LA ORACIÓN DE SAN FRANCISCO por Nelson Astegher

[Nelson Astegher]

En su oración, San Francisco de Asís, implora a Dios: «Donde existe el odio, deja que siembre el amor». Lo que está buscando es la fuerza para disolver el odio y convertirlo en la energía del amor El odio se convierte en amor cuando la energía del amor está en su presencia. Lo mismo puede decirse de todos nosotros.

El amor, dirigido hacia ti mismo o hacia otros, puede convertirse en la fuerza de la intención que concede y garantiza la vida. Así lo expresaba Pierre Teilhard de Chardin: «La conclusión es siempre la misma: el amor es la energía más poderosa del mundo, y también la más desconocida», De joven le gustaba las fiestas y lujos, pero tenía gran bondad. Camino a la guerra, su vida cambia y decide despojarse de todas sus pertenencias y comienza a amar la vida sencilla y pobre. En su tarea visita a los pobres y enfermos, dándoles esperanza y amor.

Su doctrina fue la paz y vida armónica entre los hombres y todos los seres de la creación. Es tan simple en su expresión y tan profunda en su significado la oración de San Francisco de Asís, que ha sido tomada por los credos de todo el mundo. No es una expresión de deseo, es una profunda invitación a una conversión espiritual, a un cambio de conciencia, a una unión con la fuente de la vida. Tu presencia sirve de inspiración a los demás para alcanzar la grandeza. Cuando estás conectado con el Espíritu y reflejas sosegadamente esa consciencia, te conviertes en fuente de inspiración para los demás. En cierto sentido, es uno de los efectos más potentes que transmite a los demás el estar conectado con el propósito. La palabra inspiración significa «en el espíritu».

El hecho de que estés en el espíritu significa que más que comunicar inspiras con tu presencia. No inspiras a los demás insistiendo o exigiendo atención. Mahatma Gandhi resume con las siguientes palabras la manera de San Francisco sobre como debemos influir en el mundo manteniéndonos conectados a la fuente de la vida: “Debemos ser el cambio que deseamos ver en el mundo”.
He aquí su oración:

Oración de san Francisco
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, Maestro, que yo no busque tanto
ser consolado como consolar,
ser comprendido como comprender,
ser amado como amar.
Porque dando se recibe,
olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,
y muriendo se resucita a la vida eterna.

[Nelson Astegher]

Pienso lo mismo Luzmila, se habla mucho de amor y que poco se profundiza, la unica forma de poner un cambio es estar en contacto con la fuente y crearlo nosotros desde nuestro interior. También admiro a ese gran hombre que fué Mahatma Ghandi, y nos educó en humildad y sabiduría. Justamente Mahatma, apelativo que le puso Rabindhrana Tagore, significa "Alma grande". Un gran abrazo.

[Nelson Astegher]

Es verdad Josefa, cuan necesitados estamos de lograr armonía espiritual interior en nuestras vidas, de esa manera podemos crear un entorno de paz. Sostengo que es muy posible y debemos hacerlo. Muchas gracias, Un abrazo.

[Luzmila Guisao Peña]

Sin lugar a dudas es el amor la energia mas poderosa y a la vez mas desconocida, lo comprobamos diariamente, en el estado en que nos encontramos los seres humanos, olvidamos "inspirar desde nuestra verdadera esencia", se habla tanto del amor como si fuera un objetivo de nuestras incansables búsquedas, cuando así como lo vislumbró el alma grande del maestro Gandhi, solo convirtiéndonos en el amor mismo podremos irradiarlo en nuestro entorno, para construir nuevos mundos, mejores seres. 

[Josefa Matilde Mendoza Cárcamo]

Me encanta esa oración, muy hermosa y llena de paz al que la reza, es muy completa cubre y llena a todos los seres y situaciones por la que se  tiene que enfrentar a diario el ser humano, si cada uno de nosotros sin distingo de credo la hiciéramos nuestra y la aplicáramos estaríamos poniendo un granito de arena a la tan anhelada paz ya que nos haríamos embajadores de ella

un abrazo