La tecnología de lo obvio y el caso del pollo volador


Esta es una interesante historia que ilustra la tecnología de lo obvio, es tan notable, que puede pensarse que la historia no es verídica, pero realmente lo fue y es para profundizarla.

En los años 60, la NASA, comenzó un programa para lanzar astronautas al espacio. Cuando los equiparon e iniciaron las primeras maniobras, notaron que sus bolígrafos no funcionaban con gravedad cero.
Esto con

figuró un gran problema para recoger datos. La tinta no iba a bajar hasta la superficie donde querían escribir.
Por lo tanto iniciaron un programa intensivo de investigaciones e invirtieron 12 millones de dólares, de aquel momento, hasta lograr un bolígrafo que funcionaba sin gravedad. Además escribía sobre cualquier superficie. Podía soportar temperaturas muy bajas y continuar escribiendo.
¿Y como lo hicieron los rusos que eran sus competidores del momento?.
Cuando los rusos comprobaron el mismo problema para sus bolígrafos con gravedad cero, inmediatamente cambiaron los bolígrafos por lápices y el problema estuvo solucionado.
Lanzar el pollo
La segunda historia, muy curiosa pero también verdadera, indica otra variante de la tecnología de lo obvio.
Los norteamericanos hicieron un dispositivo para establecer la resistencia de los parabrisas de sus aviones.
La principal preocupación, era que si un pájaro se estrellaba contra un avión en pleno vuelo, el parabrisas de este explotara con el impacto, provocando por supuesto graves problemas a la nave en vuelo.
Básicamente, la prueba consistía en lanzar un pollo muerto, directamente hacia el parabrisas del avión por medio de un cañón especial. Los norteamericanos, tras realizar varias pruebas con bastantes disparos, comprobaron que los parabrisas de sus aviones soportaban perfectamente el impacto de un animal en pleno vuelo.
Los ingenieros de todo el mundo, aplaudieron la experiencia, una idea eficaz y de bajo costo.
Los españoles
En ese momento España se puso en contacto con los EE.UU. para probar el mismo sistema, arrojando un ave, en este caso un pollo, contra el parabrisas de una máquina de ferrocarril.
La primera prueba que realizaron, casi termina trágicamente, el pollo atravesó el parabrisas, la trayectoria se desvió hacia los cuadros de mando dejándolos inutilizables, hirió a un técnico, atravesó el asiento del conductor y se estrelló con gran estrépito contra el fondo de la locomotora.
Los ingenieros españoles se alarmaron al comprobar el resultado de la experiencia. ¿Cómo podrían estar tan desencaminados? Los resultados no fueron simplemente malos, sino catastróficos.
Tras una reunión del Consejo de ingeniería español, recogieron los videos de la prueba, tomaron fotografías del estado en el que quedó la locomotora, grabaron los testimonios de los participantes, recogieron todo tipo de detalles sobre el proceso y lo enviaron a los creadores del dispositivo en los Estados Unidos para saber cómo podía ser que el parabrisas de la máquina del ferrocarril, fuese tan frágil.
Los ingenieros estadounidenses, contestaron con un lacónico y breve email: "Descongelen primero el pollo".
La "Tecnología de lo Obvio" y el Milagro Japonés.
¿Cómo fue posible que el Japón surgiera del desastre a mediados del siglo XX, en una forma similar al renacimiento del ave Fénix desde las cenizas? ¿Cómo fue posible que esta nación se haya constituido en una de las grandes potencias económicas del mundo y que mantiene indudablemente la mejor balanza comercial del planeta?
Su suelo es fundamentalmente del tipo montañoso, por lo que la agricultura está muy limitada, su extensión boscosa es una fracción de la que tiene Canadá y prácticamente no cuenta con recursos minerales, además el tamaño de su territorio no sobrepasa a los estados de Chihuahua y Guerrero juntos.
Las condiciones sociales y económicas de Japón al finalizar la Segunda Guerra Mundial eran nefastas: habían sido víctimas del ataque norteamericano sobre Hiroshima y Nagasaki, más del 45% de sus ciudades principales estaban en ruinas, el saldo del estado de guerra eran más de 2 millones de muertos. Su capacidad económica era de 20 dólares anuales por persona, y una innumerable sucesión de males les agredía.
Los recursos con que contaba Japón eran: agua en abundancia y gratuita y japoneses.
Los dirigentes se reunieron y se preguntaron: ¿cómo levantar esta nación?, la respuesta que encontraron fue: aprender.
Así que buscaron y adquirieron el conocimiento, para lograr el desarrollo de su potencial, enviando a sus mejores hombres y mujeres para aprender las ciencias y tecnologías de occidente y las confrontaran con inteligencia a su cultura.
Y procedieron con gran inteligencia, integrando los conocimientos al genio del país para la grandeza y seguridad de su pueblo, y así se restablecieron. Constituyeron también una moderna y bien administrada democracia.
Pero ¿a dónde buscaron conocimiento?, la respuesta es obvia: de los mejores. El éxito de la tecnología de lo obvio, término acuñado y desarrollado por el licenciado Miguel Ángel Cornejo, no consiste en realizar obras notables, sino consiste en realizar las cosas cotidianas extraordinariamente bien.
Una persona de baja estatura tiene una visión reducida por obvias razones, contra una persona alta que tiene una visión mucho mayor. Pero, ¿qué sucede si el enano trepa a los hombros del gigante?, la visión del pequeño hombre, será aún mayor que la del gigante, puesto que está parado sobre sus hombros.
De esta manera los japoneses ubicaron a lo mejor del mundo para que fueran su nivel de partida: si vas a imitar, hazlo excelente y de la mejor forma posible.
Los referentes del pueblo japonés fueron a los mejores del mundo porque ellos los buscaron para aprender.
Entonces la tecnología de lo obvio consiste:
• Elegir al excelente.
• Imitar al excelente.
• Igualar al excelente.
• Superar al excelente.
Este fue el inicio de lo que llamamos Milagro Japonés.
Uno de los mayores secretos del éxito en la vida, como decía Emerson, es engancharse a una estrella, porque el que ya ha triunfado, ha recorrido el camino que hace más corta nuestra curva de aprendizaje.
Cuando leemos un libro en 15 horas, que a los mejores les ha costado escribir 18 años de su vida, ¿será esto ventajoso?
Claro, aprender de los mejores es el mejor punto de partida. Los japoneses se dispusieron a aprender de los mejores niveles mundiales en cada especialidad existente.
A fabricar automóviles de los estadounidenses, relojes de los suizos, motos de los ingleses, diseño de los italianos y otros tantos ítems.
Si algo explica el milagro japonés, es su "humildad por aprender". Esta actitud es muy poco frecuente en muchas personas y en especial en Latinoamérica, porque aquí el éxito produce envidia y resentimiento social en lugar de aprender y superarse. En nuestra América hispánica, el admirar al éxito no es nuestra cualidad, el éxito en América Latina conduce a emociones nada loables, como la envidia, el odio, rencor y el resentimiento.
Hoy hemos comprendido que la miseria no se resuelve dando de comer al hambriento, el beber al que tiene sed o de vestir al que está desnudo, hay que crear las condiciones educativas y laborales para que las personas puedan valerse por sí mismas.
Este es un momento para aprender, en lugar de enunciar condenación para el espíritu ambicioso y de superación de las personas, debemos fomentarlo en lugar de censurar a aquellos que limpiamente se enriquecen. Tenemos que aplaudirlos y aprender de ellos.
La tecnología de lo obvio es concretamente: aprender del éxito; requisito indispensable: “humildad”, representa el camino más corto para triunfar.

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Motivacion como tenerla todos los dias.pdf

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