En la Antigua Grecia, sede esplendorosa de las ciencias y de las artes, se hallaba un anciano famoso por la lucidez que sus respuestas ofrecían a todo aquel que solicitaba consejo y guía.
Una tarde, un joven estudiante llamado Jacob, conocido por el tono irónico que utilizaba al poner en aprietos a los académicos más notables, decidió ir a escuchar al anciano, para de una forma u otra, poner en entredicho sus ideas.
Cuando llegó al hemiciclo donde éste hablaba, se sentó junto a los que escuchaban y prestó atención con ánimo de encontrar en sus planteamientos la mínima presencia de fallos y grietas y poner en ridículo al filósofo.
El anciano decía así:
“Nuestros antepasados pensaban que en la vida hay que ver para creer. Se trata de un principio que suele resumirse en aquella frase que todavía resuena”: “Si no lo veo no lo puedo creer”.
Un gesto de curiosidad se fue dibujando en el rostro de los allí reunidos
El anciano prosiguió: "Sin embargo si profundizáis en ello, comprobaréis que para el ser humano que ha observado suficientemente su mente, no se trata de ver para creer, sino más bien al revés, de creer para ver. Nuestras creencias crean la realidad y en consecuencia el hombre autoconsciente elige lo que quiere vivir y, paso a paso, conforma su destino"
Jacob se sintió algo confundido. Por una parte, entendía lo que quería decir el anciano, pero por otra parte, deseaba satisfacer su deseo de ridiculizarlo, así que salió del hemiciclo con el fin de idear una estratagema que lograse su objetivo.
Resultó que pasaba por allí un mercader de pájaros, conocido por apresar una especie de muy pequeño tamaño con ingeniosos cepos de su invención. Al verlo, Jacob pensó: "Siempre que estoy buscando una solución suele aparecer algo ante mis narices que trae las claves, así que me acercaré a ver esos pájaros y seguro que se me ocurrirá algo".
Cuando vio un pequeño pajarillo que cabía en la palma de su mano, de pronto, se iluminó su mente y se dijo:
"Ya lo tengo, tomaré este pajarillo, me acercaré al anciano y le preguntaré delante de todos, si cree que este polluelo que tengo en mi mano cerrada está vivo o muerto. Si me contesta que está muerto, abriré mi mano y lo dejaré volar. Si por el contrario, me contesta que está vivo, lo apretaré con fuerza y lo dejaré caer al suelo. Entonces, dijo con radiante alegría, sus ambiguas teorías acerca del destino se verán devaluadas..."

Así pues, Jacob tomó el pajarillo en su mano y se acercó de nuevo al hemiciclo para interpelar al anciano. Una vez allí y levantando fuertemente la voz, le dijo:
Anciano: "Decidme” dijo levantando el puño a la vista de todos, “Tú que pareces saber lo que hay tras las apariencias, responde mi pregunta; ¿el pajarillo que tengo en mi mano, está vivo o está muerto?"
Un silencio tenso se hizo entre todos los allí presentes.
A lo que el sabio, mirando a los ojos del joven con una profunda ternura le contestó:
"Muchacho, en realidad:
EL PODER DE LA VIDA Y DE LA MUERTE ESTÁN EN TUS MANOS
Tú y yo tenemos en nuestras manos el poder para la vida y el poder para la muerte. Nuestras decisiones serán decisiones de vida o decisiones que llevarán al fallecimiento.
Recuerda que:
• El universo físico es una realización de tus pensamientos.
• Si tú pensamientos son cancerígenos, ellos crean una realidad física cancerosa.
• Si tus pensamientos son perfectos, ellos crean una realidad física desbordante de amor.
• Tú eres responsable de ver tu universo físico tal como es.
• Tu eres responsable de corregir los pensamientos cancerígenos
que crean una realidad enferma.

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Comentario

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Comentario de Nelson Astegher el noviembre 22, 2014 a las 5:48pm

Es cierto Luzmila lo que dices, lo que me cuesta comprender es porque tanta gente niega su propio poder para vivir y delega su vida a otros. Un abrazo.

Comentario de Nelson Astegher el noviembre 22, 2014 a las 5:45pm

Hola Erendida: que bueno que te guste Mafalda, es una niña muy sabia y sabe hacer pensar, por eso la releo muy seguido. Bueno me despido dejándote con tu poder para triunfar en la vida. Saludos.

Comentario de Luzmila Guisao Peña el noviembre 21, 2014 a las 9:10pm

El poder que mas necesitamos, es el que se requiere para vivir, en especial para no "matar" la vida.El único misterio, o al menos el mas grande que encierra la muerte. es el de la vida misma.

Todos los esfuerzos, la energía, la creatividad, la inteligencia aplicada en todos los campos, es lo que el hombre conoce como desarrollo personal y este se aplica solo a la vida, a su comprensión, a su trascendencia, de no ser así pasarían a ser el desgaste que conlleva a la muerte cotidiana.

Comentario de Erendira Esperanza Baez Vallejo el noviembre 21, 2014 a las 7:58pm

Hola Nelson, que bonita reflexión. Me hiciste volver al pasado. Cuando yo era chica, escuché esa historia contada por mi hermano mayor, ya la había olvidado y la verdad en aquel entonces no entendí nada de nada, pero durante mucho tiempo me sentí indignaba por la idea de que aquel joven que solo por poner en ridículo al anciano pensara en matar al pajarito.

Ah! y gracias por el libro de Mafalda!! me encanta, justamente ese hermano a veces me decía así y yo me quedaba con cara de ¿what? ¿y esa quien es?

Saludos amigo!

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