían ayudarlos a ellos y a sus hijos y, en número asombrosamente desproporcionado, dejan de votar. Eso va socavando la democracia en sus raíces.<br/> Si Frederick Douglas pudo aprender cuando era un niño esclavizado y entrar en el alfabetismo y la grandeza, ¿por qué hoy, en una época tan ilustrada, queda alguien que no sabe leer? Bien, no es tan sencillo, en parte porque pocos de nosotros somos tan brillantes y valientes como Frederick Douglas, pero también por otras razones importantes.<br/> Si uno crece en una casa donde hay libros, donde alguien le lee, donde padres, hermanos, tías, tíos y primos leen por placer, es natural que aprenda a leer. Si no hay nadie cerca que disfrute leyendo, ¿dónde está la prueba de que vale la pena? Si la calidad de la educación que uno tiene a su alcance es inadecuada, si a uno le enseñan a memorizar al pie de la letra y no a pensar, si el contenido de lo que se nos da para leer viene de una cultura casi ajena, la alfabetización puede ser un camino lleno de obstáculos.<br/> Es preciso asimilar, hasta convertirlas en una segunda piel, docenas de letras mayúsculas y minúsculas, símbolos y señales de puntuación, memorizar cómo se deletrea cada palabra y aprender una serie de normas rígidas y arbitrarias de gramática. Si uno está condicionado por la ausencia de apoyo básico familiar o ha caído en un mar de rabia, negligencia, explotación, peligro y odio a sí mismo, puede llegar perfectamente a la conclusión de que aprender a leer cuesta demasiado y no vale la pena esforzarse. Si uno recibe repetidamente el mensaje de que es demasiado estúpido para aprender (o, el equivalente funcional, demasiado enrollado para aprender), y si no hay nadie que le contradiga, podría aceptar perfectamente este pernicioso consejo. Siempre hay algunos niños —como Frederick Bailey— que vencen al destino. Son demasiados los que no lo hacen.<br/> Pero, más allá de todo eso, si uno es pobre, hay una manera insidiosa de crear otra dificultad en el esfuerzo por leer... e incluso pensar.<br/> Ann Druyan y yo venimos de familias que conocieron la pobreza.<br/> Pero nuestros padres eran lectores apasionados. Una abuela nuestra aprendió a leer porque su padre, un pobre granjero, cambió un saco de cebollas por libros a un maestro itinerante. Se pasó los cien años siguientes leyendo. A nuestros padres les habían metido en la cabeza la higiene personal y la teoría microbiana de la enfermedad en las escuelas públicas de Nueva York.<br/> Seguían las prescripciones sobre nutrición infantil que recomendaba el Departamento de Agricultura como si se las hubieran entregado en el monte Sinaí. El libro del gobierno sobre salud pública que teníamos estaba pegado por todas partes porque se le caían las páginas de tanto usarlo. Tenía las esquinas arrugadas. Los consejos básicos estaban subrayados. Lo consultaban siempre que había una crisis de salud. Durante un tiempo, mis padres dejaron de fumar —uno de los pocos placeres que tuvieron a su alcance durante los años de la Depresión— para que sus hijos pudieran tomar vitaminas y suplementos minerales. Ann y yo tuvimos mucha suerte.<br/> Recientes investigaciones demuestran que cuando los niños no comen lo suficiente terminan con una disminución de la capacidad de entender y aprender («deterioro cognitivo»). Eso no sólo ocurre cuando el hambre es atroz. Puede suceder incluso con una ligera desnutrición: el tipo más común entre los pobres de Norteamérica. Eso puede ocurrir antes de que nazca el niño (si la madre no come lo suficiente), en la primera infancia o en la niñez. Cuando no hay bastante comida, el cuerpo tiene que decidir cómo invertir los alimentos limitados de que dispone. Lo primero es la supervivencia. El crecimiento viene en segundo lugar. En esta criba nutritiva, el cuerpo parece obligado a calificar el aprendizaje en último lugar. Mejor ser estúpido y estar vivo, deduce, que listo y muerto.<br/> En lugar de mostrar entusiasmo y deseo de aprender —como hacen la mayoría de los jóvenes saludables— el niño mal nutrido se vuelve aburrido, apático e insensible. La desnutrición más grave es causa de menor peso al nacer y, en sus formas más extremas, de cerebros más pequeños. Sin embargo, hasta un niño con un aspecto perfectamente sano pero con falta de hierro, por ejemplo, sufre un declive inmediato en su capacidad de concentrarse. La anemia por deficiencia de hierro puede afectar a más de una cuarta parte de todos los niños con bajos ingresos de Norteamérica; afecta al período de concentración y memoria y puede tener secuelas hasta bien entrada la edad adulta.<br/> Lo que en otros tiempos se consideraba una desnutrición relativamente ligera, ahora se cree potencialmente asociado al deterioro cognitivo de toda la vida. Los niños desnutridos, aunque sea por poco tiempo, sufren una disminución de su capacidad de aprender. Y millones de niños norteamericanos pasan hambre todas las semanas. El envenenamiento por plomo, que es endémico en ciudades del interior, también provoca serios déficits de aprendizaje. Según muchos criterios, la prevalencia de la pobreza en Norteamérica ha crecido de manera constante desde principios de la década de los ochenta. Casi una cuarta parte de niños de Estados Unidos viven ahora en la pobreza: la tasa más alta de pobreza infantil en el mundo industrializado. Se estima que, sólo entre 1980 y 1985, murieron más bebés y niños estadounidenses de enfermedades evitables, desnutrición y otras consecuencias de la pobreza extrema que en todas las batallas americanas durante la guerra del Vietnam.<br/> Algunos programas sabiamente instituidos a nivel federal o estatal se ocupan de la desnutrición. El programa de suplemento especial de alimentos para mujeres, bebés y niños (WIC), desayunos escolares y programas de comida, el programa de servicio alimentario de verano... todos han demostrado funcionar, aunque no llegan a toda la gente que los necesita. Un país tan rico es plenamente capaz de proporcionar comida suficiente a todos sus niños.<br/> Algunos efectos deletéreos de la desnutrición se pueden eliminar; la terapia de reposición de hierro, por ejemplo, puede subsanar algunas consecuencias de la anemia por deficiencia de hierro.<br/> Pero no todos los daños son reversibles. Sus causas (tanto si son biológicas, como psicológicas o ambientales) suelen ser indeterminadas. Pero ahora hay métodos que ayudan a aprender a leer a personas con dislexia. <br/> No debería haber nadie que no pudiera aprender a leer porque no tiene la educación a su alcance. Pero hay muchas escuelas en Estados Unidos donde se enseña a leer como si se tratara de una excursión tediosa a los jeroglíficos de una civilización desconocida, y muchas aulas en las que no se puede encontrar ni un solo libro. Lamentablemente, la demanda de clases de alfabetización adulta sobrepasa en mucho la oferta. Los programas de educación precoz de alta calidad como Head Start pueden tener un éxito enorme en la preparación de los niños para la lectura. Pero Head Start sólo llega a un tercio o un cuarto de preescolares candidatos, muchos de sus programas han quedado menguados por las reducciones de fondos, y tanto éste como los programas de nutrición que he mencionado están sometidos a un nuevo ataque en el Congreso mientras escribo estas páginas.<br/> En un libro de 1994 titulado The Bell Curve, de Richard J. Hernstein y Charles Murray, se critica el Head Start. Sus argumentos han sido plasmados por Gerard Coles de la Universidad de Rochester:<br/> Primero financian inadecuadamente un programa para niños pobres, luego niegan todo el éxito conseguido a pesar de obstáculos abrumadores y finalmente concluyen que el programa debe ser eliminado porque los niños son inferiores intelectualmente.<br/> El libro, que sorprendentemente recibió una atención respetuosa de los medios de comunicación, concluye que hay un abismo hereditario irreductible entre blancos y negros: de diez a quince puntos en los tests de inteligencia. En un informe, el psicólogo León J. Kamin llega a la conclusión de que «los autores fracasan repetidamente en la distinción entre correlación y causación»: una de las falacias de nuestro equipo de detección de camelos.<br/> El Centro Nacional de Alfabetismo Familiar, con sede en Louisville, Kentucky, ha estado aplicando programas dedicados a familias con bajos ingresos para enseñar a leer tanto a los niños como a sus padres. Funciona de este modo: el niño, de tres o cuatro años, asiste a la escuela tres días a la semana junto con un padre o, posiblemente, un abuelo o guardián. Mientras los adultos pasan la mañana aprendiendo las herramientas académicas básicas, el niño está en una clase preescolar. Padres e hijos se encuentran para comer y luego «aprenden a aprender juntos» durante el resto de la tarde.<br/> Un estudio de seguimiento de catorce programas de este tipo en tres estados reveló: 1) Aunque se había apuntado que todos los niños corrían el riesgo de un fracaso escolar como preescolares, sólo el diez por ciento seguían todavía en riesgo según los profesores de la escuela elemental del momento. 2) Más del noventa por ciento estaban considerados por sus profesores de la escuela elemental del momento como motivados para aprender. 3) Ninguno de los niños tuvo que repetir ningún curso en la escuela elemental.<br/> El crecimiento de los padres no era menos espectacular. Cuando se les pidió que describieran el cambio que había supuesto en sus vidas el programa de alfabetismo familiar, las respuestas típicas eran un aumento de la confianza en sí mismos (casi todos los participantes) y más autocontrol, habían aprobado exámenes equivalentes a los de la escuela superior, habían sido admitidos en la universidad, tenían un trabajo nuevo y unas relaciones mucho mejores con sus hijos. La descripción de los niños es que eran más amables con sus padres, deseaban aprender y—en algunos casos por primera vez— tenían esperanza en el futuro. Esos programas también podían usarse en cursos posteriores para enseñar matemáticas, ciencia y mucho más.<br/> ---ooo---<br/> Tiranos y autócratas han entendido siempre que el alfabetismo, el conocimiento, los libros y los periódicos son un peligro en potencia. Pueden inculcar ideas independientes e incluso de rebelión en las cabezas de sus súbditos. El gobernador real británico de la Colonia de Virginia escribió en 1671:<br/> Agradezco a Dios que no haya escuelas libres ni imprenta; y espero que no [los] tengamos durante los [próximos] cien años; porque el conocimiento ha traído la desobediencia, la herejía y las sectas al mundo, y la imprenta los ha divulgado y ha difamado al mejor gobierno. ¡Que Dios nos proteja de ambos!<br/> Pero los colonos americanos, conscientes de dónde radica la libertad, no querían saber nada de esto.<br/> En sus primeros años. Estados Unidos contó con una de las tasas de alfabetización más altas del mundo, quizá la más alta. (Desde luego, en aquellos días, los esclavos y las mujeres no contaban.) Ya en 1635 había escuelas públicas en Massachusetts y, en 1647, educación obligatoria en todas las ciudades con más de cincuenta «casas». Durante el siguiente siglo y medio, la democracia educativa se extendió por todo el país. Venían políticos teóricos del extranjero para ser testigos de esta maravilla nacional: grandes cantidades de trabajadores que sabían leer y escribir. La devoción norteamericana a la educación para todos impulsó el descubrimiento y la invención, un vigoroso proceso democrático y un empuje que accionó la vitalidad económica de la nación.<br/> Hoy en día, Estados Unidos no es líder del mundo en alfabetización. Muchas personas que se consideran alfabetizadas no son capaces de leer ni entender material muy sencillo, menos todavía un libro de texto de sexto curso, un manual de instrucciones, un horario de autobuses, una declaración de hipoteca o una papeleta de voto. Y, mientras los libros de texto de sexto curso de hoy en día presentan un desafío mucho menor que los de hace unas décadas, la exigencia de alfabetización en el trabajo se ha hecho mucho mayor que nunca.<br/> Los mecanismos de la pobreza, la ignorancia, la desesperanza y la baja autoestima se mezclan para crear una especie de máquina de fracaso perpetuo que va reduciendo los sueños de generación en generación. Todos soportamos el coste de mantenerla funcionando. El analfabetismo es su eje esencial.<br/> Aunque tengamos el corazón endurecido ante la vergüenza y la miseria que experimentan las víctimas, el coste del analfabetismo para todos es muy alto: el coste en gastos médicos y hospitalización, el coste en crimen y prisiones, el coste en educación especial, el coste en baja productividad y en mentes potencialmente brillantes que podrían ayudar a resolver los problemas que nos preocupan.<br/> Frederick Douglas demostró que la alfabetización es el camino que lleva de la esclavitud a la libertad. Hay muchos tipos de esclavitud y muchos tipos de libertad. Pero leer sigue siendo el camino.<br/> Frederick Douglas después de la fuga<br/> Cuando tenía apenas veinte años, huyó hacia la libertad. Se instaló en New Bedford con su esposa, Anna Murray, y trabajó como jornalero común.<br/> Cuatro años después, le invitaron a hablar en una asamblea. En aquel tiempo, en el Norte, no era raro escuchar a los grandes oradores del día —es decir, blancos— denostando contra la esclavitud. Pero incluso muchos de los que se oponían a la esclavitud consideraban a los esclavos algo inferiores a los humanos. La noche del 16 de agosto de 1841, en la pequeña isla de Nantucket, los miembros de la Sociedad Antiesclavista de Massachussets, mayormente cuáquera, se inclinaron hacia adelante en sus asientos para escuchar algo nuevo: una voz que se oponía a la esclavitud de alguien que la conocía por amarga experiencia personal.<br/> Su mero aspecto y porte destruía el mito entonces prevaleciente del «servilismo natural» de los afroamericanos. Al decir de todos, su elocuente análisis de los males de la esclavitud fue uno de los debuts más brillantes en la historia de la oratoria americana. William Lloyd Garrison, el principal abolicionista del día, estaba sentado en primera fila. Cuando Douglas terminó su discurso, Garrison se levantó, se volvió hacia la asombrada audiencia y los desafió con una pregunta a gritos:<br/> — ¿Acabamos de escuchar a una cosa, un bien mueble personal, o a un hombre?<br/> — ¡Un hombre! ¡Un hombre! —respondió la audiencia con una sola voz.<br/> — ¿Se puede mantener a un hombre así como esclavo en una tierra cristiana?—preguntó Garrison.<br/> — ¡No! ¡No! —gritó la audiencia, y aún más alto, Garrison inquirió:<br/> — ¿Se podría obligar a un hombre así a volver a la esclavitud desde la tierra libre del viejo Massachusetts? Y el público, ahora puesto en pie, exclamó:<br/> — ¡No! ¡No!<br/> Nunca volvió a la esclavitud. En cambio, como autor, editor y productor de periódicos, como orador en Estados Unidos y en el extranjero, y como primer afroamericano que ocupó una alta posición de asesoría en el gobierno, dedicó el resto de su vida a luchar por los derechos humanos. Durante la guerra civil fue consultor del presidente Lincoln. Douglas abogó con éxito por armar a los esclavos para luchar con el Norte, por la venganza federal contra los prisioneros de guerra confederados acusados de la ejecución sumaria de los soldados afroamericanos capturados, y por la libertad de los esclavos como principal objetivo de la guerra.<br/> Muchas de sus opiniones eran mordaces, poco aptas para hacerle ganar amigos en altos cargos:<br/> Afirmo sin el menor género de dudas que la religión del Sur es una mera cobertura para los crímenes más horribles... una justificación de la barbarie más espantosa, una santificación de los fraudes más odiosos y un oscuro refugio bajo el que los actos más oscuros, más asquerosos, más burdos e infernales de los negreros encuentran la mayor protección. Si me volvieran a reducir a las cadenas de la esclavitud, después de aquella esclavitud, consideraría la mayor calamidad que podía acontecerme ser esclavo de un amo religioso... Yo... detesto el cristianismo que maltrata a las mujeres, les roba a los hijos en la cuna, corrupto, esclavista, parcial e hipócrita de esta tierra.<br/> Comparado con la retórica racista de inspiración religiosa de aquella época y posterior, los comentarios de Douglas no parecen una hipérbole. «La esclavitud es de Dios», solían decir en tiempos anteriores a la guerra. Como un ejemplo odioso de los muchos de después de la guerra civil, el libro de Charles Carroll The Negro a Beast (St. Louis: American Book and Bible House) enseñaba a los lectores piadosos que «la Biblia y la Revelación Divina, además de la razón, enseñan que el negro no es humano». Más recientemente, algunos racistas rechazan todavía el sencillo testimonio escrito en el ADN de que no sólo todas las razas son humanas sino prácticamente indistinguibles y mencionan la Biblia como «baluarte inexpugnable» para no examinar siquiera la prueba.<br/> Vale la pena apuntar, sin embargo, que gran parte del fermento abolicionista surgió de comunidades cristianas, especialmente cuáqueras, del Norte; que las Iglesias cristianas negras del Sur representaron un papel clave en la lucha por los derechos civiles americanos de la década de los sesenta; y que muchos de sus líderes —el más notable, Martín Luther King, Jr. — eran ministros ordenados de estas Iglesias.<br/> Douglas se dirigió a la comunidad blanca con estas palabras:<br/> [La esclavitud] pone grilletes a nuestro progreso, es enemiga de la mejora, enemiga mortal de la educación; alienta el orgullo, alimenta la indolencia, promueve el vicio, da refugio al crimen, es una maldición de la tierra que la mantiene y, sin embargo, os aferráis a ella como si fuera la tabla de salvación de todas vuestras esperanzas.<br/> En 1843, cuando se encontraba dando conferencias en Irlanda poco antes del hambre de la patata, le conmovió la absoluta pobreza de aquel lugar y escribió a Garrison: «Veo aquí muchas cosas que me recuerdan mi antigua condición, y confieso que me avergonzaría elevar mi voz contra la esclavitud americana, pero sé que la causa de la humanidad es la misma en el mundo entero.» Se opuso francamente a la política de exterminio de los nativos americanos. Y, en 1848, en la Convención de Séneca Falls, cuando Elizabeth Cady Stanton tuvo la osadía de pedir un esfuerzo para asegurar el voto de las mujeres, Douglas fue el único hombre de cualquier grupo étnico que se levantó para apoyar la propuesta.<br/> La noche del 20 de febrero de 1895 —más de treinta años después de la Emancipación—, tras una aparición en un mitin por los derechos de la mujer junto a Susan B. Anthony, sufrió un colapso y murió.<br/> Años más tarde escribió sobre la Biblia con palabras que recordaban las de Douglas. “No conozco otro libro que preconice tan plenamente el sometimiento y la degradación de las mujeres”</p>
<p> Carl Sagan</p>Un relato de navidadtag:clubpositivo.ning.com,2016-12-21:6151086:BlogPost:377012016-12-21T21:00:00.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039724?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="369" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039724?profile=RESIZE_1024x1024" width="483"></img></a> Henry van Dyke (1852-1933), criado en Brooklyn (New York), fue un celebre predicador norteamericano a la vez poeta, ensayista, cuentista y profesor de literatura inglesa. La idea de esta fábula lo asalto una noche, “como un don, traído por el aire”, y tras un año de enfermedades, aflicciones, y de vivir con el pensamiento de morir cuando juzgaba le faltaba mucho para lograr…</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039724?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039724?profile=RESIZE_1024x1024" width="483" class="align-left" height="369"/></a>Henry van Dyke (1852-1933), criado en Brooklyn (New York), fue un celebre predicador norteamericano a la vez poeta, ensayista, cuentista y profesor de literatura inglesa. La idea de esta fábula lo asalto una noche, “como un don, traído por el aire”, y tras un año de enfermedades, aflicciones, y de vivir con el pensamiento de morir cuando juzgaba le faltaba mucho para lograr sus metas.</p>
<p><span class="font-size-4">EL REY MAGO</span><br/> <span class="font-size-4">QUE NUNCA LLEGO</span> <br/>
<span class="font-size-3">Por Henry van Dyke</span></p>
<p>Este relato, en su género, es una modesta obra clásica. La melodiosa cadencia de su estilo se dio a conocer por primera vez en 1892, durante los oficios del día de Navidad en una iglesia presbiteriana de Nueva York.<br/> Desde entonces esta historia se ha traducido a más de 13 idiomas y ha reconocido el mundo. Millones de personas se han sentido reanimados por la moraleja de fe y de valor que contiene, y por el concepto de que “Ciertas clases de fracaso valen mucho más que el triunfo”.</p>
<p>El lector ya conoce la historia de los Tres Reyes Magos que viajaron desde remotas tierras para presentar sus ofrendas en el pesebre de Belén. Pero, ¿ha oído la historia Del cuarto Rey Mago, que también vio la estrella y la siguió, aunque no pudo llegar a tiempo? Aquí he de relatar las andanzas de aquel peregrino que, a pesar de haberle sido negado la realización de su mayor anhelo, encontró el éxito en esa negativa.</p>
<p>Adjunta a esta publicación, publicamos la película que expresa esta historia. Esperamos que como festejo de Navidad, el relato pueda enriquecer nuestras vidas.</p>
<a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808035859?profile=original" target="_self">el-cuarto-rey-mago.pdf</a>Como conocer el otro Lado de Tu Cerebrotag:clubpositivo.ning.com,2016-12-14:6151086:BlogPost:374532016-12-14T22:50:16.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039545?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="264" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039545?profile=RESIZE_1024x1024" width="388"></img></a> Echa un vistazo a cualquier libro de historia y podrás ver el progreso en la sociedad.<br></br> Desde la Edad de Piedra a la Edad de la Agricultura, y luego, con la invención de las máquinas fue la Revolución Industrial. Y hace tan poco como a principios de los años 90 con el nacimiento de Internet, que entramos en la etapa que hemos llegado a conocer ahora – la Era de la…</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039545?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039545?profile=RESIZE_1024x1024" width="388" class="align-left" height="264"/></a>Echa un vistazo a cualquier libro de historia y podrás ver el progreso en la sociedad.<br/> Desde la Edad de Piedra a la Edad de la Agricultura, y luego, con la invención de las máquinas fue la Revolución Industrial. Y hace tan poco como a principios de los años 90 con el nacimiento de Internet, que entramos en la etapa que hemos llegado a conocer ahora – la Era de la Información.<br/> Sin embargo, algunos opinan que una nueva era está amaneciendo sobre nosotros. En el libro de Daniel Pink “Todo una Nueva Mente (A Whole New Mind) – Por qué el hemisferio derecho del cerebro regirá en el futuro” – Pink sugiere que nos estamos moviendo a una Era Conceptual – caracterizada por creadores y empatizadores. Según él, “Los artistas, inventores, diseñadores, narradores, cuidadores, pensadores abstractos – cosecharán ahora las recompensas de la sociedad y compartirán sus alegrías más grandes”.<br/> <span class="font-size-4">La Era Conceptual</span><br/> Pink afirma que, como en la Revolución Industrial en el que muchos puestos de trabajo, humanos fueron reemplazados por máquinas, en estos días ofertas de empleo que requieren pensamiento lógico y analítico (caracterizado por el lado izquierdo del cerebro) están siendo reemplazadas por programas informáticos. Muchas nuevas profesiones están cambiando para convertirse en profesiones más “creativas” (asociadas al hemisferio derecho del cerebro) – a tal punto que si no eres creativo podría serte más difícil mantener un trabajo en esta nueva era. <br/> El nuevo mercado de trabajo ya no pertenece a los trabajadores del conocimiento, sino a los Trabajadores de la Creatividad. <br/> Aquellos que puedan tomar la abundancia y diversidad de información y conocimiento que está dando vueltas y, crear algo nuevo con valor intrínseco.<br/> Como él mismo dice…<br/> “Nos hemos dado cuenta de algo: El mundo ha cambiado. El futuro ya no pertenece a la gente que puede razonar con la lógica, velocidad y precisión de un ordenador. Pertenece a una clase diferente de personas con un tipo de mentalidad diferente. Hoy -en los vaivenes de una economía que ha pasado de auge a la quiebra y sigue – es una metáfora que explica lo que está pasando y que está dando vueltas en nuestras cabezas”.<br/> <span class="font-size-4">El valor de la creatividad en el lugar de trabajo</span><br/> Esto se puede ver claramente si miras la lista de personas más creativas del 2010 que hace la revista Fast Company.<br/> Si vemos los primeros 10 no es sorprendente encontrar una estrella del pop internacional, cineasta y productor de televisión – pero y ¿los otros 7?<br/> Sorprendentemente entre ellos encontramos un profesor de derecho de Harvard, el director ejecutivo de Safeway y altos ejecutivos de Apple, Nike, Microsoft y Nissan. Demostrando que el valor percibido de la creatividad se ha extendido a sectores que antes eran considerados como menos “creativos”.<br/> Ahora, destapar tu creatividad no solo te ayuda a mejorar en el ambiente laboral.<br/> Expresar tu creatividad te conduce a una calidad de vida mucho mejor y con más energía.<br/> ¿Cómo? Fácil.<br/> Cuando creamos y hacemos cosas estamos expresando nuestro verdadero ser, nuestra esencia y nos hace sentirnos más conectados con nosotros y con nuestro entorno.<br/> <span class="font-size-4">La Creatividad ese aliado incondicional en tu vida</span><br/> Puedes mejorar las relaciones con tus seres queridos utilizando un poco de pensamiento creativo.<br/> ¿Te has encontrado alguna vez en una rutina? ¿O tal vez pasando por los mismas discusiones una y otra vez?<br/> Simplemente destapando tu creatividad innata puedes darle una mirada fresca a esos viejos problemas.<br/> Ya sea sorprendiendo a tus seres queridos con una sorpresa única que exprese tus verdaderos sentimientos de amor y aprecio hacia ellos.<br/> O tal vez puedas utilizar tu creatividad para atraer a nuevas y excitantes personas a tu vida!<br/> Se entiende por Creatividad “algo nuevo que es creado y tiene algún tipo de valor”.<br/> La verdad es que cuanto más desarrollas tu creatividad, más cosas CREAS y más cosas Tienes!<br/> Tu puedes crear más amor, felicidad, salud, energía, alegría, o tiempo en tu vida.<br/> <span class="font-size-4">Conéctate (Contigo y Con los Demás)</span><br/> Cuando te expresas empiezas un viaje por el camino del auto-descubrimiento y la autenticidad.<br/> Cuando creamos algo, lo tomamos de nuestra esencia, de lo que realmente creemos, sentimos y pensamos.<br/> La creatividad es también una expresión espiritual, por lo que, naturalmente, las personas que a menudo se expresan de manera creativa se sienten más seguros de sí mismos y se conectan a una fuente superior.<br/> Así que destierra esos mitos de que la Creatividad es para algunos pocos y conéctate con la Verdadera Fuente de Creatividad, TU MISMO.<br/> <span class="font-size-4">Recuerda lo que Napoleon Hill escribió:</span><br/> Los grandes artistas, escritores, músicos y poetas se convirtieron en grandes porque ellos adquirieron el hábito de confiar en la pequeña constante que les hablaba de adentro por medio de la facultad creativa de la imaginación. Es un hecho que es muy bien conocido por la gente que tiene imaginaciones muy agudas que las mejores ideas vienen de “Corazonadas”.</p>
<p>Basado en Informes del Instituto Icep de Argentina</p>Si quieres saber cómo se ubican presidentes, te invito a leer el siguiente artículotag:clubpositivo.ning.com,2016-11-09:6151086:BlogPost:374472016-11-09T15:05:53.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><strong><span class="font-size-3"><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039868?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="255" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039868?profile=RESIZE_1024x1024" width="386"></img></a> 1. La estrategia de la distracción.</span></strong><br></br> El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción, consiste en desviar la aten-ción del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y eco-nómicas, mediante la técnica del diluvio o inundación continua de…</p>
<p><strong><span class="font-size-3"><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039868?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039868?profile=RESIZE_1024x1024" width="386" class="align-left" height="255"/></a>1. La estrategia de la distracción.</span></strong><br/> El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción, consiste en desviar la aten-ción del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y eco-nómicas, mediante la técnica del diluvio o inundación continua de distracciones e informaciones insig-nificantes. La estrategia de la distracción es indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la ci-bernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los problemas sociales de verdad y cau-tivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin tiempo para pensar; de vuelta a la granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.<br/> <strong><span class="font-size-3">2. Crear problemas y después ofrecer las soluciones.</span></strong><br/> Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar la reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u or-ganizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políti-cas en perjuicio de la libertad. O por ejemplo: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.<br/> <strong><span class="font-size-3">3. la estrategia de la implantación gradual.</span></strong><br/> Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, poco a poco, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.<br/> <strong><span class="font-size-3">4. la estrategia de diferir.</span></strong><br/> Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediata-mente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar de forma ingenua que “todo irá a mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al públi-co para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarlo con resignación cuando llegue el momento.<br/> <strong><span class="font-size-3">5. dirigirse al público de forma infantil.</span></strong><br/> La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entona-ción particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabili-dad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menor aun (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.<br/> <strong><span class="font-size-3">6. utilizar el aspecto emocional más que la reflexión.</span></strong><br/> Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racio-nal, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, el uso del registro emocional per-mite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos.<br/> <strong><span class="font-size-3">7. mantener al público en la ignorancia y en la mediocridad.</span></strong><br/> Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea, y permanezca, imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Ar-mas silenciosas para guerras tranquilas)”.<br/> <strong><span class="font-size-3">8. estimular al público a ser indulgente con la mediocridad.</span></strong><br/> Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…<br/> <strong><span class="font-size-3">9. reforzar la auto culpabilidad.</span></strong><br/> Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insufi-ciencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!<br/> <strong><span class="font-size-3">10. conocer a los individuos mejor que ellos mismos.</span></strong><br/> En el transcurso de los últimos 50 años, los avances de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos conocimientos poseídos y utilizados por las élites domi-nantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado del conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológica. El sistema ha conse-guido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un gran control y mayor poder sobre los individuos, es mas, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.<br/> Basado en los estudios de Noam Chomsky</p>Pecados de la memoriatag:clubpositivo.ning.com,2016-10-19:6151086:BlogPost:371652016-10-19T21:46:55.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039465?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="288" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039465?profile=RESIZE_1024x1024" width="310"></img></a> La memoria es selectiva. Almacena, retiene, guarda, pero sólo lo que quiere. La intensidad de ese recuerdo es decisiva. Cuanto más placentero o más traumático resulta, más tiempo se mantiene a salvo del olvido. Y nos constituye como individuos: da fe de quienes hemos sido, de quiénes somos. Podrá cambiar nuestro aspecto físico, pero si logramos recordar, seguiremos estando…</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039465?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039465?profile=RESIZE_1024x1024" width="310" class="align-left" height="288"/></a>La memoria es selectiva. Almacena, retiene, guarda, pero sólo lo que quiere. La intensidad de ese recuerdo es decisiva. Cuanto más placentero o más traumático resulta, más tiempo se mantiene a salvo del olvido. Y nos constituye como individuos: da fe de quienes hemos sido, de quiénes somos. Podrá cambiar nuestro aspecto físico, pero si logramos recordar, seguiremos estando aquí y ahora. <br/> ¿Sabían que basta con creer que una experiencia vivida es importante, para que pasadas 12 horas ese recuerdo sea archivado?<br/> Un experto en psicología de la Universidad de Harvard (EE.UU), Daniel Schacter, se ha especializado en memoria y neuropsicología, y ha estudiado los engranajes de la memoria. En su libro Los siete pecados de la memoria, da cuenta de ciertas fallas adaptativas que ponen en evidencia por qué olvidamos lo que olvidamos, o dicho de otra forma, por qué recordamos lo que recordamos:<br/> <strong>1- La distractibilidad:</strong> Sucede cuando hacemos algo y luego no recordamos haberlo hecho. ¿Cómo podemos olvidar dónde dejamos las llaves o los anteojos? Sencillo: no prestamos atención suficiente al momento de hacerlo. <br/> <strong>2- El bloqueo:</strong> Una experiencia que tiene lugar cuando somos conscientes de que sabemos algo pero no podemos recordarlo. Es el famoso "lo tengo en la punta de la lengua" y dicen que tiene que ver con la necesidad de la memoria de "hacer lugar" para otros recuerdos.<br/> <strong>3- La transitoriedad:</strong> Cómo el paso del tiempo afecta la memoria y de repente olvidamos, por ejemplo, el nombre de alguien que no vemos hace un tiempo. <br/> <strong>4- La atribución errónea:</strong> Nos lleva a confundir realidad con fantasía. Recordamos sucesos que no tuvieron lugar o creemos estar en lugares donde no hemos estado. <br/> <strong>5- La propensión:</strong> Habla de cómo aparecemos con todos nuestros conocimientos a la hora de reconstruir el recuerdo. Es muy común traer una situación del pasado pero destacando cómo nos sentimos ahora con eso que pasó.<br/> <strong>6- La persistencia:</strong> Tiene que ver con el impacto que nos produjo esa vivencia que dio origen al recuerdo. <br/> <strong>7- La sugestibilidad:</strong> Los recuerdos no se graban como fotos, por eso, al evocarlos, solemos reconstituirlos agregándoles detalles que por ahí tuvieron lugar con posterioridad.</p>
<p>Razones sobran, entonces, para no desesperar. El olvido es humano e indispensable. Y si nos asalta con más fuerza con el paso del tiempo, es porque hemos conseguido llegar a viejos. Ejercitar la memoria, estimularla, es una buena manera de preservarla.</p>
<p><strong>¿Cuál es ese recuerdo que jamás has olvidado?</strong></p>APRENDIENDO DE YUNUStag:clubpositivo.ning.com,2016-10-03:6151086:BlogPost:371572016-10-03T21:30:00.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p></p>
<p>El destino de Muhammad Yunus nuevo Premio Nóbel de la Paz era probablemente el de otros economistas de élite, ser un reputado académico, o un muy bien pagado consultor. Sin embargo explica que algo pasó, cuando en 1974 vio morir de hambre a cientos de miles de personas en Bangladesh, su país natal, por una hambruna. Se preguntó: “Mientras la gente moría de hambre en las calles, yo enseñaba teorías económicas elegantes... Me empecé a odiar a mi mismo, a la arrogancia de pretender…</p>
<p></p>
<p>El destino de Muhammad Yunus nuevo Premio Nóbel de la Paz era probablemente el de otros economistas de élite, ser un reputado académico, o un muy bien pagado consultor. Sin embargo explica que algo pasó, cuando en 1974 vio morir de hambre a cientos de miles de personas en Bangladesh, su país natal, por una hambruna. Se preguntó: “Mientras la gente moría de hambre en las calles, yo enseñaba teorías económicas elegantes... Me empecé a odiar a mi mismo, a la arrogancia de pretender tener todas las respuestas...Nosotros los profesores éramos todos tan inteligentes pero no sabíamos absolutamente nada acerca de la pobreza que nos rodeaba”.</p>
<p>Salió de su Universidad de élite, y fue a la aldea cercana a conocer lo que sucedía con los campesinos. Una mujer con muchos hijos le mostró las sillas de bambú que producía. Trabajaba muy duramente pero seguía en total miseria. Le contó que para producir tenía que pedir prestado a los prestamistas, y revenderles las sillas. Le cobraban 10% de interés diario. Después de pagar el préstamo y los intereses sólo le quedaban dos centavos de dólar por día de trabajo. Yunus hizo los cálculos y llegó rápidamente a la conclusión: “me sentía avergonzado por pertenecer a una sociedad incapaz de dar 27 dólares a 42 personas para ayudarlas a subsistir por si mismas”. ¿Por qué los prestamistas?. ¿Por qué nadie ni la banca privada, ni la pública querían prestar a los muy pobres?. No tenían garantías. Había descubierto un gigantesco “mercado cautivo” de la usura, y al mismo tiempo la idea del micro-crédito Con muy poco se podía salvar dignamente la vida de millones.</p>
<p>Fracasó en sus gestiones antes el Gobierno, y la empresa privada para que se interesaran por este tipo de préstamos. Fundó entonces en 1976 el Grameen Bank, el Banco de la Aldea. Después de dialogar y dialogar con los pobres, le dio un diseño único en la historia bancaria.</p>
<p>Ante todo sería un banco de los mismos pobres. Sus más de 6 millones de prestatarios tienen hoy el 92% de las acciones. Por otra parte, cero burocracias, los funcionarios del banco no debían esperar en oficinas que llegaran los pobres. Debían ir donde estaban, vivir entre ellos, y captar sus necesidades. Como no había garantías, cero papeles. Todo ello reducía los costos de operación. Concibió dos ideas maestras. La primera privilegiar en los préstamos a las mujeres. Son más del 97% de los que reciben los préstamos. Porque mujer es madre, y es familia, y sabrían aplicar muy bien el dinero. Allí tuvo que enfrentar tabúes fuertemente arraigados. A las mujeres campesinas de su país raramente se les permitía tocar dinero, o trabajar fuera de la casa. Segundo, para pedir un préstamo tenía que haber un grupo de cinco, el préstamo era individual pero el grupo se hacia responsable porque cada uno pagara. Allí movilizó la cooperación, el capital social, la responsabilidad. Todo ello funcionó perfectamente, la tasa de repago es del 98%.</p>
<p>El Grameen Bank ha entregado en Bangladesh préstamos por 5.720 millones de dólares. Los préstamos son de 200 dólares promedio. A los 20 años de funcionamiento ya había llegado a 12 millones de personas, y actualmente con otros emprendimientos similares están apoyando en Bangladesh a 38 millones. El Grameen tiene 2.226 filiales y ayuda a 71.371 aldeas. Más de 100 países desde Uganda y Malasia hasta el Sur de Chicago han replicado la experiencia.</p>
<p>Cuando se le dio el Nóbel de la Paz explicó que había movilizado una fuerza poderosa para enfrentar la pobreza, lucha decisiva para lograr la paz. También el Comité del Nóbel señaló: “El micro-crédito ha probado ser una importante fuerza liberadora en sociedades donde las mujeres tienen que enfrentar condiciones económicas y sociales represivas”.</p>
<p>La experiencia de Yunus tiene varias lecciones para una América Latina con 228 millones de pobres (41% de la población), 94 millones de ellos en pobreza extrema (19% de la población), y una pobreza persistente (las cifras totales son mayores que en 1980, 168 y 60 millones respectivamente):</p>
<p>1. Los economistas y los líderes deben salir de la oficina, hablar, y conocer a los pobres y planear soluciones junto con ellos.<br/> 2. Deben ser sensibles, compartir la auto-indignación que llevó a Yunus a hacer lo que hizo.<br/> 3. Yunus ha prevenido respecto a América Latina que conoce bastante: “mucha gente tomó la idea de llevar el micro-crédito a los pobres sólo como una manera de hacer dinero, en vez de para ayudarlos”.<br/> 4. El papel de la mujer debe ser central.<br/> 5. La preocupación debe ser colectiva. Como muy bien definiera: “La calidad de una sociedad no debe medirse por el nivel de vida de los que mucho tienen sino por el de sus capas mas pobres”.</p>
<p>Ha habido en América Latina una actividad creciente en torno al micro-crédito con iniciativas pioneras de organizaciones como el BID, y el apoyo decidido de Gobiernos extra-regionales como entre ellos el de España, pero hay muchísimo más por hacer.</p>
<p>Yunus explicó con claridad su concepción de fondo sobre el mundo actual, muy vigente para América Latina la región más desigual de todas (una distancia entre el 10% más rico y el 10% más pobre que sextuplica la de España, cuadruplica la de Italia, y triplica la de Estados Unidos el país más desigual de los desarrollados): “No podemos seguir con el absurdo de que unos tengan enormes riquezas mientras otros tienen problemas para sobrevivir. Si podemos terminar con la pobreza, por lo menos desde el punto de vista económico, tendremos una situación más vivible entre los muy ricos y los muy pobres, entre los países ricos y las naciones muy pobres. Este es el ingrediente principal para la paz”.</p>
<p>Hay una lección adicional. Cuando se le comunicó el premio, el Comité Nóbel le preguntó qué mensaje quería transmitir. Señaló: “el único es que la pobreza en el mundo es una creación artificial. No es parte de la civilización humana y podemos cambiar la situación. Lo único que debemos hacer es rediseñar nuestra instituciones y políticas y no habrá personas que sufrirán de pobreza”.</p>
<p>En América Latina tierra de un enorme potencial económico, es hora de aplicar en profundidad las lecciones magistrales de Yunus.<br/> Tomado de Bernardo Kliksberg</p>Solo una historiatag:clubpositivo.ning.com,2016-09-12:6151086:BlogPost:373442016-09-12T21:14:01.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808038648?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="268" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808038648?profile=RESIZE_1024x1024" width="402"></img></a> La tarde invernal avanzaba inexorable en el oscuro manto gélido y taciturno del crepúsculo, sobre la gran metrópoli, implantando sombras misteriosas y nostalgias en al alma.<br></br> En las calles se veía el hormigueo todavía importante de miles de gentes en sus vehículos, regresando a sus hogares. Los edificios de altas cúspides, reflejaban en sus ventanas, multitud de luces…</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808038648?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808038648?profile=RESIZE_1024x1024" width="402" class="align-left" height="268"/></a>La tarde invernal avanzaba inexorable en el oscuro manto gélido y taciturno del crepúsculo, sobre la gran metrópoli, implantando sombras misteriosas y nostalgias en al alma.<br/> En las calles se veía el hormigueo todavía importante de miles de gentes en sus vehículos, regresando a sus hogares. Los edificios de altas cúspides, reflejaban en sus ventanas, multitud de luces encendidas. Aquí y allá, las casas más pequeñas mostraban sus coloreadas chimeneas humeando alegremente el clima de los hogares, preparándose para el anochecer. El múltiple matiz de decenas de negocios, fábricas, departamentos y vehículos declinaba suavemente mientras se encendían en forma automática cientos de farolas de sodio, iluminando avenidas, calles y fachadas como agudos centinelas de la noche.</p>
<p>Aquel día se aproximaba una nevada, eran las veinte horas y la temperatura descendía más allá de cero grados centígrados. Los sistemas de climatización y calefacción funcionaban silenciosamente en la casa de la avenida Oeste. En su interior, padre e hijo esperaban en el gran living, el momento de la cena.</p>
<p>La habitación cálida y confortable parecía apañar lejanos recuerdos, un calor de hogar invitaba al apego, al afecto, al sosiego. El exterior parecía lejano y ausente y a través del amplio ven¬tanal, comenzaba a aparecer la nevada como una blanca capa silente y fantasmal.<br/> — ¡Cuéntame una historia, papá! —.<br/> — ¡Claro Joel, claro!, tenemos tiempo, tal vez te interese la historia de los Jacks —.<br/> El padre con actitud complaciente, trataba de entretener a su hijo.<br/> — ¡Qué lindo, papito, cuéntala por favor! — Y Joel se preparó para el relato.<br/> Con una mirada, y la pausa de un excelente narrador, el padre comenzó la historia:<br/> —En aquel entonces se llamaban así, pero déjame comenzar por el principio, y acomodándose en el amplio sillón continuó.</p>
<p>—Ocurrió en la época en que los hombres, toda la humanidad, había alcanzado un gran adelanto tecnológico, ilustres sabios alcanzaron el fin de las guerras, y desaparecieron las fronteras. Fue cuando un consejo de paz, formado por siete hombres ancianos, muy sabios, comenzó a gobernar todo el mundo. Hasta esa época los humanos vivían un promedio de ciento veinte años, pero con el avance científico se logró prolongar la vida útil hasta los cuatrocientos años —.</p>
<p>—¡Qué linda historia papá, sigue, sigue! — dijo Joel muy entusiasmado.</p>
<p>—Entonces comenzaron los viajes espaciales, los planetas habitables del sistema solar fueron colonizados, se construyeron ciudades en Marte, Venus y Mercurio.</p>
<p>Un día, enormes naves llegaron desde otra galaxia, descendieron en la tierra e hicieron contacto con los hombres; eran los Jacks, provenían de una lejana estrella cercana al sistema de Pólux, dueños de una civilización infinitamente mas avanzada que la de la tierra, eran físicamente diferentes: parecían gigantescos murciélagos con un rostro bastante parecido al de los terrestres, es decir, ojos, nariz, boca, orejas, pero muy velludos, tenían grandes alas color violeta, y podían volar, un escritor norteamericano de esa época les puso el nombre de Jacks (palafreneros), puesto que el nombre de esa raza era impronunciable en nuestro idioma.<br/> Pero, te agrada mi historia hijo, ¿deseas que continúe? —.<br/> — ¡Sí papito, qué lindo! —. Joel no cabía en sí de gozo. El padre continuó.<br/> —Los Jacks, a pesar de su aspecto, eran muy inteligentes, de trato cordial y afable, aprendieron rápidamente a hablar la lengua de los humanos, eran telépatas, con un gran desarrollo mental. En un principio, mejoraron la tecnología terrestre, Onec, el gran coman¬dante Jacks organizó un nuevo sistema de educación mundial, el conocimiento de los habitantes de todo el mundo se vio aumentado muchísimo, y con la nueva tecnología los habitantes no necesitaron ya trabajar para vivir, las máquinas, los robots, y los sistemas computarizados hacían todo por ellos.</p>
<p>En total llegaron mil doscientos seres, setecientos hombres y quinientas mujeres Jacks.</p>
<p>Al principio todo marchaba muy bien, el campo para la investigación, los deportes y nuevos viajes a los planetas vecinos se vieron incentivados —.<br/> — ¿Y qué pasó luego papá? —. Preguntó Joel impaciente.<br/> —Calma hijo, ya continúo. Verás, los Jacks comenzaron a multiplicarse y se dedicaron progresivamente a una vida licenciosa, engordaron y comenzaron a esgrimir sus armas, que nunca habían utilizado, para sojuzgar a las personas; eran armas hipnóticas de efecto mental, a veces paralizantes, y en dos generaciones más, se hicieron dueños de la tierra. Entonces comenzó una resistencia por parte de los hombres, que fue combatida duramente, éstos fueron llevados por miles a trabajar como esclavos a los mundos de Alfa del Centauro.</p>
<p>Los Jacks perfeccionaron sus armas y su poder fue total, se los veía volar por centenares con sus alas color violeta, ostentándose sobre las grandes ciudades, ahora propiedad de ellos, dominadas, con muy pocos hombres, todos esclavos —.<br/> — ¿Entonces papi? —.<br/> —Entonces, Joel, surgió Marcos, un gran líder humano, un científico genial que creó el bacilo “H” —.<br/> ¿-Qué era el bacilo ‘H” papá? —.<br/> —Era un bacilo que producía una extraña enfermedad; la enfermedad de los recuerdos. El mal de las añoranzas. Este bacilo atacaba sólo a los Jacks, produciéndoles una profunda tristeza, haciendo que anhelaran regresar a su hogar de origen. Entonces los Jacks subieron a sus naves abandonando la tierra y el sistema solar, pero varios de ellos que habían nacido en este mundo regresaron en una pequeña nave, porque sintieron nostalgia del tercer planeta, entonces..., pero vamos hijo, mamá nos llama a cenar, luego continuaremos —.<br/> — ¡Qué hermoso cuento, papito, qué hermoso! — dijo Joel, moviendo muy contento sus pequeñas alas violetas.</p>
<p> Nelson Astegher</p>El discurso de Messie Gurdjieff ,(filósofo), fragmentos de una enseñanza desconocidatag:clubpositivo.ning.com,2016-08-27:6151086:BlogPost:374242016-08-27T14:00:00.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039740?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="291" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039740?profile=RESIZE_1024x1024" width="388"></img></a> «Para comprender la diferencia entre los estados de conciencia, es preciso que volvamos al primero, que es el sueño. Es éste un estado de conciencia totalmente subjetivo. El hombre queda sumido en sus sueños, y poco importa que conserve o no su recuerdo. Aun en el caso de que algunas impresiones reales lleguen hasta el durmiente, tales como sonidos, voces, calor, frío y…</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039740?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039740?profile=RESIZE_1024x1024" width="388" class="align-left" height="291"/></a>«Para comprender la diferencia entre los estados de conciencia, es preciso que volvamos al primero, que es el sueño. Es éste un estado de conciencia totalmente subjetivo. El hombre queda sumido en sus sueños, y poco importa que conserve o no su recuerdo. Aun en el caso de que algunas impresiones reales lleguen hasta el durmiente, tales como sonidos, voces, calor, frío y sensaciones de su propio cuerpo, sólo provocan en él imágenes fantásticas. Después el hombre se despierta. A primera vista, es un estado de conciencia completamente distinto. Puede moverse, hablar con otras personas, hacer proyectos, ver los peligros, evitarlos, y así sucesivamente. Parece razonable pensar que se encuentra en una situación mejor que cuando estaba dormido. Pero, si calamos un poco más hondo, si arrojamos una mirada a su mundo interior, a sus pensamientos, a las causas de sus acciones, comprenderemos que se halla casi en el mismo estado de cuando dormía. Incluso peor, porque, durante el sueño, permanece pasivo, lo que equivale a decir que no puede hacer nada. Por el contrario, en el estado de vigilia puede actuar continuamente, y el resultado de sus acciones repercutirá sobre él y sobre los que le rodean. Sin embargo, no se acuerda de sí mismo. Es una máquina, todo le viene de fuera. No puede detener la corriente de sus ideas, no puede dominar su imaginación, sus emociones, su atención. Vive en el mundo subjetivo del "yo amo", "yo no amo", "esto me gusta", "esto me disgusta", "deseo" "no deseo", es decir, en un mundo hecho de lo que cree amar o no amar, desear o no desear. No ve el mundo real. Se lo oculta el muro de su imaginación. Vive en el sueño. Duerme. Y lo que llama su "conciencia lúcida" no es más que sueño... y un sueño mucho más peligroso que el de la noche, en su lecho.</p>
<p>»Consideremos algunos acontecimientos de la vida de la Humanidad. Por ejemplo, la guerra. En este momento hay guerra. ¿Qué quiere decir esto? Significa que muchos millones de durmientes se esfuerzan en destruir a muchos millones de durmientes. Cosa que no harían, naturalmente, si despertaran. Todo lo que ocurre actualmente es debido a aquel sueño.<br/> «Estos dos estados de conciencia, sueño y vigilia, son igualmente subjetivos. Sólo empezando a acordarse de sí mismo puede el hombre realmente despertar. Entonces, toda la vida toma a su alrededor un sentido diferente. La ve como una vida de gente dormida, una vida de sueño. Todo lo que dice la gente, todo lo que hace, lo dice y lo hace en sueños. Nada de ello puede tener, pues, el menor valor. Sólo el despertar y lo que conduce al despertar tiene un valor real.»<br/> «¿Cuántas veces me habéis preguntado si sería posible evitar las guerras? Ciertamente, sería posible. Bastaría con que la gente despertase. Esto parece ser muy poca cosa. Por el contrario, nada hay más difícil, puesto que el sueño es provocado y mantenido por toda la vida ambiente, por todas las condiciones del ambiente. »¿Cómo despertar? ¿Cómo librarnos de aquel sueño? Estas preguntas son las más importantes, las más vitales que puede formularse un hombre. Pero, antes de hacérselas, deberá convencerse del hecho mismo de su sueño. Y no le será posible convencerse más que tratando de despertarse. Cuando haya comprendido que no se acuerda de sí mismo y que el recuerdo de sí mismo significa un despertar hasta cierto punto, y cuando haya visto por experiencia lo difícil que es acordarse de sí mismo, comprenderá que el deseo de despertar no basta para lograrlo. Hablando con mayor rigor, diremos que un hombre no puede despertarse por sí mismo. Pero, si veinte hombres convienen en que el primero de ellos que lo haga despertará a los demás, tienen ya una posibilidad de conseguirlo. Sin embargo, incluso esto es insuficiente, porque los veinte hombres pueden dormirse al mismo tiempo y soñar que se despiertan. Por consiguiente, no basta. Se necesita más. Los veinte hombres deben estar vigilados por otro hombre que no esté dormido o que no se duerma tan fácilmente como los demás, o que se duerma conscientemente cuando sea posible, cuando no pueda resultar de ello ningún mal para él ni para los otros. Deben encontrar a este hombre y con¬tratarle para que les despierte e impida que vuelvan a caer en el sueño. Sin esto, es imposible despertar.<br/> »Es posible pensar durante un millar de años, es posible escribir bibliotecas enteras, inventar millones de teorías, y todo esto en pleno sueño, sin ninguna posibilidad de despertar. Por el contrario, estas teorías y estos libros escritos o fabricados por los durmientes, tendrán por único efecto arrastrar al sueño a otros hombres, y así sucesivamente.<br/> »No hay nada nuevo en la idea de sueño. Casi desde la creación del mundo, se ha dicho a los hombres que estaban dormidos y que debían despertar. Cuántas veces por ejemplo, leemos en el Evangelio: "Despertaos", "velad", "no os durmáis". Incluso los discípulos de Cristo dormían en el huerto de Getsemaní, mientras su Maestro oraba por última vez. Con esto queda dicho todo. Pero, ¿lo comprenden los hombres? Lo toman por una figura retórica, por una metáfora. No ven en absoluto que hay que tomarlo al pie de la letra. Y aun en esto es fácil comprender la razón. Tendrían que despertar un poco, o al menos intentarlo. Hablo en serio cuando digo que a menudo me han preguntado por qué los Evangelios no hablan jamás del sueño... Y éste se cita en todas sus páginas. Lo cual demuestra sencilla¬mente que la gente lee el Evangelio durmiendo.»<br/> «En términos generales, ¿qué hace falta para despertar a un hombre dormido? Se precisa una buena impresión. Pero, cuando el sueño es profundo, una sola impresión no es bastante. Se requiere un largo período de impresiones incesantes. Por consiguiente, se necesita alguien que las produzca. Ya he dicho que el hombre deseoso de despertar debe contratar a un ayudante que se encargue de sacudirle durante largo tiempo. Pero, ¿a quién puede contratar, si todo el mundo duerme? Toma a alguien para que le despierte, y éste a su vez se queda dormido. ¿Cuál puede ser su utilidad? En cuanto al hombre capaz de mantenerse realmente despierto, probablemente se negará a perder su tiempo despertando a los otros: puede tener otros trabajos mucho más importantes para él.<br/> «También existe la posibilidad de despertarse por medios mecánicos. Se puede emplear un despertador.<br/> Lo malo es que uno se acostumbra pronto a los despertadores, de varios sonidos. El hombre debe rodearse materialmente de despertadores que le impidan dormir. Y todavía en esto existen dificultades. El despertador debe ser montado; para ello es indispensable acordarse de él; para acordarse de él, es preciso despertar. Pero he aquí lo peor: el hombre se acostumbra a todos los despertadores, y, al cabo de algún tiempo, aún duerme con ellos. Por consiguiente, hay que cambiar continuamente los despertadores, inventar otros nuevos. Con el tiempo, esto puede ayudar al hombre a despertar. Ahora bien, existen muy pocas probabilidades de que realice todo este trabajo de inventar, de montar y de cambiar to¬dos los despertadores por sí mismo, sin ayuda exterior. Es mucho más probable que, comenzado su trabajo, no tarde en dormirse, y que, en su sueño, sueñe que inventa despertadores, que los monta y que los cambia... y, como ya he dicho, con ello dormirá aún mejor.<br/> »Luego, para despertar, se requiere todo un con¬junto de esfuerzos. Es indispensable que haya alguien que despierte al durmiente; es indispensable que haya alguien que vigile al encargado de despertarle; tiene que haber despertadores, y hay que inventar constantemente otros nuevos.<br/> »Pero, para llevar a buen término esta empresa y obtener resultados de ella, varias personas deben trabajar juntas.<br/> »Un hombre solo, nada puede hacer.<br/> »Antes que nada, tiene necesidad de ayuda. Un hombre solo no puede tener un ayudante. Los que son capaces de ayudar valoran su tiempo a muy alto precio. Naturalmente, prefieren ayudar a veinte o treinta personas deseosas de despertar, que a una sola. Además, como ya he dicho, el hombre puede muy bien equivocarse sobre su despertador, tomar por vigilia lo que no es más que un nuevo sueño. Si varias personas deciden luchar juntas contra el sueño, se despertarán mutuamente. A menudo ocurrirá que veinte de ellas dormirán y el hombre inventará un despertador, otro hombre inventará otro, después de lo cual podrán hacer un intercambio. Todos juntos pueden prestarse una gran ayuda, y, sin esta ayuda mutua, ninguno de ellos puede lograr nada.<br/> »Así, pues, el hombre que quiere despertar debe buscar otras personas que quieran lo mismo, con el fin de trabajar junto a ellas. Pero esto cuesta menos de decir que de hacer, porque la puesta en marcha de tal labor y su organización requieren un conocimiento que el hombre corriente no posee. Tiene que organizarse el trabajo, y tiene que haber un jefe. Sin estas condiciones, el trabajo no puede dar los resultados apetecidos, y todos los esfuerzos serán en vano. La gente podrá torturarse; pero estas torturas no la despertarán. Nada parece más difícil de comprender por ciertas personas. Pueden ser capaces de grandes esfuerzos por sí mismas y por propia iniciativa, pero nada es capaz de persuadirlas de que sus primeros sacrificios deben consistir en obedecer a otra persona.<br/> »No quieren reconocer que todos sus sacrificios, en este caso, no sirven para nada.<br/> »El trabajo debe ser organizado. Y sólo puede serlo por un hombre que conozca sus problemas y sus fines, que conozca sus métodos, por haber pasado él mismo, en su tiempo, por tal trabajo organizado.»</p>
<p>Estos párrafos de Gurdjieff han sido transcritos en la obra de P. D. Ouspensky, Fragments d'un Enseignement Inconnu, Éd. Stock, París, 1950.</p>
<p></p>
<p><span class="font-size-1"><i>Sobre Messie Gurdjieff</i></span></p>
<p><span class="font-size-1"><i>Creo que hay en el mundo de hoy un número bastante grande de hombres y de mujeres que persiguen un problema al cual la ciencia, las filosofías, las iglesias, las políticas no pueden responder acabadamente. Lo persiguen, la mayoría de las veces, como a pesar de sí mismos, a despecho de los esfuerzos que despliegan para olvidar su urgencia en las distracciones de las pasiones amorosas, de la acción, del alcohol, del poderío social, del dinero, del estetismo, etc. Yo no sabría expresar este problema en la totalidad de sus aspectos, más, a mi parecer, enfoca los siguientes puntos: "¿Existo realmente? ¿Acaso el hombre no es sino el lugar de un perpetuo desfile de sentimientos, de humores, de deseos, de ideas, de recuerdos, todo ello agitado de acuerdo con movimientos casi mecánicos? ¿No existe tras mi yo ilusorio un yo situado fuera de ese lugar de paso, un yo verdaderamente libre? Todo lo que yo creo hacer, en realidad me sucede. Me sucede exactamente como "llueve" o como "hiela". Yo pienso, leo, escribo, amo, odio, pertenezco a tal partido, a tal Iglesia, me lanzo en tal acción, en tal combate, en tal investigación pero, en realidad, todo esto me sucede; soy tirado por múltiples cordeles. ¿No habrá en lo profundo del hombre un lugar en el que Yo decida, donde Yo domine, donde Yo contemple en una total independencia, una total libertad? Sin embargo, se me hacen mil signos. Siento, adivino que mi destino, que<b> </b>mis aventuras, mis actos, mis ensueños encienden, de tiempo en tiempo, en la noche, signos que yo no comprendo y que, sin embargo<b>, </b>me están destinados con toda evidencia. Los comprendería si tuviera otros ojos detrás de mis ojos comunes, si tuviera un gran Yo tras mi pequeño yo esclavo y ciego. Estos signos me dirían claramente de qué manera estoy adecuado a los grandes corrientes de fuerza del universo y qué papel exacto estoy llamado a representar en esta vida. ¿No habría un medio de comprender estos signos? ¿No existiría un punto para hallar en mí mismo, un punto desde el cual todo lo que me sucede sería explicado y explicado inmediatamente, ya se trate del mundo material o del mundo moral, un punto desde el cual todo lo que yo veo, sé y siento sería descifrado instantáneamente, ya se trate del movimiento de los astros, de la disposición de los pétalos de esta flor, de los dramas de la civilización a la que pertenezco o de los movimientos más espontáneos de mi corazón? "Todo el universo, como escribe Robert Kanters, es como un inmenso telegrama cifrado que hasta en sus menores detalles habla al hombre de su naturaleza y de su destino y que le es preciso descifrar si quiere llegar al conocimiento, a la sabiduría, a la salud." ¿No podría ser satisfecha, un día, esta inmensa y loca ambición de saber que llevo a despecho de mí mismo a través de todas las aventuras de mi vida? ¿No habrá en el hombre, en mí mismo, por ejemplo, un camino que conduce al conocimiento de todas las leyes del mundo y a un lugar donde mi propia existencia se confunde con la fuerza que asegura la existencia de todo el universo? ¿No reposará en el fondo de mí, recubierta por negligencias varias veces centenarias, la clave del conocimiento total y de la eternidad? Todos los signos que puedo distinguir vagamente sin interpretarlos con claridad, me invitan a creer que un inmenso cuadro de correlaciones juega en mí y en torno a mí. Estas correlaciones podrían librar quizás la clave del mundo. Todo lo que me ocurre, todo lo que pasa a mi alrededor, no es sino una serie de imágenes simbólicas de lo que ocurre realmente, de lo que sucede realmente. ¿No habrá detrás de mi pequeño yo un gran Yo que posee la clave de estos símbolos, la adivinación y la explicación de todas las correlaciones? Se diría que estos signos se me hacen para que yo tenga, a veces, en el corazón de mi noche y de mis sueños interiores, la fulgurante certeza. Hoy estos signos caen en lluvia más y más densa sobre nosotros para invitarnos a sentir cada vez con mayor fuerza que el hombre dispone de otras antenas y de otros poderes que<b> </b>los que testimonian nuestra ciencia, nuestro lenguaje, nuestras religiones, nuestras filosofías, nuestras morales, nuestras políticas: de otras antenas, de otros poderes que aquellos sobre los que<b> </b>fundamos todos los actos de nuestra vida en esta tierra. El manejo consciente del cuadro de las correlaciones, el desarrollo y la utilización consciente de estos poderes, de estas antenas, el paso a un distinto estado del ser desde el cual la vida y la muerte dejan<b> </b>de ser percibidas contradictoriamente, desde el cual los actos y los pensamientos, los más humildes y los más nobles, se hallan ordenados de una manera absoluta de acuerdo con las leyes de la energía universal, todo ello quizás sea posible; puede ver tal vez que<b> </b>los hombres hayan dispuesto en otros tiempos de medios para lograrlo. Puede ser también que permanezca en nosotros el recuerdo de esa posesión. El recuerdo, la nostalgia de una Revelación, de una<b> </b>Tradición primordial, cuyos rastros se han enturbiado, pero que<b> </b>subsisten acá y acullá, vagamente, en las creencias y costumbres de los pueblos "primitivos", en ciertos monasterios, en las costumbres antiguas, en los libros mágicos llegados hasta nosotros, en nuestra poesía más viviente<sup>1</sup> y en nuestra extraordinaria sensibilidad hacia los signos.</i></span></p>
<p></p>EL ADMIRABLE TEXTO DE GUSTAV MEYRINCKtag:clubpositivo.ning.com,2016-08-21:6151086:BlogPost:372332016-08-21T17:33:31.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p>La llave que nos hará dueños de la naturaleza interior está oxidada desde el Diluvio.<br></br> Se llama: velar.<br></br> Velar lo es todo.<br></br> El hombre está firmemente convencido de que vela; pero, en realidad, está preso en una red de sueño y de sueños que ha tejido él mismo. Cuanto más se aprieta la red, mejor impera el sueño. Los que están sujetos por sus mallas son los durmientes que caminan por la vida como rebaños de ganado llevados al matadero, indiferentes y sin pensar.<br></br> Los soñadores…</p>
<p>La llave que nos hará dueños de la naturaleza interior está oxidada desde el Diluvio.<br/> Se llama: velar.<br/> Velar lo es todo.<br/> El hombre está firmemente convencido de que vela; pero, en realidad, está preso en una red de sueño y de sueños que ha tejido él mismo. Cuanto más se aprieta la red, mejor impera el sueño. Los que están sujetos por sus mallas son los durmientes que caminan por la vida como rebaños de ganado llevados al matadero, indiferentes y sin pensar.<br/> Los soñadores sólo ven, a través de las mallas, un mundo enrejado, no perciben más que aberturas engañosas obran en consecuencia y no saben que estos cuadros son simplemente los restos insensatos de un todo enorme. Estos soñadores no son, como tal vez tú crees, los fantasiosos y los poetas: son los trabajadores, los sin reposo del mundo, los que están roídos por la locura de obrar. Se parecen a los torpes escarabajos laboriosos que suben a lo largo de un tubo liso para hundirse en él en cuanto han llegado arriba. Dicen que velan, pero lo que creen que es vida no es en realidad más que un sueño, determinado anticipadamente hasta en sus menores detalles y sustraído a la influencia de su voluntad.<br/> Ha habido y hay todavía algunos hombres que sabían que soñaban, pioneros que avanzaron hasta las murallas detrás de las cuales se ocultaba el yo eternamente despierto: videntes como Descartes, Schopenhauer y Kant. Pero no poseían las armas necesarias para el asalto de la fortaleza, y su llamada a combate no despertó a los durmientes.<br/> Velar lo es todo.<br/> El primer paso hacia este fin es tan sencillo que un niño puede darlo. Sólo el que tiene el espíritu falseado ha olvidado cómo se anda y permanece paralizado sobre sus dos pies, porque no quiere prescindir de las muletas que ha heredado de sus predecesores. Velar lo es todo.<br/> ¡Vela en todo lo que hagas! No te creas ya despierto. No, tú duermes y sueñas.<br/> Reúne todas tus fuerzas y haz que por un instante resplandezca en todo tu cuerpo este sentimiento: ¡ahora, estoy en vela!<br/> Si esto te da resultado, reconocerás enseguida que el estado en que te encontrabas te parece ahora un embotamiento y un sueño.<br/> Éste es el primer paso vacilante del largo, larguísimo viaje que conduce de la servidumbre al todopoder. Avanza de esta manera, de despertar en despertar. No existe idea atormentadora que no puedas rechazar de esta manera. Se queda atrás y ya no puede alcanzarte. Te extiendes por encima de ella como la copa de un árbol se eleva sobre las ramas secas.<br/> El dolor se aleja de ti como las hojas muertas cuando esta vela se apodera igualmente de tu cuerpo.<br/> Los baños helados de los brahmanes, las noches de vigilia de los discípulos de Buda y de los ascetas cristianos, los suplicios de los faquires hindúes, no son más que ritos esculpidos que indican que allí se elevaba el templo de aquellos que se esforzaban en velar.<br/> Lee las Escrituras santas de todos los pueblos de la Tierra. Por todas ellas se desliza, como un hilo rojo, la ciencia oculta de la vela. Es la escala de Jacob, que combate toda la «noche» con el ángel del Señor, hasta que llega el «día» y obtiene la victoria.<br/> Tienes que subir uno tras otro los peldaños del despertar, si quieres vencer a la muerte. El escalón inferior se llama, ya, genio. ¿Cómo debemos llamar a los grados superiores?<br/> Permanecen ignorados por la muchedumbre y son tenidos por leyendas.<br/> La historia de Troya fue tenida por leyenda, hasta que al fin un hombre tuvo el valor de excavar por sí mismo.<br/> En este camino del despertar, el primer enemigo que encontrarás será tu propio cuerpo. Lucharás contigo hasta el primer canto del gallo. Pero si percibes el día del despertar eterno que te aleja de los sonámbulos que creen ser hombres y que ignoran que son dioses dormidos, entonces el sueño de tu cuerpo desaparecerá también y dominarás el Universo.<br/> Entonces podrás hacer milagros, si así lo quieres, y no te verás obligado a esperar, como un humilde esclavo, que un cruel dios falso tenga la amabilidad de llenarte de presentes o de cortarte la cabeza.<br/> Naturalmente, la felicidad del perro fiel, servir a un dueño, no existirá ya para ti; pero, sé franco contigo mismo: ¿querrías incluso ahora, cambiarte con tu perro?<br/> No te dejes asustar por el miedo de no alcanzar el fin de esta vida. El que ha encontrado este camino vuelve siempre al mundo con una madurez interior que le hace posible la continuación de su trabajo. Nace como «genio».<br/> El sendero que te muestro está sembrado de acontecimientos extraños: ¡muertos que has conocido se levantarán y te hablarán! ¡No son más que imágenes! Se te aparecerán siluetas luminosas que te bendecirán. No son más que imágenes, formas exaltadas por tu cuerpo, el cual, bajo la influencia de la voluntad transformada, morirá de muerte magnífica y se convertirá en espíritu, como el hielo, alcanzado por el fuego, se disuelve en vapor.<br/> Cuando te hayas desprendido del cadáver que hay en ti, sólo entonces podrás decir: ahora el sueño se ha alejado de mí para siempre.<br/> Entonces se habrá cumplido el milagro en que los hombres no pueden creer —porque, engañados por sus sentidos, no comprenden que materia y fuerza son la misma cosa— y el milagro de que, aun si te entierran, no habrá cadáver en tu ataúd.<br/> Sólo entonces podrás diferenciar lo que es realidad de lo que es apariencia. Sólo encontrarás a aquel que haya emprendido el camino antes que tú.<br/> Todos los demás son sombras.<br/> Hasta allí no sabes si eres la criatura más feliz o la más desgraciada. Pero no temes nada. Ni uno de los que han tomado el sendero de la vigilia, aunque se haya extraviado, ha sido nunca abandonado por sus guías.<br/> Quiero darte una señal por la que podrás reconocer si una aparición es realidad o sólo imagen: si se acerca a ti, si tu conciencia se turba, si las cosas del mundo exterior son vagas o desaparecen, desconfía. ¡Mantente en guardia! La aparición no es más que una parte de ti mismo. Si no la comprendes, es sólo un espectro, sin consistencia, un ladrón que consume una parte de tu vida.<br/> Los ladrones que roban la fuerza del alma son peo¬res que los ladrones del mundo. Te atraen como fuegos fatuos al pantano de una esperanza engañosa, para dejarte solo en las tinieblas y desaparecer para siempre.<br/> No te dejes cegar por ningún milagro que parezca realizado en tu favor, por ningún nombre sagrado que se den, por ninguna profecía que formulen, aunque ésta se cumpla; son tus enemigos mortales, arrojados del infierno de tu propio cuerpo, y con los cuales luchas por el dominio.<br/> Sabe que las fuerzas maravillosas que poseen son las tuyas propias desviadas por ellos para mantenerte en la esclavitud. No pueden vivir fuera de tu vida, pero, si los vences, se hundirán y se convertirán en instrumentos mudos y dóciles que podrás emplear según tus necesidades.<br/> Son innumerables las víctimas que han hecho entre los hombres. Lee la historia de los visionarios y de los sectarios y aprenderás que el sendero que sigues está sembrado de cráneos.<br/> Inconscientemente, la Humanidad ha levantado contra ellos una muralla: el materialismo. Esta muralla es una defensa infalible; es una imagen del cuerpo, pero es también un muro de prisión que te impide la vista, Hoy andan dispersos, y el fénix de la vida interior resucita de las cenizas en que ha estado largo tiempo acostado como muerto, pero los buitres de otro mundo empiezan a batir las alas. Por esto te pones en guardia. La balanza en que deposites tu conciencia te mostrará cuándo puedes tener confianza en las apariciones. Cuanto más despierta esté, tanto más pesará en tu favor.<br/> Si un guía, un hermano de otro mundo espiritual, se te quiere aparecer, debe poder hacerlo sin despojar tu conciencia. Puedes acercar tu mano a su costado, como Tomás, el incrédulo.<br/> Sería fácil evitar las apariciones y sus peligros. No tendrías que hacer más que comportarte como un hombre corriente. Pero, ¿qué ganarías con ello? Seguirías siendo un prisionero en la cárcel de tu cuerpo hasta que el verdugo «Muerte» te llevase al patíbulo.</p>
<p>El deseo de los mortales de ver los seres sobrenaturales es un grito que despierta incluso a los fantasmas del infierno, porque este deseo no es puro...; porque es avidez más que deseo, porque quiere «asir» de un modo cualquiera en vez de gritar para aprender a «dar».<br/> Todos los que consideran la Tierra como una cárcel, todas las gentes piadosas que imploran la liberación, evocan sin darse cuenta el mundo de los espectros. Hazlo tú también. Pero conscientemente.<br/> Para los que lo hacen inconscientemente, ¿existe una mano invisible que pueda sacarlos del pantano que los absorbe? Yo no lo creo así.<br/> Cuando, en el camino del despertar, cruces el reino de los espectros, comprenderás poco a poco que son sencillamente ideas que puedes ver de pronto con tus ojos, porque el lenguaje de las formas es diferente del cerebro.<br/> Entonces llega el momento en que se cumple la transformación: los hombres que te rodean se convertirán en espectros. Los que has amado se convertirán de golpe en larvas. Incluso tu propio cuerpo.<br/> No se puede imaginar soledad más terrible que la del peregrino en el desierto, y quien no sabe encontrar el manantial de agua viva en él, se muere de sed.<br/> Todo lo que te digo se encuentra en los libros de los hombres piadosos de todos los pueblos: el advenimiento de un nuevo pueblo, la vigilia, la victoria sobre el cuerpo y la soledad. Y, sin embargo, un abismo infranqueable nos separa de esas gentes piadosas: creen que se acerca el día en que los buenos entrarán en el paraíso y los malos serán arrojados en el infierno. Nosotros sabemos que llegará un tiempo en que muchos se despertarán y serán separados de los durmientes, que no pueden comprender lo que significa la palabra vela. Sabemos que no existe el bueno ni el malo, sino sólo el justo y el falso. Creen que velar significa mantener los sentidos lúcidos y los ojos abiertos durante la noche, de modo que el hombre pueda hacer sus oraciones. Nosotros sabemos que la vigilia es el despertar del Yo inmortal y que el insomnio del cuerpo es una consecuencia natural. Creen que el cuerpo debería ser abandonado y despreciado porque es pecador. Nosotros sabemos que no hay pecado; el cuerpo es el principio de nuestra obra, y hemos bajado a la Tierra para convertirlo en espíritu. Creen que deberíamos vivir en la soledad con nuestro cuerpo para purificar el espíritu. Nosotros sabemos que nuestro espíritu debe ante todo ir a la soledad para transfigurar el cuerpo.<br/> Tú debes elegir el camino a tomar: el nuestro o el suyo. Debes obrar según tu propia voluntad.<br/> No tengo derecho a aconsejarte. Es más saludable coger por propia decisión el fruto amargo de un árbol que ver colgado un fruto dulce aconsejado por otro.<br/> Pero no hagas como muchos que saben que está escrito: examinarlo todo y conservar sólo lo mejor. Hay que andar, no examinar nada y retener lo primero que viene.</p>
<p>Gustav Meyrinck: De la novela Le Visage Vert, traducida al francés por el doctor Etthofen y Mlle. Perrenoud. Éd. Émile Paul Fréres, París, 1932.</p>Conozcamos nuestra realidad inmediata en el continentetag:clubpositivo.ning.com,2016-08-09:6151086:BlogPost:374182016-08-09T20:04:46.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039635?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="258" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039635?profile=RESIZE_1024x1024" width="370"></img></a> El doctor Luís Abreu, notable académico con su acostumbrada precisión y a quien saludo cordialmente, manifestó muy claramente que América Latina, desfallece en la pobreza. Esto significa la creciente dificultad para muchos estudiantes de elevado cociente intelectual y de procedencia humilde en su incorporación a las nuevas tecnologías educativas y a las carreras de grado.…</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039635?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039635?profile=RESIZE_1024x1024" width="370" class="align-left" height="258"/></a>El doctor Luís Abreu, notable académico con su acostumbrada precisión y a quien saludo cordialmente, manifestó muy claramente que América Latina, desfallece en la pobreza. Esto significa la creciente dificultad para muchos estudiantes de elevado cociente intelectual y de procedencia humilde en su incorporación a las nuevas tecnologías educativas y a las carreras de grado. <br/> Hace poco, el rector de la unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM - México) afirmó en una entrevista que “apostar a la educación virtual” como solución a la demanda de cobertura y calidad en las universidades públicas es demagógica, pues estamos a años luz de alcanzar un desarrollo que permita la inclusión de la mayoría de la sociedad mexicana”. Y tras considerar que el acceso de la población a nuevas herramientas como Internet es muy limitado, propone: “no se puede apostar a la formación virtual como eje central para dar respuesta a la creciente demanda de espacios educativos, cuando en realidad lo que se requiere son más universidades tradicionales que impulsen un modelo semipresencial”.<br/> Se ha argumentado la falencia de la educación virtual, tan necesaria para la comunicación entre naciones, para dar respuesta a las demandas de cobertura y calidad en las universidades públicas; es que la mayor parte de la población está al margen de los adelantos tecnológicos. Eso es, seguramente, tanto en México como en el resto de América Latina cierto. Hay que considerar que lo que mantiene a gran parte de los pueblos de América Latina al margen de los adelantos tecnológicos son sus condiciones de vida, los aspectos económicos, laborales, sociales, y lo cultural correspondiente a esos modos de vida. Y esos sectores sociales, lamentablemente, no pueden concurrir a la Universidad (ni virtual ni tradicional). En el mejor de los casos puede finalizar, con muchísimo esfuerzo y tesón, la educación básica. Entonces estimo que hay que centrar el énfasis en la solución educativa que insisto es económica, para encarar la formación del capital social que se nos refiere. Esta interculturalidad está ligada a la comunicación, a la tecnología, (en mayor grado la virtual) y fundamentalmente al conocimiento como antídoto al racismo y a la exclusión social. En nuestros seminarios internacionales de educación virtual, vemos el afianzamiento intercultural que se logra y la comprensión afín cuando existe un horizonte común.<br/> ¿Que es lo que debemos cambiar? ¿Hacia donde dirigir los esfuerzos? Estamos a mucha distancia de la experiencia del ejemplo de la “Política de Diversidad Cultural” de la Universidad de Melbourne ya que no contamos con establishment en nuestros gobiernos y sí con oligarquías.<br/> La globalización ha convertido a las naciones en una inmensa facultad de ciencias económicas. La economía es una disciplina perturbadora, es decir, fatigosa. Promete todo y no da nada. Los economistas del continente en la década del noventa, llevaron esta histeria a sus más altas cumbres. La palabra PBI está en la primera plana de los diarios. Las estadísticas son el sex appeal del saber. Cuando algún periodista anuncia menesterosos en la calle pidiendo limosna, una autoridad lo desmiente porque con el PBI crecido debe ser una visión. La realidad la dan los institutos del saber económico que estampan sus cifras. Si el PBI aumenta hay menos pobres, ni lo discuta. Y esto conspira contra el capital social.<br/> Una de las funciones de la universidad es como propone Jhony Velásquez Delgado: que nuestra universidad, como facilitadora, permita el diálogo constructivo de todos los grupos representativos de nuestra sociedad en pro de un futuro que nos corresponde y del cual somos responsables todos desde la función o rol que nos toque asumir.<br/> ¿A qué distancia nos encontramos de lograr éxito en la interculturalidad? cuando en naciones como Brasil, “no existe ley que pene el matar a un indio del Amazonas o no importe que la deforestación de estas selvas provoquen las muerte de los indios de las tribus de los indios Aguaruna, Amahuaca, Cocama, Culina, Inca, Campa, Mashco, Piro, Shapra, Capanahua, entre otras. Muchos indios son aniquilados por los buscadores de oro y todo tipo de aventureros. Los explotadores foráneos de riquezas han registrado acciones terroríficas y sanguinarias, la población aborigen ha sido perseguida y diezmada, las mujeres violadas y niños y ancianos muertos salvajemente”<br/> (“Historia de una Masacre”. Nelson Astegher 1996. Editorial Sociedad Cultural Mexicana).<br/> Ha ocurrido y continúa ocurriendo en muchos países latinoamericanos, que existen como decía Rouseau, en el estado, una igualdad de derecho, vana, pues los medios destinados para mantenerla son los mismos que sirven para destruirla, y la fuerza pública que se agrega al pudiente para oprimir al mas débil destruye ese equilibrio naturalmente instalado entre ambos.<br/> Como artesanos de la ética nos debemos un gran compromiso a tomar en cada país, para la supervivencia de las bases morales de la civilización, es una tarea ciclópea pero debe ser desde hoy nuestra faena. <br/> Nelson Astegher</p>Para Un Humanismo Económicotag:clubpositivo.ning.com,2016-07-27:6151086:BlogPost:371352016-07-27T13:00:00.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039191?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="271" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039191?profile=RESIZE_1024x1024" width="362"></img></a> El factor que predomina más intensamente las conductas humanas reinantes es La Economía. Abruma la vida individual y social. Es la mayor preocupación de nuestra existencia cotidiana, infiltra totalmente nuestros trabajos y nuestros goces. Pesa sobre nuestras más magnánimas ansiedades; el arte, la filosofía, la religión sufren la conmoción. Altera las conductas sociales.…</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039191?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039191?profile=RESIZE_1024x1024" width="362" class="align-left" height="271"/></a>El factor que predomina más intensamente las conductas humanas reinantes es La Economía. Abruma la vida individual y social. Es la mayor preocupación de nuestra existencia cotidiana, infiltra totalmente nuestros trabajos y nuestros goces. Pesa sobre nuestras más magnánimas ansiedades; el arte, la filosofía, la religión sufren la conmoción. Altera las conductas sociales. Modela las técnicas y los procedimientos de gobierno. Utiliza la ciencia y la técnica, las somete a su ritmo, les ordena acentuar cada vez más su acción sobre la naturaleza. Penetra todas las actividades humanas: pensar, querer, deliberar, elegir, consentir, dirigir, obrar, están sometidos a sus imperativos. Se erige en fin de todo el hombre. Lo obliga a seguirla bajo pena de regresión permanente. Y, para deducirlo más, si consiente en fundirse en ella y en convertirse en Homo Economicus, le propone realizar su eterna aspiración de felicidad.</p>
<p><strong>Se convierte en el problema humano por excelencia</strong><br/> Todas las preocupaciones de los individuos, de las naciones, de los grupos de naciones, del planeta entero, gravitan, de buen o mal grado, alrededor de ese centro. Los comportamientos espirituales, intelectuales, estéticos, políticos, sociales, afectivos, de la mayoría de los hombres de hoy se explican por móviles económicos y no son pocas las proyecciones camufladas. Si se excluyen las excepciones y no se tienen en cuenta sino los grandes números, Marx, a primera vista, parece tener razón: la infraestructura económica es la causa de la superestructura mental de la humanidad; lo inferior domina a lo superior; la materia es la fuente del espíritu y del sentimiento.<br/> Agreguemos a esto que la economía, ya sea teórica o práctica se ha convertido en una selva inextricable. La simplicidad de la definición que diera Littré: “disciplina que trata de la producción, de la distribución y del consumo de las riquezas”, ha cedido su lugar a una madeja de análisis científicos y de intereses concretos tal que hace necesario recurrir a los especialistas y a los expertos para desembrollarla. Si no se ponen de acuerdo, el caos se complica.<br/> Está devorada por el esoterismo y por la jungla. Sus fundamentos desaparecen bajo un cúmulo de conceptos abstrusos y de papeleo. En tanto que ciencia, la economía va asemejándose a un acertijo. Como práctica, las dificultades cotidianas que se acumulan conforman un nudo gordiano. ¿Por qué el problema del hombre tiene, actualmente, un aspecto económico?<br/> La respuesta de esta nueva cuestión es la de la historia de la concepción que el hombre se hace de sí mismo.<br/> Desde el Renacimiento, que Chesterton llama la Recaída, nues¬tra concepción difiere totalmente de la antigua y de la medieval. El paganismo y el cristianismo han considerado siempre al hombre y al universo como compuestos de elementos complementarios articula¬dos vitalmente unos con otros con miras a la belleza, según el primero, con miras a la salvación, según el segundo. La disposición de las partes de un todo con relación a un fin, se llama en todas las lenguas del mundo, un orden. El hombre es, en sí, un ser ordenado. El universo del cual es miembro, a su vez, es ordenado. El hombre tiene su lugar, determinado, del que no puede caer, fuera del cual no puede elevarse sin riesgo. Sin duda, para el cristianismo, el pecado original volvió precaria la condición humana, la desequilibró, el hombre cayó, pero Cristo lo levantó de su caída y, por su gracia sobrenatural, restituyó su posición y le confirió la posibilidad de vivir en la tierra y en el otro mundo, cuerpo y alma, en armonía con la creación y con el Creador. En esta perspectiva, el hombre tiene que cumplir un fin: realizar aquello para lo que ha nacido, perfeccionar su naturaleza, observar el orden natural y el sobrenatu¬ral, desarrollando todos los valores de ser que posee, desde el más humilde hasta el más alto, en las relaciones orgánicas. El griego y el cristiano sabían lo que es el hombre. Para el primero, el hombre es un animal racional, con voluntad y libertad, hecho para vivir en una Ciudad de hombres y en un Cosmos divinamente bello. Para el segundo, el hombre es una criatura inteligente dotada de un cuerpo mortal y de un alma inmortal, hecha para la visión beatífica de Dios y para la gloriosa resurrección de la carne. En los dos casos, el hombre es un ser completo, en el que las partes se corresponden, están hechas para vivir todas bajo el signo de la unidad y, aunque el cristianismo introduce un elemento en sí distinto: la Gracia, es sobrenatural pero también carnal. El universo está ubicado bajo el mismo signo: dispuesto como un coro, revela la gloria de Dios y está destinado a ser instaurado en Cristo.<br/> Al terminar la Edad Media, como un ramo, se deshace esta concepción. El Renacimiento lanza al hombre a la persecución de una u otra de las partes de su ser, en las direcciones más diversas.<br/> La Reforma separa lo sobrenatural de la naturaleza. El clasicismo restablece, por algunos instantes, un equilibrio maduro y dulce como un bello fruto. El siglo XVII y la Revolución construyen un hombre abstracto y desencarnado. Nadie sabe ya qué es el hombre ni cuál es su lugar en el universo. El hombre es un ser dividido presa de la neurosis o de la esquizofrenia, que trata vanamente de rehacer su unidad absorbiendo los elementos de su ser de los que quiere negar la existencia, en el elemento que ha elegido para sí. Divorciado del mundo y, sin embargo, hecho para el universo, no le queda otro recurso que edificar un mundo artificial que suplante al universo real: ya no pretende conocer el mundo sino cambiarlo. Ateo, indiferente o replegado en su ser mutilado, y no obstante hecho para Dios, levanta (dolos sobre el pedestal, que abate constantemente para reemplazarlos por otros igualmente falaces.<br/> <strong>AMBIENTE Y FINALIDAD DEL HOMBRE</strong><br/> Desde el Renacimiento, el problema esencial de la naturaleza del hombre y de su lugar en el universo, ha quedado sin solución. Los demás problemas humanos de él derivados quedaron, a su vez, sin solución, librados a los vientos de la arbitrariedad, faltos de una viviente y real ligazón con su cúspide. Es necesario saber qué es el hombre para resolver los problemas religiosos, políticos y sociales. Sin ese conocimiento, implícito o explícito, todos los ensayos de solución están destinados al fracaso.<br/> Imaginemos un químico que intentara unir cualquier cuerpo complejo —nitrato de sodio, por ejemplo— con otros cuerpos, sin conocer la naturaleza del primero. Se puede apostar con seguridad, al fracaso de su tentativa. Igual ocurre con el ser humano. Los problemas religiosos, políticos y sociales, son problemas de ligazón: la religión liga al hombre con la divinidad, la política y la sociedad lo ligan con sus semejantes. Si desconocemos la naturaleza del hombre, si no nos ponemos de acuerdo sobre su definición, será en vano tratar de resolverlos. Manejaremos lo desconocido. Toda tenta¬tiva de ligar al hombre con la divinidad o con sus semejantes se efectuará al azar, a tientas, en la noche. Esta es la historia de los últimos siglos. Es un reto de muerte para dar solución a esos problemas.<br/> Por eso el problema económico ocupa el primer lugar en nuestras preocupaciones. No hay otro problema como éste para un ser viviente. Si no nos dedicamos a resolverlo será el fin, no solamente el fin de una civilización, sino el fin mismo de la humanidad. Desierto el planeta, despojado de su realidad humana, el combate termina sin combatientes. ¿Cómo podrá sobrevivir el hombre, después de haber roto los lazos religiosos, cortado los lazos políticos y sociales, si los bienes materiales se convierten en el “pozo” de un juego y de una lucha sin piedad, si no puede entenderse con sus semejantes? Presentimos, porque tenemos los ojos abiertos, que la solución del problema económico es nuestra última posibilidad de salvación. Sí la economía ocupa semejante lugar en nuestra existencia, si nos obsesiona, si nos abandonamos en cuerpo y alma a sus influencias y a sus imperativos, no es solamente porque nos hemos vuelto “materialistas”; como se afirma con frecuencia en un diagnóstico exacto, pero superficial, sino porque no tenemos otra cosa de la cual tomarnos. Los inmensos esfuerzos que se despliegan en el dominio de la economía, son el signo. Por poco que observemos los hechos, comprobaremos que jamás la humanidad ha trabajado tanto. Semejantes al hombre de Fausto, somos esclavos de nuestras obras. La enorme productividad actual es la reacción de la humanidad frente al problema humano que rehusamos resolver. Producimos bienes materiales, cada vez más porque confusamente adivinamos que, si este aflujo se cortara o por lo menos se interrumpiera, ocurriría la catástrofe. Nos asemejamos a los pasajeros de un navío que sin saber adonde van y sin esperanzas de arribar a puerto, acumularan en las bodegas alimentos y mercade¬rías para una travesía sin final.<br/> Como nuestros predecesores desconocían la naturaleza del hom¬bre y se mostraron incapaces de resolver los problemas religiosos, políticos y sociales, en razón de que ligaban al hombre con la Divinidad y con sus semejantes con lazos arbitrarios y falaces, ignoramos en consecuencia lo que es el hombre e imaginamos que una productividad intensiva e ilimitada en materia económica po¬dría, por sí sola, unirlos satisfaciendo sus necesidades. Esta con¬vicción absurda es compartida por el mundo denominado libre y por el comunismo, produzcamos, ¡produzcamos sin tregua y habremos resuelto el problema! Los llamados países sub-desarrollados empren¬den un camino idéntico al nuestro. Asia y África se equipan para ello. Algunos decenios más, si persiste esta tensión frenética, infali¬blemente la productividad llegará a un punto de explosión que conducirá, lógicamente, a la única salida de una tercera guerra mundial.<br/> Tratamos, como nuestros ancestros, con increíble ligereza de espíritu, a este desconocido: el hombre, su naturaleza, sus caracte¬res, sus aspiraciones, sus necesidades.<br/> ¿Extraña, pues, que el desorden económico se instale permanen¬temente en el mundo y se agregue a las secuelas del desorden religioso, político y social? ¿Extraña que la civilización actual, acorralada en el cerco de una civilización de estilo económico, se demuestre tan frágil? Si ignoramos al hombre ¿qué criterio podríamos adoptar para que un acuerdo real, fundado sobre la realidad humana, se establezca en el mundo, entre los hombres que producen y consumen los bienes materiales?<br/> Finalmente, ¡es el hombre el que produce y consume! Si ignoramos al hombre y su naturaleza, aunque tengamos a mano todos los bienes materiales posibles e imaginables, nos faltará el dato esencial del problema económico. Da vergüenza tener que recordar a los hombres de hoy, que se vanaglorian de conquistar los espacios siderales, una evidencia tan fundamental como ésta.</p>
<p><strong>CLAVES APARENTES DE LA ECONOMÍA MODERNA</strong><br/> La primera se llama libertad, con o sin mayúscula. Es la solución propia del “laissez-faire, laissez-passer”, del liberalismo económico. Digámoslo abiertamente, aun a riesgo de rozar ciertas susceptibilida¬des: esta solución es inaceptable y tan antinatural como imposible, a despecho de sus seducciones siempre renacientes. El hombre es psicológicamente, en efecto, un ser libre. Lo admitimos sin discu¬sión. Pero no es moralmente un ser libre. Desde el punto de vista psicológico, el hombre puede hacer lo que quiera, el bien como el mal y, aun, suicidarse. Desde el punto de vista moral, está obligado, como todos los seres de la naturaleza, a cumplir su propio destino y, en su caso, llegar a ser un hombre; puede, sin duda, renunciar o mofarse, pero soportando, entonces, las consecuencias de esos actos realizados libremente, jamás el hombre llegará a ser hombre si no se somete a los imperativos de su naturaleza de hombre, que le mandan perfeccionar, en orden y jerarquía, todos los aspectos de su ser, desde el cuerpo hasta el alma. Es la obediencia a esta ley de perfeccionamiento la que nos hace verdaderamente libres. Se es libre en la medida en que se es mejor. Es, pues, el mejor régimen económico el que asegurará mejor la libertad económica, y no la mayor libertad económica la que construirá la mejor economía. El liberalismo económico no es un punto de partida incondicional, es un punto de llegada sometido a la ley moral.<br/> La segunda clave es el estatismo que supone que el hombre es un lobo para el hombre, que todo es conflicto en el universo y, particularmente, en materia económica en la que reina la ley de la selva y la lucha de clases. Para dirimir esos conflictos inexpiables, se debe recurrir a la fuerza del único ente que es más poderoso que los individuos o los grupos enfrentados: el Estado. Esta solución es tan inaceptable como la primera. Ella no tiene en cuenta lo que hay de común entre los hombres: su naturaleza humana y la ley de perfeccionamiento inscripta en lo más profundo de su ser. No considera la capacidad de autodeterminación del hombre, único medio que éste posee para realizar su naturaleza. Ella sustituye a la ley moral. Erige al Estado en divinidad totalitaria, detentadora y distribuidora de todos los bienes materiales y, por ese desvío, en el déspota que impone por el terror los aspectos intelectuales y espirituales íntimamente vinculados a las necesidades económicas del hombre. Solución atroz: el acostumbramiento al terror, el sometimiento a la servidumbre. La esclavitud tienta a tal punto al hombre que llega a amarla. Esto ya se ha visto y se ve aún, tanto entre los individuos como entre los pueblos.<br/> La tercera es la ciencia económica tal como se la concibe desde su aparición en el siglo XVIII y que tomara por modelo a la física mecánica. Por nuestra parte, nos inclinamos a la mayor severidad para este tipo de ciencia cuyo prestigio es hoy inmenso en todas las esferas industriales y gubernamentales. La ciencia económi¬ca no puede resolver de ninguna manera el problema económico porque ella pone deliberadamente entre paréntesis, sin hacerlo intervenir jamás en sus análisis y en sus cálculos, cl fin mismo del hombre en todas sus actividades, comprendida la económica, es decir, el cumplimiento de su naturaleza humana. Al serle completa¬mente extraña la noción de finalidad, la ciencia se sitúa, en su totalidad, fuera de la economía. Es un puro juego abstracto del espíritu desprovisto dc toda significación positiva. Todos los males que padecemos provienen de los grandes economistas liberales, marxistas y keynesianos, cuyas soluciones han desnaturalizado la economía, le han impuesto esquemas tiránicos y, en todas partes, han conducido la política económica de los Estados por caminos obstruidos por obstáculos insuperables. Es suficiente colocar a un sabio economista a la cabeza de una empresa o de una nación para verla hundirse rápidamente.<br/> La cuarta es la reforma de estructuras y de instituciones económicas. Sumada a las precedentes está, actualmente, a la orden del día. Podría decirse que es la “torta con crema” de la economía nacional e internacional. La salvación vendrá de la rebaja progresiva de las tarifas aduaneras y de la creación de un vasto mercado europeo! Esta solución merecería una extensa crítica aún, solamente, desde el punto de vista de los hechos, porque el vasto mercado del que nos cantan loas, no resuelve nada. El vasto mercado americano no resolvió la crisis de 1929 y Rusia es también, un vasto mercado. Es necesario ir más lejos y señalar que la fácil reforma de las instituciones dispensa de la difícil reforma de los espíritus y de las costumbres.<br/> Puede estar bien o mal orientada, servir o perjudicar al hombre.<br/> Todo dependerá de la concepción que la anime acerca del origen y de la regulación de los intercambios de los que es sede. Nuevamente reencontramos aquí la noción de naturaleza humana. ¿Se la respeta? La consecuencia es el orden económico. ¿Se la traiciona? Sucede el desorden. La reforma de las instituciones no es buena sino en la medida en que esté impregnada de una concepción de la actividad económica conforme con la naturaleza real del ser huma¬no. En caso contrario es nefasta.</p>
<p><strong>EL HOMBRE, DATO ESENCIAL DE LA ECONOMÍA</strong><br/> Es necesario, pues, para aportar una solución al problema económico, comenzar por el principio, ubicar el problema en toda su amplitud y reconocer lo que es el hombre. Dicho de otra forma (ya que la respuesta a la pregunta ¿qué es el hombre?, implica una filosofía), economía y filosofía están tan estrechamente ligadas entre ellas como las manos y el cerebro. Horno habet intellectum et manus. El hombre de negocios, el industrial, el comerciante, el ser humano alistado en una profesión o en un oficio cualquiera, se encogerán de hombros. ¿Qué necesidad tenemos de una filosofía? Es verdad: los prácticos de la economía y los seres humanos en su vida cotidiana no tienen necesidad, en tiempos normales, de una filosofía.<br/> Sin embargo, no tener una filosofía es, ya, tener una. Es practicar una filosofía del interés a corto plazo que rehúsa ubicar el problema económico en toda su amplitud y que lo abandona, entonces, a todos los azares. Es también, al mismo tiempo, entregar-se poco a poco al Estado el que, interviniendo cada vez más en el dominio de la economía, teje pacientemente su tela de araña y llega, finalmente, aunque carezca de una filosofía, a construir una filosofía de la vida en sociedad. La mezcla de liberalismo y de estatismo que caracteriza a la economía contemporánea no tiene otro origen que la obstinación en que nos sume no ubicar el problema tal como debe ser ubicado. Surge, entonces, la consecuencia. En la confusión decía Mistral, todo se aminora. La libertad se convierte en flexible oportunismo y la autoridad se esclerosa. El perfecto y definitivo hormiguero que previó Válery está al final del proceso.<br/> Una vez que se ha comprendido el precepto evidente según el cual el ser humano, semejante a todo lo que existe sobre la tierra no tiene otro fin que perfeccionar su ser y convertirse en lo que es, dentro del orden, de la jerarquía y la unidad de los componentes de su naturaleza, ¿la felicidad no consistirá en que nada le falte ni en el orden físico, ni en el intelectual, ni en el espiritual? Toda la economía se esclarece. La producción y el consumo de bienes naturales se ordenan al bien de la naturaleza humana, presente en todo hombre, pero que cada cual encarna diversamente según las posibilidades concretas de su nacimiento, de sus dones, de su vocación, según la gama infinita de circunstancias de tiempo y de lugar en la que los seres humanos están situados. Todos los hombres tienden hacia el mismo fin, hacia el mismo bien humano del que los bienes materiales forman parte, en una calidad inferior, pero real. <br/> Pretender que los bienes materiales sean el objeto de intereses divergentes irreductibles es un absurdo que no resiste al examen y que presupone una concepción negadora de la naturaleza humana. Es preciso sostener con fuerza que, todos los hombres en sus respectivas comunidades y en la comunidad universal, tienen el mismo fin y que los bienes materiales englobados en este fin no son susceptibles de oposiciones irreductibles. La verdad simple, desnuda, es que los hombres tienden desigualmente —según sus propias capacidades— hacía este fin común. <br/> Hay buenos corredores: los santos, los genios, los héroes. Existe una humanidad centro con sus pirámides centrales que son las elites. Están los que marchan más atrás: los que forman el grueso de la tropa. Existen también los lisiados y aquellos que se niegan a la competición. Hay desacredita¬dos.<br/> Afirmar la jerarquía de los hombres en la unidad de un bien que les es común, gritarlo sobre los tejados es de extrema urgencia en este momento en que el mundo se unifica locamente en un caos, enmascarado por soluciones verbalistas, ahora que se aniquila todo sentimiento de nobleza, de respeto y de humanidad. No es de ningún modo una paradoja: no hay unidad real entre los hombres sino cuando éstos son desiguales en sus esfuerzos hacia el mismo fin. La diversidad en la unidad orgánica es la ley misma de la vida, como la igualdad en la unidad inorgánica es la ley de la muerte.</p>
<p><strong>LOS VERDADEROS DATOS DE LA ECONOMÍA</strong><br/> El primero de esos datos es la felicidad del ser humano. El economista debe, como todo el mundo, preocuparse por los fines últimos del hombre, escribe con sagacidad Alfred Marshall. El dinamismo económico permite a los bienes materiales, producidos en abundancia, colaborar sin mayor dificultad, en el cumplimiento del destino humano común a todos los hombres. Nunca se insistirá bastante sobre este punto: los obstáculos ya no están como antes, en las cosas, están únicamente en nuestros espíritus y en nuestras concepciones perimidas, prescriptas y peligrosamente mezquinas.<br/> De ahí el corolario cuya importancia apenas podemos captar en toda su amplitud: la concepción del horno Economicus, del hombre empeñado en la sola búsqueda de los bienes materiales, propia del liberalismo y del marxismo, está de ahora en más, superada. Ese muñón de hombre puede llegar a ser un hombre completo. Es posible un humanismo económico, pero con una condición: que nos consagremos a esta tarea y que mostremos, con actos, nuestra conformidad con sus directivas. De aquí, otro corolario: la economía y la moral no son compartimientos estancos, separados uno del otro, sino que, por el contrario, pueden estar en viviente comunión. De aquí que debamos elaborar una moral económica centrada en la felicidad del hombre, idéntica a la moral eterna que nos manda desarrollar todos nuestros valores de ser, pero diferente a la moral económica anterior casi totalmente negativa ya que condenaba o sospechaba de los bienes materiales y recurría, en forma casi exclusiva, a los medios espirituales. Serán entonces los bienes materiales, si se convierten en bienes humanos, lo que servirán de pedestal o de trampolín al perfeccionamiento de nuestra naturaleza humana. En una civilización como la nuestra en la que los únicos bienes que aparecen como tales, para la mayoría de los hombres, son los bienes económicos, no hay otro modo de elevar el nivel de las costumbres que descender peligrosamente. La materia ya constriñe al hombre moderno a reencontrar los caminos de la sabiduría so pena de decaer o morir.<br/> El segundo dato es la solidaridad que el dinamismo económico establece cada vez más, a pesar de ellos, entre los individuos y los pueblos. Por paradójica que parezca la afirmación, los bienes materiales que son objeto de tanta competencia violenta, que suscitan tantas guerras y que los voraces deseos de los hombres, de las clases y de las naciones despilfarran y arruinan persistentemente, obligan a los antagonistas a reconocer su unión. Los colocan, en efecto, frente a una opción radical: o bien la continuación de sus conflictos hasta que estalle el mundo, y eso comportaría el fin del dinamismo económico, el retorno a la edad de piedra, la desaparición de los bienes materiales que ya se vislumbra o, bien, la conservación del dinamismo económico que significará el fin o, al menos, la atenuación de las luchas; seculares. La humanidad tiene una sola elección: el pan cotidiano o las falsas y devastadoras ideas que se forja y que son la forma moderna de los cuatro jinetes del Apocalipsis.<br/> El tercer dato es la conciencia cada vez más aguda de la finalidad de la economía. Porque, a la postre, la intensificación del dinamismo económico fuerza a los productores a abrir los ojos ante el principio, de meridiana evidencia, que gobierna toda la actividad generadora de los bienes materiales: no se consume para producir, se produce para consumir. El acrecentamiento del potencial económico exige un mayor número de consumidores. El exceso de publicidad que padecemos lo prueba. Pero, por ingeniosos que sean los métodos de condicionamiento inventados por expertos en el arte de deslumbrar, ellos se anulan recíprocamente. Ese cobayo que es el consumidor recupera su libertad en la misma medida en que los asaltos publicitarios lo colocan delante de un inmenso número de imperiosas opciones. Sus exigencias aumentan. Aún en los países comunistas, en los que impera el más riguroso estatismo económico, comienza a revitalizarse. Nuestra economía que, desde hace un siglo, es esencialmente una economía de productores, organizada como tal en asociaciones patronales y obreras, con todas las consecuencias políticas y sociales que esta inversión del orden natural produce, tiende a la autodestrucción. Semejante a la estúpida bestia nominada por Renán, Catoblepás, subsiste comiéndose los pies. A fuerza de mendigar o de exigir la ayuda del Estado, la finalidad de la economía desde entonces desviada hacia los productores, pasa a manos del Estado que se convierte en el gran y único productor y que tuerce el dinamismo económico ya sea hacia su demagogia fiscal, si él es débil, o, si es fuerte, hacia su voluntad de poderío militar. Siempre son estas las consecuencias. La naturaleza ultrajada reacciona castigando a los autores de su desequilibrio. Si los productores, en todos los niveles, no se convencen de que sus intereses coinciden con los de los consumidores y que la única manera de asegurarlos es asegurando los de éstos, llegamos nuevamente al fin del dinamismo económico. Sólo el respeto a la finalidad natural de la economía puede garantizar y equilibrar el dinamismo económico. Avergüenza tener que recordar esta verdad primordial.<br/> El cuarto dato resume los tres primeros, sintetizándolos. Si el dinamismo económico no puede desinteresarse de los fines últimos del hombre, ni de la solidaridad humana, ni de los consumidores de carne y hueso, so pena de desaparecer, el único sistema que le conviene y al que se adapta, es la economía concurrencista regida por leyes morales y jurídicas, en el que los mejores productores se encuentren recompensados de los servicios que prestan a los consumidores y de su observancia de la finalidad de la economía. Según el decir del Fabulista, es preciso no apartarse ni un ápice de la naturaleza. “La virtud sigue siendo la mayor de las habilidades” decía Mme de Maintenon a sus monjas de Saint-Cyr.<br/> La fórmula adecuada que da la solución al problema es, pues, la siguiente: es necesario que el interés coincida con el deber para que los intereses particulares y el interés general sean salvaguardados y para evitar la quiebra del dinamismo económico.<br/> El problema económico debe, pues, reverse en su conjunto y en sus datos esenciales. Los remedios del charlatán y los aparatos de prótesis a los que se recurre han demostrado, suficientemente, su ineficacia. Es necesario volver a los principios fundamentales, a las ideas directrices de una exhaustiva solución humana. Es necesario reedificar una doctrina a través de la cual sean juzgadas todas las soluciones secundarias y desechadas las inaceptables. Sin este primer criterio: es la noche, el abismo.</p>VISIÓN COMPARTIDAtag:clubpositivo.ning.com,2016-07-17:6151086:BlogPost:372212016-07-17T05:51:57.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p>VISIÓN COMPARTIDA</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039629?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="311" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039629?profile=original" width="468"></img></a> Es fácil convenir que no basta con sólo tener definida una visión, que prevalece como marco referencial al momento de realizar los procesos de planificación que acostumbran las asociaciones.<br></br> La profundidad y efectividad de cualquier visión depende de que sea compartida con todos los que integran la Asociación Civil. Una visión compartida no debe…</p>
<p>VISIÓN COMPARTIDA</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039629?profile=original" target="_self"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039629?profile=original" width="468" class="align-left" height="311"/></a>Es fácil convenir que no basta con sólo tener definida una visión, que prevalece como marco referencial al momento de realizar los procesos de planificación que acostumbran las asociaciones.<br/> La profundidad y efectividad de cualquier visión depende de que sea compartida con todos los que integran la Asociación Civil. Una visión compartida no debe ser entendida como una idea sino como una fuerza que impulsa a los adultos a trabajar, crear y actuar en línea con el propósito y los valores de la organización.<br/> Una visión es realmente compartida cuando los dirigentes tienen puntos en común en sus ideas respecto de esa visión y, además, se sienten movidos por el interés de que<br/> sea mutua, que haya conexión entre esa visión común y las aspiraciones de logro que<br/> cada persona y el conjunto de ellas tengan. Este rasgo esencial de la visión compartida es un ingrediente fundamental para el desarrollo de las organizaciones inteligentes, pues marca una línea de concentración de esfuerzos, disposiciones y energías para el aprendizaje.</p>
<p><strong>Contexto de los principios fundamentales</strong></p>
<p>• La visión compartida no puede entenderse de manera aislada, sino como un elemento esencial del marco definido por los Principios fundamentales de la Asociación. Desde esta perspectiva, construir la visión es parte del proceso de desarrollo de las ideas que rigen a las asociaciones.</p>
<p>• La visión compartida representa la definición del futuro que la organización y sus miembros desean para sí. Es el qué fundamental.<br/> • La Misión de la Asociación es la razón de ser que le da vida a las asociaciones, pues son la proyección tangible del propósito que se ha legado del fundador. Es el por qué fundamental.<br/> • Los Valores de la Asociación marcan la manera como las asociaciones demuestran coherencia con la Misión y enfocan sus energías hacia el logro de la visión. Es el cómo fundamental.</p>
<p>Efectos que pueden esperarse El ambiente que se produce en torno a una visión compartida dentro de cualquier Asociación Civil está marcado por algunos efectos que se dan sobre las personas y sobre la organización misma.<br/> 1. La visión compartida eleva las aspiraciones personales. Cuando se logra incorporar a los dirigentes de la Asociación Civil al compromiso de trabajar por una visión compartida por ellos, se logra que cada dirigente vea en esa visión una oportunidad de logro superior, por lo que crecen sus propias aspiraciones.<br/> 2. En razón del punto anterior, hay un efecto estimulante. La visión compartida genera una ˝chispa˝ particular, una disposición anímica que se sobrepone a las fuerzas que contraponen el alcance de los logros deseados.</p>
<p>3. Es lógico que al sentirse atraídos por una visión compartida, los miembros de una Asociación Civil cambian su relación respecto a la organización. Deja de ser la Asociación Civil de ˝ellos˝ para ser la ˝nuestra˝.<br/> 4. Compartir la visión es para todos una oportunidad de definir el norte común, es una especie de ˝meta paraguas˝ que abarca y cobija bajo sí todas las aspiraciones y acciones más específicas. El grado de excelencia que esa visión propone induce cambios en las ideas y conductas básicas de los dirigentes comprometidos.<br/> 5. En los momentos críticos o de presión, la visión compartida ayuda a mantener el rumbo institucional en función del proceso de aprendizaje que se da en las organizaciones inteligentes.<br/> 6. Partiendo de la premisa que la visión compartida requiere de un proceso de comunicación permanente, marcado por las ideas e inquietudes que cada uno tiene respecto de la visión, se produce en los dirigentes la tendencia a expresarse más claramente, abriendo las perspectivas a modos de pensar novedosos o al menos diferentes.<br/> 7. La visión compartida alienta el espíritu de experimentación asumiendo con mayor decisión los riesgos que conlleva cualquier cambio.<br/> 8. Finalmente, compartir una visión implica para las personas el acercamiento a un compromiso de más largo plazo. Esto se da sólo por la convicción personal de querer asumir como propia la visión de la Asociación Civil, pues la experiencia apunta a que difícilmente se logra en los adultos dentro de la Asociación un compromiso de largo plazo respecto de una visión si esta ˝debe˝ ser asumida.<br/> <strong>Construyendo la visión de todos</strong></p>
<p>El logro de una visión compartida en una Asociación Civil exige de quienes la dirigen la comprensión de algunas premisas básicas.<br/> Las visiones personales son el punto de partida de cualquier visión compartida. De esta naturaleza se desprende todo el atractivo que produce en los dirigentes un compromiso real hacia la organización. Se debe entender que si las personas involucradas en la Asociación Civil no tienen una visión propia, cuando más podrá esperarse de ellas una actitud de acatamiento hacia la visión que otros han construido y compartido, pero esto dista mucho de un compromiso que mueva al dirigente, que lo haga protagonista de los procesos de cambio y desarrollo. El extremo opuesto a esta conducta está representado en el dirigente que con un fuerte sentido de liderazgo personal, produce un efecto de arrastre hacia “lo que yo quiero”. Se trata entonces de lograr un equilibrio que se inicia en la visión personal y que apunta hacia la construcción de una visión compartida en la que todos se sienten comprometidos.<br/> La visión compartida puede dar origen a niveles de ˝tensión creativa˝. Cuanto más arraigada se va haciendo la visión entre los miembros de una Asociación Civil, se va con- solidando la distancia que cada uno percibe entre esa visión y la realidad actual de la Asociación Civil. Esta diferencia entre lo real y lo deseado genera un estado de tensión que despierta las capacidades creativas de los dirigentes, quienes tienden a manifestar y poner en práctica ideas novedosas para enfrentar los retos que implica llegar hasta la visión. Sin embargo, no todos los dirigentes logran mantener esa tensión creativa, pues algunos se vencen por la sensación de verse abrumados por las exigencias que la visión compartida puede representar para ellos.<br/> Por otra parte, no hay que perder de vista que la visión personal, base de la visión compartida, no puede ser impuesta ni obligada a ser desarrollada por la otra persona. Hay que recordar que el valor de la visión radica en el grado de compromiso que alcanza a despertar en el dirigente, por lo que debe nacer de cada uno. Por tanto, los esfuerzos pa- ra lograr que hayan visiones personales son válidos en la medida que apuntan a crear el ambiente propicio para esa visión. Se puede ser motivador de visiones ajenas, pero crea- dor sólo de visiones propias.</p>
<p>La fuerza de una visión compartida está directamente relacionada a la cantidad de dirigentes que la comparten. No importa si la visión no sufre modificaciones en la medida en que se va compartiendo, más aún, la idea es que se evite la diversificación que pueda dar pie a una distorsión del proceso. Sin embargo, es importante que la visión se va-<br/> ya nutriendo de las ideas que cada dirigente va expresando al revisarla y compartirla.<br/> <strong>De cualquier forma, siempre la visión será mucho más fuerte en la medida que comprometa más personas</strong></p>
<p>¿Qué hacer? El concepto de visión no es nuevo para las asociaciones s, pero quizás sea su perspectiva de arraigo en todos los miembros la que da pie a nuevas ideas. Es por ello que la primera acción a tomar es abandonar la práctica muy común de que los equipos nacionales de la Asociación Civil sean los que redactan la visión,<br/> para luego transmitirla en cascada hacia el resto de la estructura.<br/> Lo contraproducente de esto es que una vez creada la formulación de la visión, el equipo nacional asume que ya ha cumplido su tarea visionaria, rompiendo los esquemas y premisas que hasta ahora se han desarrollado. Además, esta práctica generalmente nace de concepciones estratégicas y no de visiones personales que se comparten.<br/> Finalmente, suele ocurrir que las visiones son soluciones a problemas concretos del momento, por lo que pierden su vigencia y fuerza tan pronto vencen el problema puntual que les dio origen.<br/> También forma parte de la costumbre, pensar que la visión institucional surgirá del proceso de planificación estratégica que cada año se produce en las asociaciones. Esto se relaciona con lo dicho anteriormente de querer asumir la visión como una tarea de po- cos, según sus responsabilidades de dirección.<br/> Los dirigentes de todo nivel deben adquirir la costumbre de compartir continuamente su visión personal. Más aún, quienes llevan la conducción nacional de la Asociación Civil<br/> deben procurar momentos y espacios para el intercambio formal e informal entre los dirigentes en torno a sus visiones personales, procurando que se produzca en ese intercambio un mayor nivel de compromiso hacia la visión compartida.<br/> No se trata de que la Asociación Civil forme equipos de ˝vendedores de la visión˝<br/> que salgan en actitud de profetas a buscar adeptos a una idea. Una actitud o estrategia de proselitismo vuelve a ser una forma de imposición de la visión, de la que no se puede esperar los niveles de compromiso que una organización inteligente requiere.<br/> La actitud básica para lograr ese compartir de la visión entre los dirigentes es que la resolución de las situaciones cotidianas se haga a la luz de la visión compartida, que se tenga presente de manera casi automática, para que quien hace de interlocutor vea en cosas concretas hacia dónde quiere ir la Asociación Civil.<br/> En el proceso de construir una visión compartida hay dos acciones que deben ir siempre equilibradas y que pueden requerir de un aprendizaje más cuidadoso, dados los vicios de comunicación que existen normalmente en las asociaciones. Hay que aprender a expresar la visión personal, tener claridad de las ideas que cada uno tiene respecto de la visión y ser coherente en la forma como son transmitidas a otros y, al mismo tiempo, hay que aprender a escuchar las visiones personales de los demás.<br/> No se puede perder de vista que la visión compartida se hace efectiva en la medida en que se nutre del equilibrio de las diferentes visiones personales, por lo que hay que generar el proceso de comunicación en ambos sentidos.<br/> La práctica de algunas asociaciones de enfrentar la crisis de lo urgente y no de administrar los procesos de cambio como estrategia de desarrollo estable, ha marcado la tendencia a trabajar en función a visiones negativas, es decir, a visiones que nacen como la contraposición a un conflicto o problema del cual se quiere salir.<br/> La visión compartida será estimulante del desarrollo si su contenido apunta a un logro concreto, que la Asociación Civil asume como punto de crecimiento. Se trata entonces de evitar las visiones que nacen del temor a una amenaza y procurar las visiones que manifiestan una aspiración real de logro.</p>
<p><strong>La búsqueda del compromiso</strong></p>
<p>Todas las acciones para construir una visión compartida apuntan a lograr un nexo de compromiso entre los dirigentes y la Asociación Civil. La fuerza de la visión compartida en una organización se puede percibir por el grado de compromiso que sus dirigentes adquieren respecto de esa visión. Sin embargo, existen algunos riesgos de que la búsqueda del compromiso se vea alterada por algunas actitudes posibles ante la visión. Es así como se debe distinguir entre:</p>
<p>1. 1. Compromiso<br/> 2. 2. Alistamiento<br/> 3. 3. Acatamiento<br/> 4. 4. Desobediencia<br/> 5. 5. Apatía</p>
<p>De estas actitudes se pueden agrupar compromiso y alistamiento por una parte y el resto por separado, pues la definición de la visión compartida –en términos prácticos debe consolidarse en torno a comprometer y alistar a los dirigentes, tratando de evitar que su nexo con la Asociación Civil sea por simple acatamiento, menos aún, por desobediencia o apatía.<br/> El compromiso implica que el dirigente, por voluntad propia, se hace parte de los esfuerzos para lograr la visión compartida y además se siente responsable de ese logro. Por ello, el dirigente en esta actitud será motor e impulsor del desarrollo institucional y hará lo que sea necesario para alcanzar los logros propuestos. Es el mayor grado de conexión que se puede esperar de cualquier adulto con el Movimiento. El alistamiento puede considerarse como un grado menor de conexión, pues implica para el dirigente hacerse parte del proceso de desarrollo institucional y asumir la visión compartida como propia, pero sin llegar a tener responsabilidades para definir las acciones a tomar. De alguna forma, un dirigente alistado seguirá el camino de la visión pues la comparte y le atrae, pero no será él quien establezca las soluciones a los problemas que se puedan presentar.<br/> Por otro lado, hay dirigentes –normalmente la mayoría que asumen la posición de acatamiento, es decir, conocen la visión, la siguen en razón de la fuerza que pueda tener en la Asociación Civil y hacen las cosas que de ellos se esperan, por lo que puede decirse que estos adultos respaldan en cierta forma la visión, pero no hay en ellos la disposición a hacerla propia o personal, menos aún ser los que tomen iniciativas de acción para la Asociación Civil.<br/> Mientras los dirigentes que se sienten comprometidos o alistados hacen de la visión compartida algo propio y desean su logro, los que acatan la visión simplemente la aceptan como algo ajeno aunque interesante de seguir.<br/> En algunos casos, se puede presentar el adulto que aferrado a motivaciones personales para pertenecer al Movimiento, asume una actitud de desobediencia. Esta persona no acepta la visión compartida por el resto y, generalmente, se reafirma en el carácter voluntario para eludir cualquier autoridad que pretenda obligarlo o persuadirlo de cambiar su actitud.<br/> Finalmente, está el caso de la apatía de aquellos que no se manifiestan ni a favor ni en contra de la visión compartida. No hay en ellos mayor interés ni energía.</p>
<p>Entendidas estas actitudes posibles ante la visión, es importante considerar que para compartirla se debe asumir una actitud natural, no proselitista, donde lo menos que debe hacerse es alistarse uno mismo, es decir, ser coherente con la visión que se comparte y no caer en ambigüedades; ser franco en la descripción de la visión para no ˝vender˝ ideas que exageren beneficios o que oculten fallas; y principalmente, dejar que la otra persona opte por la visión y la comparta, pues de nada servirá que su voluntad sea sobrepasada si lo que se pretende es que se logre un dirigente comprometido.<br/> <strong>Ciclo de crecimiento de la visión compartida</strong></p>
<p>La puesta en práctica de un proceso de divulgación y promoción de la visión para compartirla con los miembros de una Asociación Civil, llamado proceso visionario, está regida por un ciclo de crecimiento a través del cual evoluciona la adhesión de más dirigentes respecto de la visión, adquiriendo mayor fuerza institucional y consolidando los procesos estratégicos de cambio y desarrollo.<br/> Este ciclo se manifiesta por el entusiasmo de los dirigentes que han asumido la visión como propia y que identificados con ella, enfocan sus esfuerzos y decisiones hacia esa dirección. Tal entusiasmo se proyecta hacia otros adultos que por la vía de la conversación estimulante van conociendo la visión y adhiriendo a ella, haciéndola también propia. Este proceso expansivo y de intercambio de ideas permite que se dé una comprensión más nítida de la visión compartida, la que genera así mayor entusiasmo. Cerrando el ciclo que se hace reiterativo y de efecto creciente dentro de la organización.<br/> Esta forma cíclica de representar el proceso se puede tornar un espiral de crecimiento que fortalece la visión compartida de cualquier organización, pero existen algunos elementos limitativos que pudieran hacer perder el control sobre él.<br/> Una primera situación se puede presentar cuando los adultos estimulados por la visión van adhiriendo a ella pero formándose puntos de vista cada vez más distintos al planteamiento original, no porque se trate de una visión que ha evolucionado como idea nutriéndose de este tipo de límites al ciclo de crecimiento requieren de una reflexión aguda que re- coja de cada visión los elementos más importantes, para tratar de proyectarlos hacia las visiones de aquellas personas que disienten. Se trata de armonizar la diversidad y reto- mar el camino de una visión compartida.<br/> La segunda situación surge en el momento en que los adultos estimulados por la visión comienzan a sentirse enfrentados a nuevos niveles de exigencia que les superan hasta el punto de que se sienten agobiados. En la medida que conocen mejor las perspectivas que la visión plantea y la brecha que a primera vista se produce respecto de la realidad actual, los dirigentes sienten que el reto es demasiado ambicioso en términos de plazos y dedicación. Esta circunstancia conlleva a tener personas tan absorbidas por la crisis de lo urgente que dejan de considerar la visión.<br/> Los dirigentes comienzan a trabajar aceleradamente para cumplir plazos pero no lo- gran conceptualizar bien hacia dónde quieren llegar. Hacen cosas, sin saber para qué las hacen.<br/> Difícilmente puede evitarse que se formen dos grupos o tendencias dentro de la organización: los que se dedican a lo urgente y los que se dedican a lo importante. Este equilibrio puede ser sano como vía para retomar el rumbo de la visión compartida, siempre y cuando quienes dirijan el proceso lo hagan conscientes de no perder de vista las relaciones entre ambos grupos o tendencias y haciendo permanente énfasis en la visión, de manera que sea esta la que guíe los procesos de desarrollo de la Asociación Civil.</p>
<p><strong>ENTUSIASMO CON LA VISIÓN</strong></p>
<p>Otras dos limitaciones pueden romper o quebrantar el ciclo de dando, sino porque cada quien los aportes que otros dirigentes van Crecimiento de la visión compartida. Visualiza un futuro ideal diferente.<br/> Estas guardan relación con el Esta generación de visiones no entusiasmo que la visión pueda comunes entre sí acaban por dar generar en los dirigentes. Por origen a posiciones conflictivas una parte está la dentro de la estructura, pues posibilidad de que la se forman grupos según las brecha entre realidad formas de ver o entender<br/> COMPRENSIÓN MÁS actual y la visión sea demasiado grande, al punto de producir efectos anímicos contrarios en algunas personas, que pueden expresar desde desaliento hasta cinismo. Más aún, algunas personas pueden hasta pretender difundir sus sentimientos adversos como un mecanismo de defensa pues sienten que mientras la visión se consolide entre más dirigentes, más intenso será su desaliento.<br/> Esta reacción es fundamentalmente anímica y se basa en la poca confianza que el dirigente puede llegar a sentir en un momento dado respecto de sus capacidades personales y de las potencialidades de la Asociación Civil para enfrentar los retos que la visión representa. Se trata entonces de darle una gran importancia a resaltar las posibilidades que la Asociación Civil tiene para su desarrollo, en función a las capacidades creativas de sus miembros. Además, un ambiente de reto es siempre más interesante para los adultos de la Asociación, siempre que se le presente como algo real, objetivo, posible, racional.<br/> Finalmente, ocurre a veces que los dirigentes entusiasmados por la visión, ya conectados con las ideas centrales que la inspiran, pueden verse llevados por la rutina de sus actividades cotidianas y dejar de lado sus relaciones con el resto de las personas con las cuales se comparte la visión. Se produce entonces una especie de distancia- miento que le quita a los dirigentes la oportunidad de compartir ideas en el plano del respeto mutuo y de entender y aceptar las ideas no necesariamente del otro. Surgen entonces especies de bandos que se dedican a hacer proselitismo para reforzar sus filas con más personas convencidas, ya no de una visión compartida, sino de una visión parcial que trata de imponerse sobre otras.<br/> Sólo la buena comunicación entre los dirigentes puede salvar el rumbo afectado de la visión compartida cuando se presentan estos casos de actitudes proselitistas. Se debe dedicar tiempo para que las personas puedan compartir en una relación horizontal, sin la intención de reclutar al otro para ˝mi bando˝. En la medida que los dirigentes tengan ocasión para expresarse y para escucharse entre sí, se dará un mejor entendimiento y una reflexión más profunda sobre la visión de la Asociación Civil.</p>¿Sabías que...?tag:clubpositivo.ning.com,2016-07-07:6151086:BlogPost:373102016-07-07T03:12:14.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p>1. El tiempo que tarda la luz del semáfo¬ro en cambiar de rojo a verde es de 50 segundos, depende de la intersección, de la hora, y del tipo de semáforo. Algu¬nos se autorregulan de acuerdo con esos factores, a otros los pro¬graman con un disquete. El Institu¬to de Seguridad y Educación Vial asegura que la luz verde puede durar desde 20 segundos hasta un minuto y medio, la amarilla, tres segundos (también puede ser si¬multánea, y la roja, 30 segundos</p>
<p>2. Cuando dobla el brazo e inclina…</p>
<p>1. El tiempo que tarda la luz del semáfo¬ro en cambiar de rojo a verde es de 50 segundos, depende de la intersección, de la hora, y del tipo de semáforo. Algu¬nos se autorregulan de acuerdo con esos factores, a otros los pro¬graman con un disquete. El Institu¬to de Seguridad y Educación Vial asegura que la luz verde puede durar desde 20 segundos hasta un minuto y medio, la amarilla, tres segundos (también puede ser si¬multánea, y la roja, 30 segundos</p>
<p>2. Cuando dobla el brazo e inclina hacia dentro, el es¬pacio que queda entre mano y bíceps mide exactamente lo mismo que su pie.</p>
<p>3. Si está escribiendo un discurso y ne¬cesita economizar tiempo, use la fór¬mula utilizada por los expertos en el te¬ma: tres palabras por segundo. Sólo re¬cuerde que al decir el discurso (como lo hará en su momento) tarda un poco más que al leerlo.</p>
<p>4. Para conseguir la perfección a la hora de hacer huevos pasa¬dos por agua, ponga los huevos en un reci¬piente con suficiente agua fría como para que queden cubiertos. Cuando el agua rompa el hervor, cuente dos minutos con treinta se¬gundos (hay que ser exactos) y saque los huevos. Póngalos bajo agua fría. Rompa las cáscaras enseguida para evitar que se sigan cociendo en su propio calor.</p>
<p>5. La famosa frase “Tócala de nuevo, Sam, que supuestamente dijo Ingrid Bergman en Casablanca es sólo un mito. Sus palabras exactas fueron: “Tócala, Sam, tócala para mí’.</p>
<p>6. Una cada 50 personas es sonámbula. Esta alteración del sueño se determi¬na genéticamente y la pueden acrecentar las tensiones emocionales, el estrés y el exceso en la ingesta de alcohol. Si usted camina alrededor de un sonámbulo, lléve¬lo con suavidad a la cama. No es una buena idea desper¬tarlo pero, contraria¬mente a lo que se cree, esto no puede causarle trastornos mentales. Sí, una de¬sorientación tal que le impedirá volver a dormirse.</p>
<p>7. Si usted alguna vez conoce a una reina debe dirigirse a ella diciéndole: “Su señoría”, haciendo una pequeña reverencia.</p>
<p>8. Como sabrá necesita tomar ocho vasos de agua por día. En caso de que prac¬tique algún ejercicio, debe aumentar esta cantidad para poder mantenerse hidrata¬do. Si se siente se¬diento durante la prác¬tica, quiere decir que no tomó lo suficiente. De esta forma, su cuerpo le está avisando a su cerebro que necesita más agua.</p>
<p>9. Los miembros de las antiguas tribus afganas jugaban a un deporte similar al actual polo, pero utilizaban como pelotas las cabezas de sus enemigos.</p>
<p>10. Los modelos TOP son unos de los po¬cos privilegiados que no necesitan hacer check in antes de tomar un vuelo. Como viajan con tanta frecuencia, tienen ese derecho establecido por contrato con algunas aerolíneas (generalmente con los Concordes). Eso quiere decir que pueden llegar tranquilamente diez minutos antes de abordar. ¿Algo más? Sí, nunca car¬gan con equipaje, en general tienen re¬suelto el tema de la ropa y, además, no suelen quedarse más de una semana en el mismo lugar.</p>
<p>11. La forma más fácil de resfriarse se consigue después de tocar sus ojos, su nariz o su boca luego de que su mano haya tomado contacto con pasamanos y picaportes. Acumulan bacterias debido a su condición tan expuesta.</p>
<p>12. Una de las pocas vitaminas que su organismo no puede conservar es la vitamina C, ya que absorbe lo que ne¬cesita y el resto lo elimina. Por eso es re¬comendable consumir frutas y vegetales que contengan vitamina C o suplementos vitamínicos.</p>
<p>13. Pantaleone, el personaje cómico de la Comedia del Arte italiana del siglo XVI, dio nombre a los pantalones. Este personaje utilizaba calzas ajustadas y, cuando traspasé las fronteras italianas, las sustituyó por otras más holgadas. Cuando el arquetipo teatral llegó a Fran¬cia, el nombre del personaje pasó a de¬signar a esa prenda de corte amplio que cubría sus piernas.</p>
<p>14. Su cuerpo empieza a quemar grasas recién después de veinte minutos de ejercicio. Si usted camina, trata, o hace bici, tenga en cuenta que los primeros 15 minutos sirven como precalentamiento. Por eso es que usted necesita por lo menos 30 minutos de movimiento para poder ver resultados.</p>
<p>15. Si su abuela le recomienda tomar un plato de sopa de pollo cuando usted está enfermo, tenga en cuenta que este consejo no es parte de una tradición. La sopa de pollo (casera) contiene una pizca de penicilina que se halla en el es¬queleto del ave y, en la preparación, se conserva en el caldo. Claro que no suce¬de lo mismo con las sopas instantáneas.</p>
<p>16. El verdadero nombre de Pablo Pi¬casso 1881-1973) era Pablo Die¬go José Francisco de Paula Juan Nepo¬muceno Crispín Crispiano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso.</p>
<p>17. Si esta por regalar flores, por favor tome nota los claveles represen¬tan desprecio; las calas son las más indi¬cadas para los funerales y, si la relación no es muy seria, descarte las rosas rojas. Las más adecuadas son las amarillas: co¬mo simbolizan amistad, es la opción más neutral.</p>
<p>18. Si está tratando de cuidar su alimentación, tenga en cuenta que es un mito que la carne roja aporta más proteínas. Los deportistas, en la actualidad, consumen más carnes blancas ya que la roja contiene demasiada grasa animal: lo último que su organismo necesita. El pollo y el pescado aportan proteínas y están libres de grasa.</p>
<p>19. El escritor Morgan Robertson (1861-1915) escribió la novela ti¬tulada Futilidad en 1898. Narraba el hundimiento del buque “Titán’, califica¬do de insumergible, al chocar contra un iceberg en aguas del Atlántico una no¬che de abril. Lo curioso de esta novela es que fue publicada catorce años an¬tes de que ocurriera el hundimiento del “Titanic” en 1912.</p>
<p>20. Es mejor cargar gasolina durante la mañana (bien tempra¬nito). Cuando empieza a dar calor la luz del sol, la misma cantidad de gasolina aumenta en vo¬lumen y usted tiene menos pero paga lo mismo.</p>
<p>21. Si se siente caí¬do los días nu¬blados, sepa que existe una razón médica que explica esa sensación. La luz del sol estimula los ojos y provoca una reacción química que le anuncia al cerebro que es hora de ponerse en actividad. Si no se produjera esa es¬timulación, usted permanecería en estado de hibernación. En términos médicos, se llama Seasonal Affective Disorder (Desorden Emocional de Estación) 5. A. D.</p>
<p>22. Los síntomas de un ataque al corazón son más fugaces que un sus¬piro. Todo esto pasa en segundos: a me¬dida que la obstruc¬ción avanza, el dolor en el pecho se incre¬menta y se expande hacia los brazos, la nuca. Luego llega un leve desvanecimien¬to, transpiración y una palidez extrema. Tomar una aspirina cuando se produce el ataque puede disminuir su gravedad.</p>
<p>23. Un éxito de taquilla, sin duda. La obra teatral La ratonera de Agatha Christie (1890-1976) se estrené el 25 de noviembre de 1952 en el teatro Ambas¬sadors de Londres. Se hicieron 8.862 funciones seguidas hasta que en 1974 se trasladó al teatro St. Martin’s. El 6 de Ma¬yo de 1991 alcanzó su representación número 16.000.</p>
<p>24. El cataclismo estelar de la película 2001: una odisea en el espacio (1968), de Stanley Kubrick, fue rodado en una fábrica de corsés de Nueva York. Fueron tomas muy cortas de pintura go¬teando en un balde.</p>
<p>25. El matemático griego Arquímedes de Siracusa (287-212 a. de C.), calculaba, en su libro El contador de are¬na, que necesitaría 10 elevado a 63 gra¬nos de arena para llenar el cosmos.</p>
<p>26. La tradicional imagen de Papá Noel apareció por primera vez en un póster de la empresa Coca-Cola en 1930.</p>
<p>27. Para elaborar el modelo a gran scala de King Kong utilizado en la última versión que llevó a cabo en 1976 el productor Dino de Laurentiis, se emplearon más de 20 mil rabos de caba¬llos argentinos.</p>
<p>28. Se calcula que uno de los de¬portistas mejor remune¬rados de la historia el auriga (conductor de cuadrigas) romano Ca¬yo Apuleyo Diocles, que ganó unos 35 millones de sestercios en el pri¬mer siglo de esta era.</p>
<p>29. En 1626, el holandés Peter Minuit compró a los indios la isla de Manhatan, el núcleo de la actual ciudad de Nue¬va York. El precio: un lote de cuentas de cristal, trapos rojos y boto¬nes de cobre por un total de 24 dólares de la época.</p>
<p>30. Los hombres tienen el mismo ADN que las plantas.</p>Si quieres saber qué es lo bueno y qué es lo malo, lee estotag:clubpositivo.ning.com,2016-06-21:6151086:BlogPost:372152016-06-21T21:40:21.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><br></br> <a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039505?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="433" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039505?profile=RESIZE_1024x1024" width="379"></img></a> Supongamos que trabajas en una biblioteca revisando los libros de la gente que sale, y un amigo te pide que le permitas sacar clandestinamente una obra de referencia, muy difícil de encontrar, que quiera tener.<br></br> Tú podrías vacilar por diversas razones: podrías te¬mer que lo descubran y meterse ambos en problemas; po¬drías querer que el libro permanezca en la…</p>
<p><br/> <a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039505?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039505?profile=RESIZE_1024x1024" width="379" class="align-left" height="433"/></a>Supongamos que trabajas en una biblioteca revisando los libros de la gente que sale, y un amigo te pide que le permitas sacar clandestinamente una obra de referencia, muy difícil de encontrar, que quiera tener.<br/> Tú podrías vacilar por diversas razones: podrías te¬mer que lo descubran y meterse ambos en problemas; po¬drías querer que el libro permanezca en la biblioteca para que puedas consultarlo tú mismo.<br/> Pero también podrías pensar que lo que te propone es malo, que él no debería hacerlo ni tú ayudarle. Si eso pien¬sas, ¿qué significa, y qué, de haberlo, lo hace cierto?<br/> Decir que es malo no es lo mismo que decir que va con¬tra las reglas. Puede haber malas reglas que prohíban lo que no es malo, como una ley contra las críticas al gobier¬no. Una regla también puede ser mala si exige algo que es malo, como una ley que imponga la segregación racial en hoteles y restaurantes. Las ideas de bueno y malo son di¬ferentes de las ideas sobre lo que va contra las reglas o no. De otro modo, no se les podría usar en la evaluación de re¬glas, así como de acciones.<br/> Si piensas que obrarías mal ayudando a que tu amigo robe el libro, te sentirás incómodo de proceder así: en cierto modo no desearás hacerlo, aunque tampoco quieras negar ayuda a un amigo. ¿De dónde viene el deseo de no hacerlo? ¿Cuál es el motivo, la razón que lo sustenta?<br/> Hay diversos modos en que algo puede ser malo, pero en este caso, si tuvieras que explicarlo, probablemente di¬rías que sería injusto para otros usuarios de la biblioteca que pueden estar tan interesados en el libro como tu ami¬go, pero lo consultan en la sala correspondiente, donde quienquiera que lo necesite puede hallarlo. También pue¬des sentir que el ayudar a que se lo lleve sería traicionar a tus patrones, que te pagan precisamente para evitar he¬chos semejantes.<br/> Estos pensamientos tienen que ver con los efectos en otros (no necesariamente efectos en sus sentimientos, pues¬to que tal vez nunca se enteren, pero aun así se ocasiona cierto tipo de daño). En general, el pensamiento de que algo es malo depende de su efecto no sólo en la persona que lo hace, sino en otras. Si lo supieran, protestarían, porque no les haría la menor gracia.<br/> Pero supongamos que tratas de explicar todo esto a tu ami¬go, y él contesta: "Sé que al bibliotecario le desagradaría si se enterara, y probablemente algunos otros usuarios de la biblioteca lamentarían no hallar el libro, pero qué importa, yo lo quiero; ¿por qué habría de preocuparme por ellos?"<br/> Se supone que el solo argumento de que eso sería malo le da una razón para no hacerlo; pero si a alguien no le im¬porta la demás gente, ¿qué razón tiene para abstenerse de hacer cualquiera de las cosas normalmente consideradas malas, si puede salirse con la suya? ¿Qué razón tiene para no matar, robar, mentir o lastimar a otros? Si puede lograr lo que quiere realizando tales actos, ¿por qué no habría de cometerlos? Y si no hay razón para que no los haga, ¿en qué sentido son malos?<br/> Por supuesto, la mayoría de la gente se preocupa hasta cierto punto por los demás; pero si alguien no siente tal preocupación, la mayoría de nosotros concluiría que eso no lo exime de mantener cierta moralidad. Una persona que mata a otra sólo por robar su billetera, sin preocuparse por la víctima, no queda automáticamente exculpada. El he¬cho de que no se preocupe no hace buena su conducta: él debería preocuparse. Pero, ¿por qué?<br/> Son muchos los intentos por dar respuesta a esta pre¬gunta. Cierto tipo de contestación trata de identificar algo por lo que la persona muestra preocupación, y luego in¬tenta conectar con eso la moralidad.<br/> Por ejemplo, algunas personas creen que, aun cuando cometas en esta Tierra crímenes horribles, y no seas cas¬tigado por la ley ni por tus semejantes, tales actos están prohibidos por Dios, quien te castigará después de que mue¬ras (y te premiará si venciste al mal al ser tentado por él). De este modo, aunque hacer algo así parezca beneficiarte, en realidad no es cierto. Algunas personas han creído in¬cluso que, si no hay un Dios que establezca requerimien¬tos morales con la amenaza del castigo y la promesa del premio, la moralidad no es más que una ilusión: "Si Dios no existe, todo está permitido".<br/> Esta es una versión bastante cruda del fundamento re¬ligioso acerca de la moralidad. Una versión más sugestiva sería que el motivo para obedecer los mandamientos de Dios no radica en el miedo, sino en el amor. Él te ama, y tú de¬berías amarlo y desear obedecer sus mandamientos para no ofenderlo.<br/> Pero, como quiera que interpretemos la motivación reli¬giosa, hay tres objeciones a esta clase de respuesta. En primer lugar, mucha gente que no cree en Dios hace, no obstante, juicios sobre lo bueno y lo malo, y piensa que ninguna persona debería matar a otra por su cartera, aun¬que esté segura de quedar impune. En segundo, si Dios existe, y prohíbe lo malo, no es, sin embargo, tal prohibi¬ción lo que lo hace malo. El asesinato es malo por sí, y por eso lo prohíbe Dios (si es que lo hace). Dios no podría hacer justa cualquier cosa que se considere mala desde siempre (como el que te pongas el calcetín izquierdo antes que el derecho) simplemente prohibiéndola. Si Dios te castigara por hacerla, tal acción sería impropia, pero no mala. En tercero, el miedo al castigo y la esperanza del premio, e in¬cluso el amor a Dios, no parecen ser los verdaderos motivos de la moralidad. Si piensas que es malo matar, engañar o robar, deberías querer evitar esas cosas porque son malas para hacérselas a otros, no sólo por tu miedo a las conse¬cuencias que te pueden acarrear, ni porque no quieras ofender al Creador.<br/> Esta tercera objeción también se aplica a otras explica¬ciones de la fuerza de la moralidad que apelan a los inte¬reses de la persona que ha de actuar. Por ejemplo, puede decirse que debes tratar a otros con consideración para que ellos hagan otro tanto contigo. Éste puede ser un sano consejo, pero sólo es válido en cuanto pienses que lo que haces influirá en la manera en que otros te traten. No hay razón para hacer lo correcto si no han de enterarse otros; tampoco la hay para no hacer lo malo si puedes quedar impune (como causar un accidente automovilístico y darse a la fuga).<br/> No existe sustituto para la preocupación directa por otra gente como base de la moralidad; sin embargo, se supone que la moralidad se aplica a todos: ¿y podemos dar por sentado que todos tienen tal preocupación por los demás? Obviamente, no: algunas personas son muy egoístas, y aun aquellas que no lo son sólo suelen preocuparse por la gen-<br/> te que conocen, y no por toda. Así que, ¿dónde encontraremos un motivo que todos tengan para no dañar a otras personas, incluso a las que no conocen?<br/> Bueno, hay un argumento general contra el dañar a otra gente, que se le puede presentar a quienquiera que entienda nuestra lengua (o cualquiera otra), y que parece mostrar que ese quienquiera tiene cierta razón para preocuparse por otros, aun cuando al final sus motivos egoístas sean tan fuertes que persista de todas maneras en tratar mal a la gente. Es un argumento que, estoy seguro, has escuchado, y que reza así: "¿Qué te parecería si alguien te lo hiciera a ti?"<br/> No es fácil explicar cómo se supone que funciona este argumento. Imaginemos que estás a punto de robarle a alguien su paraguas al irte de un restaurante durante una tormenta, y uno de los presentes dice: "¿Qué te parecería si alguien te lo hiciera a ti?" ¿Por qué suponemos que te hará titubear o sentirte culpable?<br/> Obviamente, suponemos que la respuesta inmediata a lo que te preguntan será: "¡No me gustaría nada!" Pero ¿cuál es el siguiente paso? Supongamos que dijeras: "No me gustaría si alguien me lo hiciera, pero afortunadamente nadie me lo está haciendo. ¡Yo se lo estoy haciendo a otro, y no me preocupa en lo absoluto!"<br/> Esta respuesta excluye el punto en cuestión. Cuando te preguntan qué te parecería si alguien te lo hiciera a ti, se supone que pensarás en los sentimientos que tendrías si alguien robara tu paraguas; y esto implica algo más que tan sólo "no me gustaría" (como no te "gustaría" golpearte con una roca un dedo del pie). Si alguien robara tu paraguas, te ofenderías. Tendrías sentimientos respecto al ladrón del paraguas, no sólo sobre su pérdida. Pensarías: "¿Cómo se escapa llevándose el paraguas que compré con el dinero<br/> que gané trabajando fuerte, y que tuve la precaución de cargar luego de leer el pronóstico meteorológico? ¿Por qué no trajo su propio paraguas?", y así por el estilo.<br/> Cuando nuestros intereses se ven amenazados por el comportamiento desconsiderado de otros, la mayoría de nosotros fácilmente creemos que ellos deberían tener una razón para ser más considerados. Cuando sufres algún daño, probablemente piensas que a otra gente debería importarle: no piensas que no sea asunto de ellos, ni que no tengan razones para evitar dañarte. Éste es el sentimiento que se supone suscita el argumento del "¿Qué te parecería?"<br/> Porque si admites que te ofenderías si alguien te hiciera lo que tú le estás haciendo, admites también que piensas que él debería tener una razón para no hacértelo; y si lo admites, tienes que considerar cuál es esa razón. No podría ser sólo que, entre toda la gente del mundo, es a ti a quien él está dañando. No hay razón especial para que él no robe tu paraguas, en contraposición con las razones de las demás personas. No hay nada particularmente especial en ti. Cualquiera que sea la razón, él la tendría en contra de dañar del mismo modo a cualquier otro; y es también una razón que todo el mundo tendría, en una situación similar, para no dañarte a ti ni a nadie más.<br/> Pero si es una razón que cualquiera tendría para no dañar a nadie más de esta forma, entonces es una razón que tú tienes para no dañar a nadie más de esta forma (puesto que cualquiera significa todos). Por tanto, es una razón para no robar en este momento el paraguas de otra persona.<br/> Ésta es cuestión de simple coherencia. Una vez que admites que otra persona tendría una razón para no dañarte en circunstancias similares, y una vez que admites que la razón que ella tendría es muy general y no se aplica exclusivamente a ti, ni a ella, entonces para ser coherente tienes que admitir que la misma razón se aplica a ti ahora. No deberías robar el paraguas, y si lo haces, debes sen¬tirte culpable.<br/> Alguien podría escapar de este argumento si, al pregun¬társele: "¿Qué te parecería si alguien te lo hiciera a ti?", contestara: "No lo tomaría a mal. No me gustaría que al¬guien robara mi paraguas durante una tormenta, pero no pensaría que existe alguna razón para que ese alguien con¬siderara mi parecer al respecto". Mas, ¿cuánta gente podría honestamente responder así? Creo que la mayoría de las personas, a menos que estén locas, pensarían que su bene¬ficio y perjuicio importan no sólo a ellas mismas, sino de un modo que da a otra gente razón para preocuparse tam¬bién por ellas. Todos pensamos que, cuando sufrimos, no sólo es malo para nosotros, sino malo, punto.<br/> La base de la moralidad es la creencia de que el benefi¬cio y perjuicio en particular de la gente (o animales) no sólo es bueno o malo desde su punto de vista, sino desde un punto de vista más general, que toda persona pensante puede comprender. Esto significa que, al decidir qué ha¬cer, toda persona debe considerar no sólo sus propios inte¬reses, sino también los de otros; y no basta que considere tan sólo los de algunos (como su familia y amigos, quienes más le interesan). Claro, se preocupará más por cierta gente, y también por sí misma; pero debe asistirle alguna razón para considerar el efecto de lo que hace en perjuicio o beneficio de los demás. Si la persona es como la mayoría de nosotros, eso es lo que piensa que otros deberían hacer con respecto a él, aunque no sean sus amigos.<br/> Aunque lo anterior sea correcto, no es más que un esbozo de la fuente de la moralidad. No nos dice en detalle cómo-deberíamos considerar los intereses de los otros, ni cómo deberíamos valorarlos ante el interés especial que todos te¬nemos en nosotros mismos y en las personas más cerca¬nas. Ni siquiera nos dice qué tanto deberíamos preocupar¬nos por la gente de otros países, en comparación con nuestros conciudadanos. Entre quienes aceptan la morali¬dad en general, hay muchos desacuerdos sobre qué en particular es bueno o malo.<br/> Por ejemplo: ¿deberías preocuparte por otras personas tanto como por ti mismo? En otras palabras, ¿deberías amar a tu prójimo (aunque no sea precisamente tu vecino) como a ti mismo? ¿Deberías preguntarte, cada vez que vas al cine, si el precio del boleto proporcionaría más felicidad en caso de que lo regalaras a alguien, o donaras el dinero para aliviar el hambre?<br/> Muy poca gente es tan abnegada; y si alguien fuera tan imparcial entre sí mismo y los demás, probablemente tam¬bién se sentiría obligado a ser imparcial entre el resto de las personas. Esto le prohibiría preocuparse más por sus familiares y amigos que por los extraños. Podría tener sen¬timientos especiales hacia cierta gente próxima, pero la imparcialidad total significaría no favorecerla si, por ejem¬plo, tuviera que elegir entre ayudar a que un amigo o un extraño no sufra, o entre llevar a sus hijos al cine y donar el dinero para socorrer a los necesitados.<br/> Parece demasiado pedir tal grado de imparcialidad a la mayoría de la gente: quien se hallara en semejante caso se¬ría una especie de santo aterrador; pero en el pensamiento moral es una cuestión importante saber a qué grado de im¬parcialidad deberíamos aspirar. Tú eres una persona en par¬ticular, pero también puedes reconocer que eres sólo una entre muchas, no más importante que ellas, si te ves desde fuera. ¿Qué tanto debería influir en ti este punto de vista? Desde fuera, en cierta medida, tú importas; de otro modo,<br/> no pensarías que otras personas tuvieran motivos para preocuparse por lo que te hacen; pero desde fuera no importas tanto como te importas tú mismo desde dentro, ya que desde fuera no importas más que cualquier otro.<br/> No sólo no está claro cuan imparciales debemos ser; tampoco lo está qué es lo que haría que una respuesta a esta interrogante fuera la correcta. ¿Hay sólo una manera correcta de que todos coloquen en una balanza lo que les preocupa personalmente y lo que importan imparcialmente? ¿O variará la respuesta de persona a persona, dependiendo de la fuerza de sus diferentes motivos?<br/> Esto nos lleva a otra gran cuestión: ¿lo bueno y lo malo son lo mismo para todos?<br/> A menudo se considera que la moralidad es universal. Si algo es malo, se supone que es malo para todos. Por ejemplo, si es malo que mates a alguien para robar su cartera, ese hecho sigue siendo malo sea que te intereses por la víctima o no; pero si se supone que el que algo sea malo es una razón para no hacerlo; y si tus razones para hacer las cosas dependen de tus motivos, y los motivos de la gente pueden variar mucho, parece que no existe para todos un solo bien y mal. No habrá un solo bien y mal, porque si los motivos básicos de la gente difieren, no habrá una norma básica de comportamiento que todos tengan razones para seguir.<br/> Hay tres maneras de enfrentar este problema, ninguna muy satisfactoria.<br/> En primer lugar, podríamos decir que las mismas cosas son buenas y malas para todos, pero no todos tienen razones para hacer lo bueno y evitar lo malo: sólo la gente con motivos "morales" buenos (en particular una preocupación por los demás) tiene razones para hacer lo bueno, por sí mismo. Esto hace universal a la moralidad, pero a costa de despojarla de su fuerza. No está claro a qué equivale decir que sería malo que alguien cometiera un asesinato, pero no tiene razones para no hacerlo.<br/> En segundo, podríamos decir que todos tienen razones para hacer lo bueno y evitar lo malo, pero que estas razones no dependen de los motivos reales de la gente. Más bien son razones para cambiar nuestros motivos si no son los correctos. Esto vincula la moralidad con las razones para la acción, pero no aclara cuáles son estas razones universales que no dependen de los motivos que realmente tienen todos. ¿Qué significa decir que un asesino tenía razones para no delinquir, aun cuando ninguno de sus motivos o deseos reales le diera tales razones?<br/> En tercero, podríamos decir que la moralidad no es universal, y que lo que moralmente se requiere que una persona haga va hasta donde sus razones lo permiten; razones que dependen de cuánto se preocupe realmente por otras personas en general. Si tiene sólidos motivos morales, producirán fuertes razones y fuertes requerimientos morales. Si sus motivos morales son débiles o inexistentes, los requerimientos morales que se le deban hacer serán igualmente débiles o inexistentes. Esto puede parecer psicológicamente realista, pero va contra la idea de que las mismas reglas morales se deben aplicar a todos nosotros, y no sólo a la gente buena.<br/> La cuestión de si los requerimientos morales son universales surge no sólo cuando comparamos los motivos de diversos individuos, sino también cuando comparamos las normas morales aceptadas en diferentes sociedades y en diferentes épocas. Muchas cosas que probablemente tú consideras malas han sido aceptadas en el pasado por grandes grupos de gente como moralmente correctas: la esclavitud, la servidumbre, los sacrificios humanos, la segregación racial, la negación de la libertad religiosa y política, los sistemas hereditarios de castas, y probablemente algu¬nas que consideras buenas serán malas para sociedades fu¬turas. ¿Es razonable creer que hay alguna verdad única en todo esto, aunque no podamos estar seguros de cuál? ¿O es más razonable creer que lo bueno y lo malo están en fun¬ción de un tiempo, lugar y ambiente social específicos?<br/> Hay un modo en que lo bueno y lo malo están obvia¬mente en función de las circunstancias. Usualmente es correcto devolver un cuchillo que tomaste prestado cuan¬do su propietario te lo pide; pero si mientras tanto se ha vuelto loco, y lo quiere para asesinar a alguien, no debe¬rías devolverlo. Éste no es el tipo de relatividad al que me refiero, porque no quiere decir que la moralidad sea relativa en el nivel básico. Sólo significa que los mismos principios morales básicos requerirán diferentes acciones en diferentes circunstancias.<br/> El tipo más profundo de relatividad, en el que cierta gen¬te cree, significaría que las normas más básicas del bien y del mal (como cuándo es bueno matar o no, o qué sacrifi¬cios se te exige que hagas por otros) dependen por com¬pleto de cuáles normas se aceptan, en general, en la socie¬dad en que vives.<br/> Encuentro lo anterior muy difícil de creer, sobre todo porque siempre parece posible criticar las normas acep¬tadas por tu propia sociedad y decir que son moralmente erróneas; pero si lo haces, debes apelar a alguna norma más objetiva, una idea de lo que realmente es bueno y malo, en contraste con lo que piensa la mayoría de la gente. Es difícil decir cuál es, pero la mayoría de nosotros concebi¬mos esa idea, a menos que sigamos como esclavos la opi¬nión de la comunidad.<br/> Hay muchos problemas filosóficos sobre el contenido de la moralidad: cómo debería expresarse una preocupación o respeta moral por los demás; si debemos ayudarlos a conseguir lo que quieren, o principalmente evitar dañarlos y estorbarlos; cuan imparciales debemos ser, y en qué for¬ma. Aquí dejo de lado la mayor parte de estas preguntas, porque mi preocupación aquí es con el fundamento de la moralidad en general, o sea, qué tan universal y objetiva es. Debo contestar una posible objeción a la idea entera de moralidad. Probablemente hayas oído decir que la única razón de que alguien haga cualquier cosa es que lo hace sentir bien, o que el no hacerla lo haría que se sintiera mal. Si realmente sólo nos motiva nuestra comodidad, es inútil que la moralidad trate de apelar a la preocupación por los demás. Según esta opinión, hasta una conducta en aparien¬cia moral, en la que una persona parece sacrificar sus in¬tereses en beneficio de otros, en realidad es motivada por su preocupación consigo misma: trata de evitar la culpa¬bilidad que sentirá si no hace lo "correcto", o trata de ex¬perimentar la cálida congratulación que tiene cuando lo hace; pero quienes no tengan estos sentimientos tampoco tendrán motivos para ser "morales".<br/> Ahora bien, es cierto, que, cuando la gente hace lo que considera su deber, con frecuencia se siente bien por ello; en forma similar, si hace lo que estima incorrecto, a menu¬do se siente mal; pero eso no significa que estos sentimien¬tos sean sus motivos para actuar. En muchos casos, los sentimientos resultan de motivos que también producen la acción. Tú no te sentirías bien por hacer lo correcto si no pensaras que hay otra razón para hacerlo, aparte del he¬cho de que te haría sentir bien; ni te sentirías culpable por hacer lo incorrecto si no pensaras que hay otra razón para no hacerlo, aparte del hecho de que te haría sentir culpa¬ble: algo que lo haya hecho correcto para sentirte culpable.<br/> Al menos así deberían ser las cosas. Es cierto que algunos sienten culpa irracional por cosas que no tienen razones independientes para considerar malas; pero no se supone que la moralidad funcione así.<br/> En cierto sentido, la gente hace lo que quiere; pero sus razones y motivos para querer hacer las cosas varían enormemente. Puedo "querer" dar a alguien mi cartera sólo porque está apuntándome a la cabeza con una pistola y amenaza con matarme si no lo hago; y puedo querer lanzarme a un río congelado para salvar a un extraño que se ahoga, no porque me haga sentir bien, sino porque reconozco que su vida es importante, como la mía, y reconozco tener razón para salvar su vida, como él la tendría para salvar la mía si nuestras situaciones fueran las contrarias.<br/> La argumentación moral trata de apelar a una capacidad de motivación imparcial supuestamente presente en todos nosotros. Por desgracia, puede estar profundamente oculta, y en ciertos casos ausente. De cualquier modo, tiene que competir con poderosos motivos egoístas y otros motivos personales que pueden no ser tan egoístas, en su lucha por controlar nuestro comportamiento. La dificultad de justificar la moralidad no es que sólo haya un motivo humano, sino que haya tantos.<br/> Basado en las ideas de Thomas Nagel</p>LAS CINCO CARACTERÍSTICAS QUE CUMPLEN TODOS LOS GENIOS (SIN EXCEPCIÓN)tag:clubpositivo.ning.com,2016-06-09:6151086:BlogPost:372142016-06-09T03:26:31.000ZNelson Astegherhttp://clubpositivo.ning.com/profile/NelsonAstegher
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039621?profile=original" target="_self"><img class="align-left" height="211" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039621?profile=RESIZE_1024x1024" width="338"></img></a> <strong>Las cinco características que cumplen todos los genios (sin excepción)</strong><br></br> ¿Qué hace a un genio ser un genio? Es una pregunta que nos hemos hecho a lo largo de toda la historia. Todo el mundo aspira a alcanzar la excelencia pero muy pocos la logran y, en la mayoría de ocasiones, no entendemos cómo una u otra persona ha logrado lo que ha logrado. ¿Cómo…</p>
<p><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039621?profile=original" target="_self"><img width="750" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2808039621?profile=RESIZE_1024x1024" width="338" class="align-left" height="211"/></a><strong>Las cinco características que cumplen todos los genios (sin excepción)</strong><br/> ¿Qué hace a un genio ser un genio? Es una pregunta que nos hemos hecho a lo largo de toda la historia. Todo el mundo aspira a alcanzar la excelencia pero muy pocos la logran y, en la mayoría de ocasiones, no entendemos cómo una u otra persona ha logrado lo que ha logrado. ¿Cómo consiguió Picasso mantener siempre un altísimo nivel en su inmensa obra pictórica? ¿De dónde sacó el tiempo Stockhausen para componer un total 363 obras? ¿En qué momento se le ocurrió a Einstein formular la teoría de la relatividad?<br/> Hay quien piensa que un genio nace, no se hace: sencillamente, tiene el talento para una actividad concreta y le basta con desarrollarla para alcanzar la excelencia. Pero esto es una visión muy simplista de la realidad y, además, como han comprobado numerosos estudios, falsa. No cabe duda de que un genio es talentoso por naturaleza, pero el talento no es ni de lejos la característica más importante del mismo. Estos son las cinco cosas que, sin excepción, cumplen todos los genios. Y no todas son agradables para el común de los mortales.<br/> <strong>1. Son curiosos e impulsivos</strong><br/> Para elaborar su libro Creatividad (Paidós, 2008), el profesor Mihaly Csikszentmihalyi entrevistó a 91 genios, de todas las disciplinas, incluyendo a 14 premios Nobel. Una de sus principales conclusiones es que las personas con mentes privilegiadas, que logran creaciones excepcionales, tienen dos cosas en abundancia: curiosidad y determinación. “Están absolutamente fascinadas por su trabajo y, aunque haya otras personas más brillantes, su enorme deseo de lograr lo que se proponen supone el factor decisivo”, asegura Csikszentmihalyi.<br/> <strong>2. Lo importante no es la educación, son las horas que dedican a su especialidad</strong><br/> Solemos asociar el expediente académico con la excelencia, pero son cosas que no siempre están relacionadas. El profesor de la Universidad de California en Davis, Dean Keith Simonton, realizó un estudio en que analizó los expedientes académicos de más de 300 genios nacidos entre 1450 y 1850, entre ellos gente como Leonardo da Vinci, Galileo, Beethoven o Rembrandt. Determinó cuánta educación formal había recibido cada uno y midió sus niveles de eminencia a través de sus obras de referencia. Sus resultados fueron sorprendentes. La relación entre educación y excelencia, al trasladarse a un gráfico tenía forma de campana: los creadores más destacados eran aquellos que había recibido una educación media, algo así como una diplomatura. Los que habían recibido una mayor y una menor educación eran menos creativos.<br/> Los creadores más destacados son siempre aquellos que más han trabajado en su especialidad y han dedicado su vida a ella. No cabe duda de que los genios más destacados seguían estudiando, pero eran autodidactas y, sobre todo, unos adictos al trabajo. “Los genios son todos iguales”, explicaba el crítico literario V.S. Pritchett, “nunca dejan de trabajar, no pierden un minuto. Es deprimente”. La realidad es que, sin esfuerzo, el talento importa poco. Los creadores más destacados son, siempre, aquellos que más han trabajado en su especialidad, han dedicado su vida a ella, han aprendido todo lo que se podía aprender, y han llevado su pasión al límite.<br/> <strong>3. Son muy críticos con su trabajo</strong><br/> Según el psicólogo Howard Gardner, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2011, los grandes genios como Picasso, Freud o Stravinsky tenían un patrón similar de trabajo, que se basaba en el ensayo y error: analizaban un problema, creaban una solución, la probaban y generaban una retroalimentación constante. “Los individuos creativos”, asegura Gardner, “emplean una considerable cantidad de tiempo en reflexionar acerca de lo que quieren alcanzar, si han tenido éxito o no y, si no lo han logrado, qué deben hacer diferente”.<br/> Las mentes creativas son también las más metódicas.<br/> <strong>4. Son sacrificados, solitarios y, en ocasiones, neuróticos</strong><br/> Los genios están todo el rato pensando en su obra y esto tiene múltiples desventajas. Dedicar todo tu tiempo al trabajo implica un sacrificio inmenso y una merma en las relaciones sociales. Según Csikszentmihalyi, la mayoría de genios son marginados durante la adolescencia, en parte porque “su intensa curiosidad e intereses muy focalizados resultan extraños a sus compañeros”, en parte porque los adolescentes demasiado gregarios no están dispuestos a gastar tiempo, en soledad, para cultivar su talento. “Practicar música o estudiar matemáticas requiere una soledad temible”, asegura el profesor.<br/> En ocasiones, el sacrificio necesario para ser un genio puede rozar lo patológico. La entrega puede tornarse en obsesión: las personas excelentes no son necesariamente felices. Basta ver el ascetismo que alcanzaron Freud, T. S. Eliot o Gandhi, o la soledad autoimpuesta que desarrolló Einstein. Muchos genios desarrollan, además, una personalidad neurótica: su trabajo les volvió maniáticos y egoístas.<br/> <strong>5. Trabajan siempre por pasión, nunca por dinero</strong><br/> Los verdaderos genios se desviven por su trabajo y, en ningún caso se entregan a éste por dinero, sino por pasión y vocación. “Los artistas que han desarrollado su pintura y escultura por el placer de la actividad en sí más que por las recompensas extrínsecas, han producido un arte que ha sido reconocido socialmente como superior”, asegura el pensador y escritor Dan Pink en su libro La sorprendente verdad sobre qué nos motiva (Gestión 2000). “Además, son aquellos a los que motivaba menos las recompensas extrínsecas los que, finalmente, las recibían”.</p>
<p><span style="font-size: 0.75em;"> <a href="http://www.elconfidencial.com/">http://www.elconfidencial.com/</a></span></p>
<p></p>
<p><span> </span></p>