Tienes que enfrentar tu destino, tu familia, tu cuerpo; el nivel económico, social y cultural en que naciste, tú no lo decidiste, limítate a comprenderlo y aceptarlo.
El ser humano no decide su destino pero si su forma de vivir, decide lo que quieres llegar a ser, eres el único dueño y responsable de tu vida.
Tienes más de una excusa para tus fracasos pero ha llegado el momento de convertir tus derrotas en victorias.
Reinvéntate a ti mismo proyectando la imagen de quien deseas llegar a ser y creer firmemente en que lo lograrás.
Decir sí a la vida, es entender que el coraje no es para morir sino para decidirse a vivir, enfrenta tus propias limitaciones.
Sé libre para elegirte a ti mismo, decidiendo lo que quieres llegar a ser, tu mayor y mas importante empresa es tu propia vida, llévala al éxito.
Ten presente que el futuro pertenece a los que siguen aprendiendo, los que dejan de hacerlo solo sirven para vivir en el pasado que nunca retornará.
No cabe desafío sin riesgo al fracaso, aventúrate a pagar la colegiatura para llegar a la cima.
Asimila que el ser humano se convierte en extraordinario cuando se enfrenta a retos extraordinarios, cuanto más ardua sea la batalla más genuina será la victoria.
Tener carácter y determinación te harán un triunfador dando lo mejor en todo lo que hagas, la vida se paga con la vida.
Sé un buscador incansable de oportunidades, disponiéndote para aprovecharlas, jugando siempre a ganar.
La cura para la enfermedad del odio es el perdón y es la única forma de liberar toda tu potencialidad.
Busca el camino de la realización comprometiéndote a realizar algo en la vida, solamente el que ama se compromete.
Agrega a tu existencia la esencia de la vida: un ideal, un sueño por alcanzar, el cual te llevará a la expresión excelsa de tu ser, a pesar de los críticos y de los aprensivos.
Busca siempre hacer las cosas, jamás demostrar que no se pueden hacer.
Comprende que la vida no es algo que se nos da hecha, sino que tenemos que originar las oportunidades para alcanzar el éxito.
Comprende que: en base a una implacable disciplina, es posible forjar un carácter de vencedores.
Traza un plan y logra los objetivos deseados a pesar de todas las circunstancias.
Levántate cada vez que naufragas, con un espíritu de aprendizaje y progreso.
Desarrolla todas tus potencialidades buscando incansablemente la realización.
Entiende que a través del privilegio diario de nuestro trabajo podemos alcanzar la realización.
Sé el creador de algo: un sistema, un puesto, una empresa, un hogar, una vida.
Cuando corresponda, siéntete ofendido y lánzate a la acción en contra de la pobreza, la calumnia y la injusticia.
Levanta los ojos de la tierra, eleva tu espíritu y proponte lograr lo imposible.
Trasciende nuestra época legando a las futuras generaciones un mundo mejor.
Sé de la talla de líderes que necesita el mundo y los reclama Dios. Sé en esta tierra tú también, las manos de Dios.
Nelson Astegher
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