Use preguntas para estimular el pensamiento por Nelson Astegher

Al saber cómo hacer preguntas usted podrá lograr que los miembros de su clase participen en las deliberaciones.El modelo usual en muchos salo­nes de clase es que el maestro elabora una pregunta que tiene por objeto ha­cer recordar cierta información, el alumno da una breve respuesta y el maestro sigue disertando. Este tipo de comentario es fácil de planear y con­trolar pero no estimula el pensamiento creativo ni comentarios significativos . Con frecuencia el maestro habla demasiado durante el período dedicado a preguntas y respuestas y, por tanto, da poca oportunidad a los miembros de la clase a expresar sus ideas.
Cuatro técnicas para hacer preguntas pueden instar a mayor participación y pensamiento de parte de los alumnos a la vez que reducen la participación del maestro. Estas son la “redirección”, el uso de no voluntarios, la pausa después de una pregunta y la “reexpresión”. No es necesario emplear todas las técnicas al mismo tiempo.

“Redirección”
Una forma de usar preguntas es dirigirlas de nuevo a los miembros de la clase. Por ejemplo:
Maestro:
Por lo que han estado diciendo, parece que algunos de ustedes se sienten a veces incómodos con los valores que sus padres estiman importantes. ¿Cuáles serán las diferencias en sus normas? Al escucharse uno al otro, vean si en verdad están de acuerdo con lo que se está diciendo. Si lo están, quizá podrían dar un ejemplo para apoyar la razón. Si no lo están, no dejen de comentar también. Aún de más importancia, vean si pueden pensar en algunas sugerencias totalmente nuevas que nadie ha mencionado. Carlos, me parece que deseas comentar.
Carlos:
Tengo cuando menos una idea, no puedo conversar mucho con mi papá con respecto a la poca importancia de tener mucho dinero pues me empieza a hablar de la gran depresión económica cuando no tenía casi nada y que nunca más desea estar así.
Maestro:
Benito, ¿podrías añadir algo a lo que ha dicho Carlos?
Benito:
Sí. Pues estoy pensando que nunca hemos sabido lo que es estar sin dinero, tener hambre o ser realmente pobres. Para nosotros el dinero es demasiado común. Siempre ha estado allí y siempre lo estará. (El maestro mueve la cabeza hacia Herlinda.)
Herlinda:
¿Pero podemos dar por hecho que el dinero siempre estará a nuestra disposición?
Maestro:
Benito, ¿podemos?
Benito:
¡Claro que sí! Mira, estamos mejor educados a esta edad que lo que fue¬ron nuestros padres, hay más empleos y son más diversos que en años pasa¬dos.
Maestro: Margarita, ¿qué podrías añadir tú?
Note dos características de este procedimiento. En primer lugar, el maestro hace preguntas que tienen más de una respuesta; por tanto, varios alumnos pueden contestarlas. Además, no se repite ni “reexpresa” la pregunta aun cuando más de una persona la conteste. El patrón es maestro-pregunta, alumno-respuesta, alumno-respuesta.
Una pregunta que pida información específica —un hecho o una fecha— no puede dirigirse a una nueva persona y conduce al patrón de pregunta-respuesta, pregunta-respuesta. Preguntas como “¿Quién es el actual presidente de la república?” y “Cuántos quórumes tiene al cámara de diputados?” pueden contestarse con una sola respuesta y no se prestan a la “redirección”.
Una pregunta que puede redirigirse puede evocar varias respuestas alternativas: “Mencionen algunas acciones que podrían realizarse en la cámara de diputados”, o puede permitir diferencias de opinión: “¿Por qué es tan significativa la constitución si sus escritos solo parecen ser conceptos abstractos?”
Evite la repetición de las preguntas, con el fin de no participar usted mis¬mo, hasta donde sea posible, en los comentarios. Diga sencillamente: “Juana, ¿puedes añadir algo más? “, o diga el nombre de un alumno o mueva su cabeza hacia él.

Use los no voluntarios
He aquí algunas formas de conseguir los comentarios de los miembros de la clase que por lo general no participan.
Los maestros comúnmente se sienten agradecidos a los alumnos que voluntariamente responden a las preguntas. Estas personas son las que con más frecuencia dan las respuestas correctas y dicen lo que el maestro desea oír. De este modo refuerzan la fe del maestro en su propia eficacia. A su vez él los refuerza por haber dado la respuesta correcta, por medio del sentimiento que emite y pidiendo sus contribuciones con más frecuencia. Sin embargo, esta situación de admiración mutua a menudo tiene como resultado que unos cuantos alumnos monopolizan los comentarios. El maestro nunca sabe lo que piensan los no voluntarios (o lo que no piensan) y la lección se vuelve aburrida para los que no participan.
El maestro discernidor no permitirá que esto ocurra. Querrá incluir a muchos miembros de la clase en los comentarios con el fin de generar un interés máximo en el tema y evaluar el nivel de conocimiento de toda la clase.
Para hacer esto, con frecuencia es necesario pedir respuestas de los no voluntarios al igual que de los voluntarios.

Si usted ha adquirido el hábito de llamar sólo a los alumnos que levantan la mano, los demás están permitiendo que ellos hagan todo. Probablemente el problema no es que no tengan opi¬niones o ideas, sino que temen estar equivocados o que no pueden expresarse tan bien como los otros. Usted, como maestro, tendrá que esforzarse continuamente para lograr la participación de estas personas no poniendo énfasis en lo correcto o incorrecto de una idea sino estimulando toda respuesta.

La intervención de los no volunta¬rios en una deliberación no es difícil. Podría decir a los miembros de la clase que ha notado que sólo participan unos cuantos en los comentarios y que usted desea que participen más. Como resultado, usted llamará a cualquier persona en el salón, sea o no que ha-van levantado la mano. Podría entonces hacer hincapié en que todo pensamiento sobre el tema será bien recibido y que ninguna persona o grupo de personas tiene un monopolio sobre las ideas buenas. Durante este periodo podría de vez en cuando hacerle una pregunta a una persona que ha contestado con anterioridad. Los miembros se darán cuenta entonces que por el hecho de haber participado una vez no deben pensar que ya no es necesaria su participación. Les hará comprender también que necesitan escuchar continuamente, pensar y responder a los comentarios. Llame a los no voluntarios sin avergonzarlos o apenarlos. Por ejemplo, podría decir:
“Alumno González: ¿cómo contestaría usted esta pregunta? “ Si vacila por alguna causa procure mitigar la presión diciendo: “Piénselo un momento, y regresaremos con usted.” Luego lla¬me a otra persona. (No se le olvide regresar con el alumno González.)
Recuerde, las personas general¬mente tienen un motivo para no que¬rer comentar en los grupos. Primero procure decidir cuál será el motivo. ¿Requieren algunas demasiado atenciones? ¿Intimida usted a los demás siendo demasiado crítico y no aceptando sus ideas? ¿Es irrelevante a la vida de los miembros el tema de los comentarios?
Cuando haya definido el problema, procure corregirlo al mismo tiempo que estimula la expresión de diversas ideas. Al principio tendrá que presionar llamando a muchos no voluntarios, pero al cambiar el ambiente de su salón de clases, aceptando mejor a las personas, los no voluntarios serán cosa del pasado.

Haga pausa después de una pregunta
Redacte cuidadosamente sus preguntas a fin de que se requiera más de una o dos palabras en respuesta. Para que los miembros de la clase tengan oportunidad de organizar sus ideas y responder a fondo, haga una pausa después de hacer una pregunta de meditación. Sea constante en elogiar las contestaciones meditadas. Las respuestas más largas y bien pensadas ayudan a la deliberación dando más sustancia pa¬ra que los demás alumnos reaccionen y respondan. Aunque esta técnica no es complicada, puede llevarlo a mayor éxito en las deliberaciones.

“Reexpresión”
Esta habilidad se relaciona con la forma en que el maestro escucha la respuesta del alumno y luego intenta “reexpresar” lo que ha oído. El maestro que desea reexpresar una respuesta podría comenzar diciendo: “A ver si comprendo lo que está diciendo” o “Quiere decir que...?” Enseguida el maestro procurarla expresar en otra forma lo que había escuchado decir al alumno. Por ejemplo:
Pregunta por el maestro:
¿Por qué creen que sea tan significativo el testimonio del físico Enrico Fermi con respecto al neutrino, si él no lo había visto nunca?

Respuesta por un alumno:
Yo creo que es porque era un científico honesto y tuvo muchas oportunidades de mentir y decir que había visto el neutrino. Y, sin embargo, sabía la importancia del testimonio y su categoría para la ciencia y nunca ne¬gó lo que sus cálculos le demostraban.

Intento del maestro de reexpresarlo. ¿o sea, que entendemos que los científicos por ser personas honestas y conocer el valor de los testimonios es menos probable que mientan?
He aquí otro ejemplo:

Pregunta:
¿Qué razón tenemos para creer que muchos científicos no creen sino después de muchas pruebas y que por esto pueden o no ser probos?

Respuesta por una alumna.- estos científicos se parecen a Tomás el incrédulo y sólo creen después de muchas pruebas desatendiendo valiosos testimonios que podrían haberlos llevados por caminos más certeros en menos tiempo y con menos gastos de investigación.

Intento de reexpresarlo:
A ver si comprendo. ¿Está sugiriendo que se necesita más fe para creer sin ver y, por tanto, nosotros, al igual que Tomás, podríamos dejar de recibir beneficios por no ejercer nuestra fe con criterio y en el momento adecuado?
En vez de sólo decir al alumno que su respuesta es correcta o incorrecta, o que usted está de acuerdo con él, la reexpresión le hace meditar en lo que dijo. Con frecuencia, esto ocasiona que dicho alumno y también otros, analicen la respuesta para ver si está completa y correcta. La reexpresión de parte suya dará al miembro la oportunidad de corregir o añadir a su respuesta y hacerla más aceptable.
Este método evita que usted haga un juicio verbal. La persona temerosa ve que no se le castigará o interrumpirá si no contesta adecuadamente en vez de eso, se le ayudará a contestar bien, evi¬tándole así que pase vergüenza. Al mismo tiempo, los otros miembros de la clase podrán pensar fácilmente en la respuesta que ellos hubieran dado. Este método también le da a entender al alumno que usted procura comprender lo que piensa y siente.
Precaución: Tenga cuidado de que el alumno siempre se sienta contento de haber contestado. Corrija bondadosamente al momento cualquier error de dato o doctrina que pueda aparecer en la respuesta. Cuando reexprese una contestación, no incluya sus propias ideas. Reexprese sólo para asegurarse de que lo comprendió y para darle a él y a los demás alumnos la oportunidad de pensar en lo que se ha dicho.
Una sugerencia: Usted no puede aprender estos procedimientos simple¬mente leyendo acerca de ellos. Necesitará practicarlos, uno por uno. Quizá desee grabar sus intentos con el fin de escuchar posteriormente la grabación y determinar qué bien lo ha hecho. Quizá desee invitar a un supervisor a que escuche su clase, la observe y le dé ayuda. No se desanime si las primeras veces no logra la perfección.

Disposición del alumno
En el siguiente artículo Arthur O. Browne comenta cómo podemos re¬solver el problema de los alumnos que están prontos para aprender cosas distintas en tiempos diferentes.
“Hay un árbol de melocotón fuera de mi ventana. A mediados de septiem¬bre sus ramas cuelgan pesadamente cargadas de fruta tierna lista para la cosecha. Cuando camino cerca del árbol, me encanto con la fuerte fragancia de los melocotones maduros y me detengo a escoger uno que se vea especialmente sabroso. Cae en mi mano mi tocarlo. Su piel es rosada suave y tibia por el sol... como el rostro de un niño. La piel se rompe con facilidad, el hueso se desprende y el jugo dulce escurre por mis dedos. Su sabor es delicado y agradable.
“Hace unos días, este fruto hubiera estado duro, verde y ácido; y si lo hubiese dejado unos días más después de hoy el fruto se hubiera caído al suelo, marchito, sombrío e inservible. Es necesario reconocer la flora de la madurez perfecta, el tiempo apropiado para la cosecha, el momento de la realización.
“El melocotón no difiere de un alumno que estudia. Los maestros tienen el desafío, más que nunca antes, de enseñar los principios del conocimiento con sentido y significado. La tarea es difícil porque la red de estudiantes abarca, personas de muchas y diferentes culturas, religiones, ocupaciones y niveles económicos”.
“¿Cómo puede cada uno, como el melocotón, alcanzar su “momento de realización” para recibir la luz del conocimiento? Las siguientes sugerencias tienen como objetivo, auxiliar a los maestros con los diferentes grados de disposición del alumno.

Con frecuencia hay necesidad de una mayor comunicación.
“Es necesario tener una percepción clara de los antecedentes y necesidades del alumno a fin de impartir la instrucción adecuada de acuerde con su nivel de comprensión. El maestro debe explorar la mente del alumno, observar su comportamiento y saber por qué piensa y actúa como lo hace. Esta relación íntima es particularmente difícil en el ambiente de las instituciones de enseñanza no formal donde la asistencia voluntaria significa algunas veces una asistencia irregular y donde frecuentemente se reemplazan maestros. Tal vez exista necesidad de lograr mayor comunicación a fin de adquirir la relación de confianza, necesaria para conocer los verdaderos sentimientos y pensamientos del alumno.
Por ejemplo, un maestro trató repetidamente de encontrar un interés en común con un hombre que rara vez asistía a las clases de gimnasia. Este hombre se mostraba apático a los aspectos tan interesantes de la educación física. Por casualidad un día el maestro descubrió que este alumno estaba profundamente preocupado por la salud física de sus hijos adolescentes. Aprovechando su interés, el maestro pudo recordarle muchos principios de la vida sana y del deporte. Este alumno estaba “pronto” para recibir la instrucción que le sirviera para ayudar a sus hijos, aun cuando el momento de ‘su propia realización’ no había llegado todavía.
Lo más importante primero
“El maestro debe ser sensible a los diferentes grados de disposición entre sus alumnos y después tratar de motivar el aprendizaje del alumno de acuerdo con el grado de disposición. Su primera lección en público tal vez sea traumática; la preparación de un discurso de dos minutos y medio pue¬de ser ardua; el tener que dirigir la palabra puede ser simple agonía. Hay varias reacciones emocionales que se producen cuando el maestro fuerza al alumno a desarrollar una actividad antes de estar preparado para la experiencia.

Uno tiene que reconocer la hora de la madurez perfecta, el tiempo apropiado para la cosecha, el momerito’de la realización.

“Posiblemente el mejor recurso del maestro sea la diversificación de la lección en forma interesante y motivadora a fin de que cada alumno pueda encontrar su propio nivel de participación.
“El alumno nuevo posiblemente desee una exposición de temas de controversia, ya que tal vez haya estado expuesto a ciertas críticas. Aunque las preguntas de controversia no deben ignorarse, su análisis ayuda muy poco para enseñar los principios importantes de la lección. - Sin embargo, el maestro diestro puede utilizar el interés en estos temas para encauzar la concentración del alumno hacia con¬ceptos que sean fundamentales para el entendimiento de temas más complejos.
Momentos oportunos
“Recientemente un alumno nuevo relató la experiencia que tuvo al asistir por primera vez a una clase del colegio. Terminantemente declaró que no había aprendido nada de la lección. ‘El maestro —dijo—, dedicó casi todo el tiempo a una explicación de la dife¬rencia entre la teología y la religión. El docente, un hombre de poca preparación, no tenía la más leve idea del significado de la palabra teología y no queriendo exponer su ignorancia ha¬ciendo preguntas, permaneció en completa contusión.
“El recién llegado frecuentemente se enfrente con la barrera del idioma. Tal vez esté familiarizado con los términos coloquiales del idioma pero no así del idioma especial de la lección. De igual manera su experiencia anterior posiblemente produjo conceptos totalmente diferentes de aquellos que enfrenta ahora. Por lo tanto, el maestro debe ser sensible a las confusiones semánticas y explicar pacientemente el vocabulario técnico cuando sea necesario.

Observe la reacción de sus alumnos
“¿Cómo puede el maestro llegar a saber si el alumno está ‘pronto’ para ciertas clases de instrucción? Existen clases rígidas donde no existe el intercambio de ideas, tales como, aquellas en donde el maestro lee del manual o da una disertación sin interrupción en dichas clases; jamás se identifica la forma de pensar, de actuar y percibir del alumno. Además, en contraste a la instrucción secular, los maestros de la escuela de enseñanza no formal rara vez tienen la oportunidad de examinar o asesorar el aprendizaje completo del alumno. Por tanto, el maestro que esté ‘sincronizado’ con sus alumnos logrará a través de leccio¬nes atractivas estimular las reacciones que podrá observar y valorizar cuidadosamente.
“El comportamiento del alumno puede revelar su actitud y sus valores, así como su preparación para un ma¬yor aprendizaje. La prueba máxima del progreso del alumno es su deseo de superarse a sí mismo. Dicho deseo es muy difícil de medir.

“Vez tras vez, cuando el melocotón está maduro, cae al suelo en completo desperdicio por falta de una mano que lo corte. De igual manera, esos momentos dorados en que tenemos la oportunidad de enseñar conceptos nuevos frecuentemente se pierden a causa de la negligencia del maestro. Sabemos que cuando las personas se sienten conmovidas por cierta fuerza poderosa, se encuentran algunas veces prontos para aceptar nuevos conceptos que los ayudarán a estabilizar sus vidas, el desaliento ante la aparente futilidad de la vida, o tal vez el deseo de encontrar un nuevo significado en el universo. Estas ocasiones nos conducen a dichos ‘momentos oportunos’...
¿Cómo puede cada uno, como el melocotón, alcanzar su “momento de realización” al recibir la luz del conocimiento?
“El maestro diestro elabora la lección sobre un tema de tal manera que permite que cada alumno obtenga un concepto útil en el momento oportuno. Cuando las oportunidades se pierden, el maestro ha fracasado.
La disposición se puede cambiar.
“Al contrario del melocotón, que madura en un horario natural, la ‘disposición’ de un miembro nuevo para absorber conceptos se puede alterar. Un maestro no necesita siempre esperar el momento mágico en que el alumno desee saber la verdad. Más bien, puede promover y estimular intereses nuevos. Si el maestro está alerte puede ayudar a sus alumnos a alcanzar un estado de disposición para cierta experiencia de aprendizaje.
A los alumnos muchas veces les preocupa más la crítica sus compañeros que la de su maestro.
“Indudablemente una bienvenida amigable —un sentimiento de integridad y unidad con una gente feliz compensa otras dificultades en la adaptación a una situación nueva. A medida que el maestro ayuda al alumno a edificar una estructura nueva con conceptos nuevos, el cemento que mantiene unidos estos ladrillos está compuesto de emociones y actitudes asociadas con dicho cemento. A fin de mantener el interés del alumno y estimular la motivación para mayor aprendizaje, el maestro y miembros de la clase deben construir puentes hacia el corazón del alumno además de dirigirse a su cerebro.
“Muchos factores determinan la posición del alumno para asimilar nuevos principios en su vida. Su madurez y criterio, prejuicios, interés, valores, conflictos, normas de moral y muchos otros atributos personales son los que influyen en su deseo y capacidad para asimilar conceptos que cambiarán su vida, puesto que el conocimiento es compulsivo al producir cambios de conducta en el alumno. Pero lo aceptará si dicho concepto es aplicable y valioso para él. Afortunadamente, el adquirir conocimiento, mejora a la persona, la enriquece y parece tener un mismo significado taxativo para toda la humanidad. El desafío principal al enseñar estos principios a nuestros alumnos está pues en relacionarlos con su experiencia y punto de vista particular, a fin de que pueda absorberlos y hacerlos suyos. Cuando tal aprendizaje se lleva a efecto, el alumno, como el melocotón maduro, logrará su momento de realización’

.

Vistas: 111

Comentario

¡Tienes que ser miembro de Red Opciones para agregar comentarios!

Únete a Red Opciones

www.carlosdevis.com

Visítanos en www.carlosdevis.com y entérate de todos los contenidos actualizados sobre finanzas y bienes raíces del Taller de Bienes Raíces.

Podrás acceder a programas y taller online y al mejor contenido gratuito para alcanzar tu paz financiera con Bienes Raíces. 

¡Te esperamos!

LetraFresca/Tienda Kindle

© 2024   Creada por Carlos Devis.   Con tecnología de

Insignias  |  Informar un problema  |  Términos de servicio