EL ENOJO

[Nelson Astegher]

 

EL enojo es el volcán de la geografía abrupta de nuestras vidas. Un volcán es una montaña magnética y sabemos que se mantiene pasiva mientras no se produce la erupción de la materia ardiente de la cual se dice que constituye la parte interna de nuestro planeta.

Cuando eso sucede, los ríos de lava destruyen toda obra de las manos del hombre: mieses, viviendas, campiñas, etc., además de toda vida que puebla en la región montañosa.

Todos tenemos nuestro volcán personal. El nuestro puede ser uno joven que se mantiene permanentemente humeante, manteniendo en vilo a todo lo que lo rodea. O bien ser uno de los comunes que permanece pasivo hasta que, ocasionalmente, se haga merecedor de su nombre. O aún pueda ser una montaña afortunada donde su cráter ha permanecido apagado desde tiempos inmemoriales.

Como el volcán, el enojo destruye mucho bien en nuestras vidas y en las de aquellos que nos rodean. Pero este bien, que como los campos y vegas fructíferas del pie del monte, se vuelve humo y ceniza ante el avance del río fundente, no es tanto el bien que procede de nuestra actividad corporal como el que constituye nuestro patrimonio espiritual.

De Dios sabe quien cree, que todas las cosas que le acontecen, por desdichadas que estas parezcan, están ordenadas de antemano para su ventura personal.Tu enojo es solo la manifestación de la creencia de que no es esa tu verdad, sino más bien que hay una gran dosis de futilidad y de despropósito en todos tus tiempos y que el mundo es hijo del caos y solo marcha hacia él.

No permitas que el candil de tu alma se apague en la noche sobre las brasas aún ardientes de tu enojo. Guarda la Fe. Cree y sabe que Dios vela por ti y por los que acompañan tu jornada. 
                                                                                                                                                 Nelson Astegher

Más vale ser paciente que valiente;

más vale vencerse uno mismo que conquistar ciudades.

Proverbios 16:32

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