¿Para qué esforzarse en aprender?
Esta es una pregunta que nos compromete con la realidad educativa, ya que tenemos hijos en edad escolar y nos urge la necesidad de la formación de estos jóvenes para capacitarlos en la contemplación del mundo y de la realidad. Es un tema arduamente esencial.
"Para el ignorante, la libertad es imposible", sostenían aquellos iluministas del siglo XVIII, porque no existe emancipación sin pensamiento y no existe pensamiento sin un elaborado trabajo sobre uno mismo.
Esta idea, parece haber desaparecido de nuestra sociedad y se oculta avergonzada en lo más apartado de las escuelas.
Como afirmaba el marqués de Condorcet, filósofo y matemático en el año 1792, el objetivo de educación es formar a los espíritus, borrar el límite entre la porción bastarda y la porción iluminada del género humano. Pero nuestras escuelas, sostenedoras de los principios que la definen como una moderna institución, reciben alumnos posmodernos, con la atención superficial del espectador que mira videoclips y a quienes resulta muy complejo o no les interesa borrar aquel límite.
Posmodernidad de la escuela
Frecuentemente se ha comentado, y no son pocos quienes lo sostienen, que para enfrentar este desafío hay que posmodernizar la escuela, es decir reducir la brecha que separa la formación estricta del intelecto, con la vida fácil, cotidiana, que se desarrolla en la esfera concupiscente del entretenimiento.
El resultado es la insubordinación de los objetivos de la escuela tradicional, que deja de ser un lugar de la interacción humana para exaltar la actividad individual, abandona el desarrollo del lenguaje para jerarquizar las imágenes y la diversión deja de ser un medio para llegar a ser un fin en sí misma. Se genera así una actitud pasiva, totalmente contemplativa que nada tiene que ver con lo que existe en el planeamiento escolar.
Esperamos inocentemente que los niños pasen de la diversión a la profundidad de la comprensión.
A propósito de esto opina Félix Ovejero Lucas, profesor de metodología de las ciencias sociales en la Universidad de Barcelona:
Ciertas ideas de renovación pedagógica han alentado a volver superficiales los procesos de aprendizaje que han derivado en enseñanzas frívolas.
El empecinamiento por eliminar todo esfuerzo ha acabado por convertir el aprendizaje en un proceso en el que sólo importa satisfacer a los estudiantes. En el afán de ajustar la oferta a la demanda, los profesores no parecen tener otra preocupación que facilitar la gestión educativa.
Es probable que lo consigan y diviertan a los estudiantes. Pero en lo que corresponde a alentar el interés personal, nada avanzará por más que hagan juegos malabares y sesiones de magia.
En el aprendizaje, no hay que suponer que los alumnos solicitarán espontáneamente aquello que por definición, se ignora.
Es que, en el camino de adquirir información preelaborada, se pierden las herramientas del pensamiento, el ejercicio de la meditación y los valores de la subjetividad.
En el moderno sistema educativo, el bagaje de experiencias, de conceptos, de ideas y también el conocimiento concreto parecería carecer ya de todo uso.
Entonces, en el caso que nos interese volver a razonar, estamos aún a tiempo de no idolatrar la tecnología más que nosotros mismos, de volver a los valores humanos de siempre, que aunque antiguos son nuestros valores, y son atemporales.
Parece que nadie advierte, precisamente el hecho de que nuestra sociedad se convierta aceleradamente en electrónica, es decir que la información está desplazando al conocimiento. Entonces nuestra tarea será fortalecer el prestigio de nuestras desalentadas instituciones de conocimiento, que languidecen con el crecimiento del consumo informático.
Universidades, museos y bibliotecas mendigan para sobrevivir, sin interés por ubicarse en medio del flujo vertiginoso de hechos y números de validez fugaz y empeñada en ocuparse del tesoro permanente del pasado del hombre y en la creación, la interpretación y el ordenamiento de lo nuevo. Estas instituciones, carentes del glamour de lo avanzado y exitoso, sucumben ante la tentación de adquirir, aunque más no sea, un reflejo de ese prestigio, como sucede en el caso de la escuela.
Nos encontramos entonces, con la misión más trascendente de educación que es la de conferir a las personas las herramientas que les permitan el ropaje interior de "vestirse por dentro". En esta sociedad de hoy, da la impresión de que la experiencia humana se restringe a sus facetas más superficiales y oscuras.
Entonces ¿para qué la escuela?
Podemos seguir preguntando, ¿para qué la matemática?, ¿para qué la biología?, ¿para qué la física? De lo que podemos esbozar la respuesta que es que el conocimiento es para hacernos más humanos, para ofrecernos una dimensión más completa de nuestras posibilidades como personas, para proporcionarnos los términos de comparación a los que hacía referencia.
Tres son los objetivos importantes que han guiado el desarrollo de una pedagogía.

De la escuela se espera:
1. Que constituya una importante experiencia socializadora para los niños y los jóvenes, preparándolos de acuerdo a las normas y convicciones de la sociedad adulta.
2. Que se les enseñe formas particulares de conocimiento capaces de generar en ellos una visión racional y realista del mundo, sumado a un eficaz análisis de la realidad, que garantice la identificación de su pensamiento con lo que es real y verdadero en el mundo.
3. Que contribuya a desarrollar el potencial que encierra cada niño y cada joven.
Pensamos que estos tres objetivos son complementarios, que se superponen y se apoyan entre sí, sin embargo cada uno de ellos es incompatible con los otros dos. Al igual que en el caso de las prisiones, que tratan al mismo tiempo de castigar y rehabilitar, cuanto más se trabaja para concretar uno de los objetivos de la escuela, más difícil se hace alcanzar los otros. Esta incompatibilidad explica las dificultades que se presentan en educación actual, cuyo destino dependerá de la manera en la que se resuelva el dilema que tiene la contraposición de estas ideas y lo exitosos que podamos ser como sociedad para integrarlas.
La escuela debe ser un lugar diferente, con reglas específicas, puesto que aprender es una tarea larga y no pocas veces produce tedio y cansancio. La creación de un niño rey decreta la muerte de la escuela.
En estos días advertimos una altitud de peligroso pragmatismo entre los docentes de América Latina cuando afirman: "si queremos una escuela para todos, debemos hablar con los alumnos tal como ellos son y no como querríamos que fueran".
Renunciando a una de las funciones claves de educación, la de intentar que los niños sean como querríamos que fuesen, estamos generando una suerte de un ser híbrido, síntesis de la escuela santuario de unos y la escuela psicosocial de otros, que no cumple ninguna de las dos funciones.
Hay que tener en cuenta que la escuela se ocupa de vidas en riesgo, puesto que toda vida tiene un riesgo. Por eso una escuela que se afirme en los valores tradicionales, está llamada a desempeñar un papel revolucionario: mostrar a las nuevas generaciones una alternativa a la superficialidad, que como un alud incontenible se introduzca a cada instante en sus vidas, dándoles los reparos que les permitan reaccionar frente a esta invasión, orientarlos hacia lo que aún no saben que son capaces de hacer, y sobre todo estimularlos a pensar, una escuela que les posibilite la síntesis, de no sólo ser cada día más humanos sino también ayudar a construir un mundo que intente serlo.
Cabe consignar que como preludio a este tipo de escuela, el pedagogo y abogado Colombiano Carlos Devis, ha creado un sistema pedagógico tendiente a reconstituir los esquemas de pensamientos en los jóvenes, que durante muchos años fructificaron en los pensadores y que en la actualidad se han querido menospreciar.
Este sistema surge como una luz, en el tercer milenio, ante el acuciante problema de la destrucción paulatina de la escuela tradicional que nos llega desde el siglo XX. Este nuevo proceso ha llegado ya a millares de jóvenes y se extiende por el continente, con excelentes resultados.

100 formas de animar grupos-pdf

Apropiacion Social del Conocimiento.pdf

Vistas: 112

Comentario

¡Tienes que ser miembro de Red Opciones para agregar comentarios!

Únete a Red Opciones

Comentario de Nelson Astegher el junio 28, 2015 a las 7:48pm

Pienso Luzmila, que nuestra educación ha sido el fracaso del siglo XX. Lejos de afirmar en nuestros jóvenes sus talentos, se ha luchado por fortificar debilidades que no pertenecen a sus talentos. Pienso que lo que debemos hacer, es dejar ser a nuestros hijos. Pensando que nuestros hijos son un mensaje a una época que no hemos de ver. Muy bueno tu aporte. Muchas gracias.

Comentario de Luzmila Guisao Peña el junio 18, 2015 a las 8:48pm

Se siente como estar descendiendo por un "cómodo" precipicio sin posibilidad de retorno, la humanidad en nuestra cultura, esta dejando que su cerebro, ese intrincado sistema de células nerviosas llamadas neuronas, se desgasten (con muy poco uso) y las enfermedades degenerativas den cuenta de las facultades atrofiadas a muy temprana edad.  Este síndrome es muy complejo,los mismos científicos advierten sobre este peligro, pero una de las facultades mas atrofiadas es precisamente la de escuchar. La juventud escucha poco y los mayores se han dejado llevar por la inercia y la pasividad, ante la creencia tan generalizada de que queda muy poco por hacer, que se perdió el poder, el liderazgo maduro y adulto que debía existir, y existió, en la función de padres y educadores, los mismos sistemas educativos han recurrido al facilisimo sordo. La dotación de los centros educativos se basa mas en aparatos tecnológicos, que en docentes mas motivados, preparados y comprometidos  con lo que seria la verdadera "educación",y con ambientes mas sanos y propicios para un crecimiento personal desde temprana edad.

Si es muy cierto que extrañamos la escuela, los maestros de los que tanto recibimos, y cuyas enseñanzas han perdurado incólumes a través de toda nuestra vida.

www.carlosdevis.com

Visítanos en www.carlosdevis.com y entérate de todos los contenidos actualizados sobre finanzas y bienes raíces del Taller de Bienes Raíces.

Podrás acceder a programas y taller online y al mejor contenido gratuito para alcanzar tu paz financiera con Bienes Raíces. 

¡Te esperamos!

LetraFresca/Tienda Kindle

© 2024   Creada por Carlos Devis.   Con tecnología de

Insignias  |  Informar un problema  |  Términos de servicio