 Si es que queremos desarrollar un pensamiento penetrante, la mayor dificultad será arraigar en nosotros la disposición a pensar más. A pensar allí donde la mayoría no piensa, y a seguir pensando, cuando todos dejan de pensar.

 No desarrollamos nuestra capacidad de pensar, entre otras razones, porque estamos en la creencia de que no es posible. Nos transmiten la idea, según la cual, un pensamiento poderoso, es una simple consecuencia del don de la inteligencia, así las cosas, quién es “inteligente” piensa bien; mientras que el menos favorecido no tiene mas remedio que pensar a la altura de su humilde mentalidad. Concepción totalmente equivocada, todos podemos aprender a pensar.

 Otra creencia que se opone al desarrollo de la capacidad de pensar y empobrece su ejercicio, es aquella según la cual, una cualidad del pensamiento imponderable es la rapidez. El que piensa bien, piensa rápido. Incluso le llaman “rápido” a quién se quiere rotular como “inteligente”. Según este modelo, pensar podría describirse como un juego en el que se plantean preguntas al pensador, y este, si es bueno, contestará muy rápido, como una flecha que da en el blanco sin dudar.Es fácil ver en esta creencia, una tentadora invitación a no pensar, a acomodarnos quietos en las seguridades que nos ofrece; pueden dejar en nosotros actitudes muy contrarias al ejercicio de un pensamiento grande.

 En todos nosotros es fuerte la inclinación a aceptar como verdadera o falsa una idea, sin pensar. Aceptamos o rechazamos las ideas, sin analizarlas demasiado. Es una actitud del corazón humano conformarse ciegamente con lo establecido. Descartes, ya en el 1600, denunció la peligrosa vigencia de esta disposición y su gravedad para el ejercicio del pensamiento. De lo cual derivó la advertencia: dude antes de aceptar como cierta una idea La duda ordenada, no es otra cosa que una invitación a pensar mas

 En toda cultura tienen vigencia reglas características para hacer casi todas las cosas; también para pensar. El hombre occidental moderno, al generar la acción que llamamos pensar, juega un determinado “juego”, cuyas reglas dirigen su actividad. Para él, pensar, es una acción bien distinta a lo que fue para un Persa del siglo VII antes de Cristo.

 Pensar supone la capacidad de buscar respuestas trascendiendo los esquemas de pensamiento dominantes.

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