Los jóvenes de Latinoamérica, la esperanza del milenio.

                                                                                     La juventud es la edad de los sacrificios desinteresados,
                                                                                       de la ausencia de egoísmo, de los excesos superfluos.
                                                                                                                                               Vicente Blasco

Los jóvenes no son el futuro, son el presente.
Resulta muchas veces sumamente complicado hablar y razonar sobre la juventud de hoy. Hablar de los jóvenes, es hablar de energía, vitalidad, nuevas tecnologías, modas, globalización, competitividad, diversión, configurándolos a veces como personas emprendedoras y a veces apáticas. Muchos jóvenes se muestran repentinamente ilusionados, esperanzados, deseosos de aportar a su medio ambiente y lamentablemente muchas veces decaen decepcionados y hastiados de la realidad. Muchos críticos acusan a esta juventud de no ser revolucionarios, sino conformistas, incapaces de una crítica constructiva y consumistas descontrolados. Los jóvenes de hoy son rechazados por una sociedad en la que reina el individualismo, y en esta sociedad en crisis, el desprecio por los jóvenes está poblado de risas.
Lamentablemente, esto es cierto para una gran parte de la juventud alrededor del mundo. En casi todas partes los jóvenes viven en un ambiente superficial carente de sentido que les genera desinterés y apatía por el medio en que viven.
Y ante esta visión tan desesperanzadora, los jóvenes, son desvalorizados, hasta el punto de no tener el apoyo de los gobiernos, quienes deberían apoyarlos, pero existen muchísimos otros que luchan por tener un mejor país, para poder vivir en una sociedad bien desarrollada y poder agregar mucho a sus comunidades.
No es justo afirmar que esta generación de jóvenes sea indiferente, sin tomar en cuenta a las increíbles mentalidades jóvenes que hacen el aporte, de un idealismo trascendente, que es cambiar el mundo.
Particularmente creo que esta juventud, es la mejor de todas las épocas, la mejor dotada, la que cuenta con los mejores elementos, con mentalidades notables, pero es la más agredida, atacada y disminuida de la historia.
La participación juvenil, se da en muchísimas partes y en muy variados ambientes, la asistencia social, la actividad política, el liderismo en los centros educativos, las propuestas sociales, las actividades ecológicas, teniendo en cuenta de que esta es una juventud ecologista, y muchos más. Esta participación juvenil debe ser considerada como una base para la promoción del desarrollo, donde sean posibles las propuestas de rediseño social y todo tipo de elementos para el perfeccionamiento humano. Incluso el voluntariado, muy en boga entre la juventud, puede constituirse como una herramienta fundamental en el proceso de desarrollo.
El reto de esta juventud, que participa activamente, es atraer más jóvenes a sus actividades. Aquí deberían anexarse, todos aquellos que por su entorno y ocupaciones, no han tenido todavía la oportunidad de reflexionar sobre la posibilidad realmente única de ser protagonistas.
La participación de los jóvenes en el mundo, en la parte social, cívica y política es necesaria y muy útil el día de hoy.
No concuerdo que lo jóvenes sean el futuro, son el presente, es hoy cuando hay que ayudarles a saber qué pueden cambiar, qué quieren cambiar, qué deben cambiar, para comenzar a hacerlo ahora y no mañana. Deben ser ayudados a dejar la apatía, justificada por cierto en una sociedad que los rechaza. No hay dudas que están llamados a cumplir un rol protagónico en la elaboración de la sociedad del siglo XXI. Recuerdo un antiguo dicho de la sabiduría popular, "cuando somos jóvenes queremos cambiar el mundo, y cuando ya no lo somos, queremos cambiar a la juventud”.
La verdadera crisis de nuestros países, es la falta de líderes que logren llevar a sus seguidores a alcanzar objetivos deseados. La historia del mundo, ha sido escrita por pocas personas. Son los líderes quienes transformaron el mundo. Algunos lo hicieron para bien, y otros lamentablemente para mal. Se han creado valores, iniciado religiones, revoluciones y también hecatombes mundiales.
El pasado, el presente y el futuro, están y han estado en manos de líderes. La única posibilidad de crear una nación de calidad, es formando líderes,  a partir de los jóvenes, para que sean de gran calidad humana y muy preparados en todos los órdenes de la humanística para servir a sus causas. Es indudable que los niveles actuales han fracasado en sus intentos de superar la crisis actual que involucra a todos los sectores, público, privado, social, educativo y hasta el terreno religioso.
Las sagradas escrituras, manifiestan: "el campo está listo para la siega". Tomemos entonces nuestra hoz y comencemos la siega para formar a nuestros jóvenes.
                                                                                                                                             Nelson Astegher

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