ACTIVIDADES DIDÁCTICAS DEL FACILITADOR III (Disciplina) por Nelson Astegher

REGLAS DISCIPLINARIAS BÁSICAS

Todos los maestros tienen, de vez en cuando, problemas en cuanto a la disciplina en el salón de clases. Estos problemas pueden variar desde el niño que simplemente corre alrededor del salón, al adulto que continuamente está discutiendo y apartándose del concepto principal de la lección. Este artículo se escribe con la esperanza de que el lector pueda usar estas “Reglas disciplinarias básicas” como un instrumento útil para tratar los problemas que puedan surgir en su propio salón de clases. Las reglas se pueden aplicar a todos los grupos según sus edades.
1. Más vale prevenir
Cada maestro debe considerar la prevención de los problemas de disciplina. Uno de los aspectos preventivos es la preparación del maestro. Muchos de los problemas de disciplina en los salones de clases en la escuela, hoy en día, son a causa de que el maestro no se prepara. Con frecuencia se observa a los maestros que están leyendo ávidamente los manuales en los ejercicios de apertura. Generalmente estos son los maestros que informan que han tenido una clase indisciplinada. Los maestros que no están preparados debidamente pueden inducir a los niños a portarse mal. Si un maestro viene a la clase semana tras semana y sin prepararse y sin poder presentar una lección indirectamente, los niños llegarán a creer que no necesitan escuchar o tratar de aprender. Por lo tanto, un maestro que no esté preparado muestra falta de respeto para su clase. Por el contrario, un maestro bien preparado podrá enseñar tanto la lección, como respeto por su clase.

La actitud del maestro es otro factor que se debe considerar en la prevención de la disciplina. La actitud más importante para un maestro es la de mostrar amor; debe amar a sus alumnos, debe mostrar respeto y consideración por ellos. Los alumnos pueden sentir si su maestro los ama o no. Todos podemos recordar a aquellos maestros especiales en nuestra vida que verdaderamente nos amaron y que gustosamente nos enseñaron de corazón y siempre hemos recordado sus enseñanzas.
Esos maestros nos comprendieron y nos aceptaron, y de esto resultó una buena conducta.
Mucho se ha escrito sobre la importancia del salón de clases, pero cada maestro debe recordar constantemente la importancia de las instalaciones en lo que respecta a la disciplina. Los ruidos que emite la calefacción, una temperatura desagradable, la fealdad de un salón, un salón demasiado chico; todo esto, desarrollan problemas de disciplina. No importa cuáles sean las circunstancias, el maestro debe conocer las condiciones de su salón y tratar de hacerlas lo más placenteras posibles.
2. Traten de comprender el “porqué” de la conducta negativa
Cuando un miembro de la clase se porta mal, puede deberse a muchas cosas y el maestro debe comprender la causa de dicho comportamiento. Por ejemplo el alumno puede estar expresando la necesidad de obtener atención o afecto. A veces el mal comportamiento es una expresión de miedo o inseguridad. El siguiente caso ilustra los beneficios de comprender el porqué de la conducta negativa:
Marcos es un niño de siete años de edad, violento, desordenado y agresivo. Da de puntapiés a los que se sientan con él, hace gestos a la maestra y a los demás y se sale de la clase cuando quiere.
Principalmente a causa de Marcos, la maestra pidió su relevo de la clase, quejándose de que no podía ayudar al niño y que de todos modos, no tenía tiempo de preparar la lección.
Un supervisor la ayudó, sin embargo, a que se hiciera la pregunta: “¿Qué es lo que realmente provoca el mal comportamiento de Guillermo? “ Llegaron a la conclusión de que Guillermo necesitaba, en realidad, atención de la maestra; por lo cual se le pidió a ésta que colocara su brazo alrededor de los hombros del niño cada semana, cuando éste entrara y saliera del salón, diciéndole que estaba contenta de haberlo tenido en la clase. Ella decidió también dejarlo sentar donde él estimara que podía sacar mayor provecho de la clase de la Primaria.
Marcos escogió sentarse cerca de la maestra. En pocas semanas había empezado a mejorar su mala conducta y llegó a abandonar por completo la costumbre de salirse de la clase durante el desarrollo de la lección.
En este caso el “porqué” del mal comportamiento de Marcos tenía relación con su necesidad de ser atendido y aceptado. Al comprender por qué se estaba portando Marcos de esa manera y al tomar una actitud correcta, pudo ayudarlo con su problema de conducta y tuvo éxito como maestra.
3. Estimule la conducta positiva
Frecuentemente los maestros caen en la trampa de poner atención sólo a los aspectos negativos de la conducta de los alumnos. ¿Cuántos maestros procuran elogiar a los miembros de la clase por haber escuchado atentamente o por haber participado en la discusión de la clase?
A los alumnos les gusta que sus maestros les presten atención y generalmente tratarán de obtenerla de una u otra manera. Si el maestros nada más les presta atención cuando se portan mal, pueden continuar con la conducta negativa para seguir teniendo esa atención. Por otro lado, si un maestro presta atención a los alumnos por su conducta positiva, pueden continuar respondiendo en forma positiva. El siguiente caso de Alicia es un ejemplo para estimular la conducta positiva.
Alicia tenía doce años de edad, era bonita, brillante, gozaba de buena salud y provenía de un hogar bien constituido. No encontraba razón alguna para prestar atención o aplicarse en la clase. No era descortés pero se rehusaba a tomar parte. A menudo platicaba con otros miembros de la clase interrumpiéndola. Era también la presidenta de la clase. La maestra le pedía regularmente que fuera un buen ejemplo, que se abstuviera de conversar y que participara en las discusiones.
La maestra y el supervisor se reunieron y decidieron estimular la conducta positiva de Alicia. La maestra acordó hacer dos cosas: Primero, elogiaría cada vez que hubiera una razón para hacerlo, y segundo, interesarse en aquellas cosas que le agradaban.
Al cabo de seis semanas, Alicia había llegado a ser una alumna modelo; participaba, dirigía la clase como presidenta y hasta se encargó voluntariamente de animar a los alumnos poco activos..
Es sorprendente saber cuántos maestros en la Escuela se olvidan de estimular la conducta positiva. Tanto los niños como los adultos frecuentemente necesitan atención y ánimo. El maestro que constantemente aplique esta regla, tendrá éxito en la clase. Sin embargo, el maestro necesita emplear su iniciativa para que la estimulación positiva no llegue a ser tan común. Una manera nueva y diferente de dar a los alumnos una atención positiva, sería hablar con sus padres e informarles de lo bien que se está portando el niño en clase. En la mayoría de los casos el padre le dirá a su hijo cuán orgulloso está de él y el niño llevará consigo este sentimiento positivo a la siguiente clase. El maestro de los adultos se debe esforzar para encontrar nuevas maneras de dar un estímulo positivo a sus alumnos.
La regla para un estímulo positivo es sencilla pero muy eficaz.
4. Planear una determinada línea de conducta en caso de que un alumno no responda al estimulo positivo
Hay algunos alumnos, tanto niños como adultos, que no responderán al estímulo positivo o a la buena preparación. Para estos alumnos, el maestro necesita formar una conducta planeada a la cual pueda acudir. Esta conducta ayudará al maestro a permanecer calmado en el salón. A continuación se encuentra una breve descripción de algunas conductas planeadas por el maestro. Se debe hacer notar que muchas de las que se anotan, se pueden usar con niños, jóvenes y adultos, pero se anotaron bajo el encabezado que parecía más apropiado. También muchas de las que se anotan se repiten en las tres categorías, pero se aplican en forma un poco diferente.
Niños:
a. Reglas: La maestra debe formular unas cuantas reglas fáciles de recordar para que los niños sepan lo que se espera de ellos. Luego debe seguirlas consisten¬temente. Recuerde que aquellos niños a quienes se les permite por¬tarse mal, llegan a la conclusión que esta conducta realmente no es mala o no se les permitiría continuar portándose así.
b. Señales: La maestra puede usar señales tales como mover la cabeza y colocar el índice sobre sus labios para hacer saber a un niño cuándo se está portando mal.
c. Silencio: Muchas veces una maestra puede restaurar el orden diciendo a los alumnos que no continuará con la lección hasta que todos estén callados.
d. Acercamiento: Una maestra puede acercarse a un niño y de esta manera le ayudará a portarse bien. El colocar amablemente su mano sobre el hombro del niño, el “acercarse”, puede ser muy eficaz.
e. Diversión: Si una maestra está pendiente de aquel alumno que tiene la tendencia a portarse mal, puede hacer que el niño se divierta pidiéndole que sostenga una ilustración, borre el pizarrón o haga alguna otra cosa.
f. Uso de nombres: El simple hecho de usar el nombre de un niño a veces ayuda a controlar los problemas. Un ejemplo sería dejar de hablar y mencionar el nombre de la persona que se está portando mal, hacer una pausa, y luego continuar con la lección.
g. Ignorar: Si un niño no está perturbando a los otros miembros de la clase con su conducta, la maestra puede hacer más mal que bien haciendo notar a todos el comportamiento de tal niño para corregirlo.
h. Exhortación directa: Esto se usa con más frecuencia en las clases de la escuela. La maestra simplemente interrumpe la lección y le pide al niño que se porte bien.

Jóvenes:
a. Use el sentido del humor: El buen sentido del humor es una de las mejores maneras en que se puede corregir a un joven que se está portando mal. Se cuenta de dos jovencitas que estaban a punto de golpearse. El maestro imitando simplemente la voz de un anunciador de box dijo: - En esta esquina tenemos a Irma de 57 kilos, y en la otra tenemos a Celia de 56 kilos”. La risa del resto de la clase controló aquel problema de disciplina que podría haber terminado en algo más serio.
b. Participación: El maestro deberá hacer participar al joven que se está portando mal, en la discusión de la clase, o en la presentación de la lección. Ayúdelo a formar parte de la clase.
c. Ser firme: El adolescente responderá a una firmeza suave. Realmente el adolescente necesita a un maestro firme pero justo.
d. Reprender en privado: Un adolescente tendrá la tendencia de contestar al maestro si éste lo regaña delante de la clase.
e. Individualizar: Trate de saber lo que hacen en la escuela o en el equipo deportivo, aquellos jóvenes que se portan mal. Esté listo para emplear este conocimiento y felicitar o reconocer al joven si empieza a portarse mal.

Adultos:
a. Pídales que compartan: Los adultos a veces causan distracciones en el salón llevando a cabo una discusión en la última fila. En una manera sincera el maestro podrá pedirles que compartan sus pensamientos con el resto de la clase.
b. Dar reconocimiento adecuado: A veces una discusión por dos adultos en la clase o una sola persona que hace muchas preguntas, dan al maestro la clave de que necesitan más reconocimiento. El dar atención especial a estos miembros de la clase soluciona el problema.
c. Técnica directa: Algunos alumnos adultos sienten la necesidad de hacer preguntas que saben que el maestro no puede contestar. Usted tiene que decirles con táctica: “No sé la contestación”, o “No sé la contestación pero trataré de obtenerla para la próxima semana”.
d. Dar una asignación: Cuando un alumno adulto persiste en distraer una clase haciendo preguntas acerca de un tema impertinente asígnelo a buscar el material y traerlo a la clase siguiente.
e. Mantenerlos activos: El maestro debe usar una variedad de técnicas didácticas y ayudas visuales para ayudar al alumno que duerme en la clase a que se mantenga despierto.
f. Participación: Haga que participen en la presentación del material de la lección aquellos adultos que les gusta hablar mucho. Las discusiones de mesa redonda y debates son buenas maneras de tratar con los adultos “que hablan mucho” en su clase.
g. Tenga sentido del humor: El sentido del humor es una de las mejores conductas para usar en el salón de clase con los adultos. Cuando la discusión entre dos miembros de la clase se acalora, el maestro necesita interrumpirles con un sentido humorístico.
h. Entrevista personal: Si un adulto parece aburrirse en la clase, el maestro deberá preguntarle en privado cómo le gustaría mejorar la clase, puede hacerle sentir la seguridad de que el maestro se preocupa por las necesidades de su clase y desea aplicar sugerencias valiosas.
La lista mencionada no abarca los muchos procedimientos que un maestro puede usar para un problema de disciplina en su clase. La lista se da solo como una guía. El punto importante es que el maestro debe pensar lo suficiente en algunos de los conceptos especificados pera poder usarlos si surge la ocasión. El saber esto ayudará a los maestros a mantener la disciplina en el salón de clases.
5. Pedir la ayuda del supervisor o director de maestros en funciones
A veces un maestro estará tan distraído por el mal comportamiento de un alumno, que necesitará pedir la ayuda de un buen supervisor para valorar objetivamente la situación. El maestro puede invitar al supervisor a la clase para observar tanto la manera en que presente la lección, como la conducta de los alumnos. Después de la clase, el maestro y el supervisor pueden sentarse en un lugar donde no haya interrupciones y hablar acerca de lo que ocurrió durante el período de la clase. Deben discutir las diferen¬tes técnicas que se pueden emplear, para ayudar al alumno que se está portando mal, a cambiar su conducta.
El supervisor puede ser de gran ayuda para un maestro que está teniendo problemas de disciplina en su clase.

Resumen

Esta exposición de cinco “Reglas disciplinarias “es un esfuerzo por proveer a los maestros una técnica general para solucionar ¡os problemas de disciplina. Se espera que el maestro pueda usar estas reglas durante la preparación de su clase.

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