Todas somos Fermina Daza Somos regias!!!! Asi que disfrutemos la vida....
Nada más interesante que ver a las parejas mayores y a los hombres y mujeres viejas como protagonistas de películas contemporáneas. En la misma semana están en carteleraCerezos en flor, En el séptimo cielo y Hermanos. Ya nos estamos alejando paulatinamente de los clásicos líos conyugales de hombres y mujeres de 30 o 40 años para encontrarnos con protagonistas de 60, 70 o más años, hombres y mujeres que siguen Vivos, deseando y aprendiendo a vivir el presente con una asombrosa intensidad, ya que el mañana se torna cada día más incierto. Y aun cuando no todas estas películas figurarán en los anales de la historia del cine, representan un síntoma interesante de nuestra época.
Descubrimos de repente que viejos y viejas -me excusan, pero prefieromil veces estos calificativos que los eufemismos de adultos mayores-tienen vida, sexo, desean, sueñan, fantasean y se inventan un futuro con la experiencia de lo ya vivido, de lo ya aprendido o no, listostambién -por qué no- a volver a equivocarse, esta vez con una sonrisa o incluso unas carcajadas que iluminan las arrugas que moran en la esquina de su mirada.
Con mis 67 años a cuestas, tenía que ser particularmente sensible aeste cine que nos habla de un deseo erótico-amoroso que persiste apesar de un cuerpo que envejece. Y ante las escenas profundamenteeróticas de la pareja de enamorados de la película En el séptimo cielo, pensé en Fermina Daza y Florentino Ariza, cuando, después de 53 años, siete meses y 11 días con sus noches, hacen por fin el amor y nos muestran de manera casi mágica que la circulación del deseo, desde lo imaginario, lo simbólico, la palabra, el humor y la experiencia amorosa acumulada, puede más, mucho más, que la edad de nuestra piel, de nuestras arterias y de nuestras hormonas.
Estas películas permiten también rebelarse contra la cultura y eldiscurso médico tradicional que nos sigue vendiendo imágenes demujeres mayores tristes, de paredes vaginales secas y de nidos vacíos.
Hoy, y a través del cine, encontramos retratos de mujeres mayores, múltiples, variadas y a menudo sorprendentes.
A veces, nosotras mismas nos miramos y no lo creemos. Y en Colombia, los que no lo creen son ante todo los hombres, nuestros compañeros generacionales, quienes, en ocasiones torpemente, llegan a imaginar que las mujeres envejecemos solas mientras ellos se conservan eternamente jóvenes. A ellas las conozco, son mis amigas: ¡cómo son de bellas estas mujeres maduras, viejas, en clases de tango, almorzando juntas en restaurantes, trabajando aún, llenas de experiencias y listas para volver a amar!
Claro, sin mucha esperanza, pues en culturas marcadamente patriarcales nuestros compañeros prefieren a una mujer de 30 o de 40 que a una de 60. ¡Qué tontos! Si supieran lo que se pierden con mujeres que ya están en los tiempos de la levedad, que han resuelto los grandes problemas de la vida, que conocen su cuerpo, saben cocinar como diosas y ya conocen todos los truquitos para hacer felices a los hombres.
Sí, cierto, puede que tengamos algo de artrosis en la rodilla izquierda y una cajita de remedios en la mesita de noche. Sí, pero les aseguro que esto no nos impide vivir; es decir, reír, llorar, soñar y desear. Afortunadamente, y a falta de hombres, nos quedan las amigas,estas que sanan, que curan; nos queda la sororidad, el "nosotras" yesta nueva e inaugural seguridad que nos hace sentir que juntas no nos puede pasar nada grave y que todavía somos capaces de reír de los estereotipos culturales, porque muchas de nosotras hemos decidido ser abuelas indecentes. Y sí, todas somos Fermina Daza.
* Coordinadora del grupo Mujer y Sociedad
Florence Thomas
Nota: La palabra sororidad se deriva de la hermandad entre mujeres, el percibirse como iguales que pueden aliarse, compartir y, sobre todo, cambiar su realidad debido a que todas, de diversas maneras, hemos experimentado la opresión).
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