Materia Oscura, Misterio del Universo ¿La ciencia encuentra a Dios?

 

El Universo parecía un sitio más o menos familiar, pero las cuentas empezaron a no cerrar cuando se quiso medir -pura rutina- la veloci¬dad angular de giro de las grandes galaxias en espiral. En Física, lo normal es que la concepción anterior de las cosas se venga abajo a partir de una insignificancia. Bien, si ahora no está sucediendo eso, al menos tiembla el piso. Las cifras resultantes de la me¬dición de marras fueron un escándalo y no hay modo de compatibizarlas con lo que sabíamos del mundo hasta hace unos diez años.
Cronometrar las vueltas de una ga¬laxia tiene sus vueltas. Los tiempos de giro son demasiado largos como para poder medir gran cosa en el breve espa¬cio de la vida humana. Hay que usar trampas de policía para que las galaxias se delaten, y efectivamente se echó ma¬no del viejo truco del efecto Doppler.
¿Se acuerda de la última boleta que le hicieron por correr demasiado en la ruta? La pavorosa pistolita electrónica que tenía el policía en la mano disparó ondas de radio sobre su auto. Las on¬das rebotaron en las superficies de me¬tal y volvieron a la antena del aparatito, cuya computadora comparó la fre¬cuencia de las ondas de rebote debía ser mayor que la de las emitidas. Por el contrario, si usted se estaba alejando del tipo la frecuencia de las ondas emitidas y arribadas para deducir la velocidad del coche.
Existían tres posibilidades. Si el auto estaba detenido, las ondas emitidas y arribadas forzosamente tenían que tener la misma frecuencia. Si el vehículo se movía hacia la policía, las frecuencias de las ondas de rebote debían ser mayores que la de las emitidas. Por el contrario, si usted se estaba alejando del tipo la frecuencia de las ondas rebotadas en la carrocería sería menor que la de las emitidas por el pendorcho.
En los dos últimos casos, el aumen¬to o la disminución de la frecuencia de las ondas de regreso -el famoso efecto Doppler- es matemáticamente propor¬cional a la velocidad de llegada o fuga del auto, de modo que esa velocidad se puede calcular sin problemas (no así la multa).
No es fácil multar una galaxia, pero conocer su velocidad de giro es menos complicado de lo que normalmente su¬ponen los agentes de tránsito. Si una galaxia en espiral más o menos pareci¬da a un disco chato, como nuestra Vía Láctea, está girando alrededor de un eje perpendicular a mi posición de obser¬vador, yo puedo medir el efecto Doppler en los corrimientos de la radiación que emiten sus bordes. El borde que avanza hacia mí emitirá luz con la fre¬cuencia aumentada, es decir, "corrida al violeta". El borde en fuga, en cam¬bio, emitirá luz con la frecuencia baja¬da, es decir "corrida al rojo". La mag¬nitud de ambos corrimientos y un poco de cálculo me darán las respectivas ve¬locidades angulares: trucos de ese Cuerpo de Policía Caminera del Uni¬verso que son los astrofísicos.
Y llegó el escándalo, magnífico e inesperado: las galaxias no hacen lo ló¬gico. Giran como se les da la gana. En sus bordes, los excesos de velocidad son espantosos; y la multa la tendrán que pagar los astrofísicos.
Para entender la infracción conviene mirar nuestro propio Sistema Solar, to¬do un dechado de legalidad. Tiene casi toda su masa concentrada en el centró -el Sol--, y pequeñas masas planetarias girando a distintas distancias de ese centro. Por supuesto, en los suburbios la vida es más lenta que en "la City".
Mercurio, por sugerir un ejemplo, gira alrededor del sol en apenas tres meses: una velocidad angular altísima. Nosotros, más periféricos y menos apu¬rados, hacemos lo propio en un año. Pero Plutón, bien en las afueras, se to¬ma 250 años terrestres, en pegarle la vuelta al sol y cumplir un añito de los suyos. ¿La explicación? Una pavada: si la fuerza impulsora del movimiento planetario es la gravedad solar, su efec¬to disminuye (lo decía don Isaac Newton) con el cuadrado de la distancia. Por lógica, las velocidades angulares en la periferia son "tirando a bajitas".
De acuerdo con la misma lógica, en las/galaxias debería observarse más de lo mismo aunque a una escala incom¬parablemente mayor. Pero no señor, las estrellas de las periferias galácticas gi¬ran con una velocidad angular muy pa¬recida a la de los centros enormemente lejanos (aunque éstos les quedan a cen¬tenares de años luz). ¿Qué es esto? A contrapelo de todo lo lógico y esperable, las majestuosas galaxias giran co¬mo un "frisbee", esos discos voladores de plástico que hace unos años contri¬buían a la elegancia y el aburrimiento de la dorada juventud de Playa Brava o j de Solana del Mar.
Si en un frisbee el canto gira con la misma velocidad angular que el centro; la explicación se cae de lógica: los en-; laces químicos y las atracciones magnéticas entre las moléculas del plástico; hacen del disco un todo físicamente \ solidario. Pero una galaxia no es un! frisbee, aunque se emperré indigna¬mente en imitarlo y moverse como tal. Es obvio que alguna fuerza increíble está unificando la velocidad de giro de los millones de estrellas que forman el j corpachón galáctico, y la única capaz de realizar semejante trabajo cohesivo es la gravedad.
¿Pero cuánta gravedad? Una canti¬dad Bestial, ¿Y de dónde sale? Indu¬dablemente, de una cantidad igual¬mente bestial de masa, cosas materia¬les que están por ahí. ¿Pero qué masa? ¿Dónde la escondieron? La suma detectable de toda la masa visible del nuestra Vía Láctea no alcanza para explicar la solidaridad de todas sus partes, la cohesión que la hace girar como si fuera un juguetito de cinco dólares en manos de algunas rubias en bikini llamadas -inevitablemente-Lorena, Karina, Vanessa y Erika.
Bien, aquí hay masa escondida, oculta del peor modo posible: en el total -o casi total- oscuridad electro¬magnética. Masa que no emite ondas de radio, de infrarrojo, de luz visible, de ultravioleta, de rayos X, de rayos gamma, masa que no emite tampoco partículas elementales. Masa silen¬ciosa. Maldito el modo, entonces, de localizarla o de saber de qué demo¬nios está hecho.
Y el problema es que uno no se puede hacer el aprendiz e ignorarla por¬que es un montón, es mucha, es de¬masiada. Según los datos observables, hasta el 50 por ciento de la masa de nuestra Vía Láctea no es detectable, pero ahí está, en algún lado. Y su úni¬ca huella sobre la Realidad (mejor di¬cho, la realidad visible y sin tantas mayúsculas) es que funciona como cemento epóxico de la Vía Láctea.
Ahora podemos pensar si la fe de los pueblos originarios ya conocían esta extraña materia oscura sin formar, ya que lo escritos hace cientos de años nos hace pensar que la ciencia se acerca a las sagradas escrituras, ¿La ciencia encuentra a Dios?

“Todo lo que usted ve sobre la tierra está hecho de una SUSTANCIA ORIGINAL, de a que todas las cosas proceden.
Constantemente son creadas FORMAS NUEVAS, y más de las viejas se disuelven; pero todas son formas asumidas por UNA COSA. No hay ningún límite al suministro de MATERIA SIN FORMAR, o de SUSTANCIA ORIGINAL. El universo está hecho de ello; pero no todo ha sido utilizado en la creación del universo. Los espacios en, a través, y entre, las formas del universo visible, están impregnados y llenos con la SUSTANCIA ORIGINAL, con la MATERIA SIN FORMAR, con la materia prima de todas las cosas. Diez mil veces más podría ser hecho; tanto como ya ha sido hecho, y aún entonces nosotros no habríamos agotado el suministro de la materia prima universal.” (Wallace D. Wattles 1919)
Fesbee: El frisbee es un plato o disco volador que se lanza con la mano, ya sea recreativa como deportivamente. Son generalmente plásticos, de 20 a 25 centímetros de diámetro, y tienen el borde redondeado. Se diseñan aerodinámicamente para que vuelen con un movimiento circular y puedan ser fácilmente recogidos a mano

Ref; Informe de la Sociedad Planetaria Internacional

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Comentario

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Comentario de Nelson Astegher el enero 19, 2013 a las 10:11pm

Es cierto José; recién en estos tiempos la ciencia descubre a Dios y lo comienza a reconocer, es muiy bueno para nosotros. Te saludo, muchas gracias.

Comentario de JOSE IGNACIO MUÑOZ el enero 18, 2013 a las 2:34pm

 Excelente aporte esto nos muestra que mientras mas esta la ciencia alejada de Dios menores son sus alcases en descubrir  el misterio del universo y plantear soluciones y respuestas.

Comentario de Nelson Astegher el enero 5, 2013 a las 8:54am

Hola Marta, este interesante informe nos muestra que no lo sabemos todo en la ciencia y que la creación no tiene fin. Hoy día la ciencia busca a Dios pues lejos de saberlo todo descubrimos cosas que hacen resaltar nuestra ignorancia. Un saludo grande para ti, Nelson.

Comentario de Martha Eugenia Rueda Ardila el enero 5, 2013 a las 12:29am

Muy interesante este Informe de la Sociedad Planetaria Internacional, y si los libros sagrados continen mucha información de los orígenes del universo.

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