Un cometido revolucionario para la escuela: ser bastión de la resistencia de lo humano

Si eres docente o facilitador, estás incluido en la educación y este tema te incluye. Hemos comentado ya algunas de las características sociales que amenazan convertir a la escuela de Latinoamérica, en un taller de fuerza laboral enseñando lo "útil", muy a menudo para evitar que los jóvenes se interroguen a sí mismos sobre la forma de pensar y de vivir.
Se los pretende incluir en un espectáculo centrado en el laboratorio de las modernas técnicas de información. Se pretende también que la escuela sea una institución "abierta a la vida" y enteramente democrática, dirigida por las apetencias de las mayorías.
De hacerse posibles estos planes, es probable que desaparezca la escuela tal como la hemos conocido.
Justamente, si resultan exitosos esos intentos, se estará perdiendo uno de los escasos ámbitos que le quedan a la sociedad para trasmitir entusiasmo y respeto por el conocimiento, base esencial para desarrollar y establecer una razón fortificada. Es indudable que no puede haber sabiduría sin conocimiento.
Hace tiempo que las discusiones sobre educación se han centrado en los medios, es decir en la forma y condiciones de la enseñanza, antes que los últimos objetivos de esa tarea.
Entonces se presenta como una urgencia definir para qué está la escuela, cuál es la función que presta a una nación.
Así lo señalaba Neil Postman, (quien fue un sociólogo y crítico cultural estadounidense.
Fue discípulo de Marshall McLuhan, director del Departamento de Cultura y Comunicación de la Universidad de Nueva York), cuando dijo que la situación es como si construyéramos una nación de técnicos, consumidos por nuestra capacidad en el cómo hacer algo, pero temerosos o incapaces de pensar que se debe hacer.
¿Para qué educar?
Educamos para la cultura privada, para el trabajo y también para los asuntos públicos, el objetivo es que nuestros niños sean ayudados a alcanzar su máximo potencial no solamente como seres económicos sino como seres humanos.
Pero aunque hayamos ocupado con tecnología cada espacio de nuestra existencia, la naturaleza humana ha cambiado realmente muy poco. Continuamos enfrentando desafíos, somos discutidores, sociables, dispuestos hacia el trabajo, conscientes de tomar riesgos y además regidos por el espíritu. Mientras esperamos un mundo donde la tecnología evoluciona constantemente a una velocidad cada vez mayor, la naturaleza humana sigue variando tan lentamente que parece imperecedera. Nos enfrentamos entonces al hecho de que no es la tecnología digital lo que hace crecer a una persona sino las habilidades básicas no fundadas en la tecnología, las que permiten crecer a las personas.
¿Cuales son entonces estas habilidades en cuestión?. Estas habilidades podrían ser consideradas como dones en el sentido de ser consideradas como una transferencia de aptitud, una predisposición que pasa de una generación a otra.
Algunas de estas habilidades serán:
• La habilidad de poder leer textos y comprenderlos, don que será tan importante en el siglo XXI como lo fue en el siglo XV.
• La capacidad de poseer un pensamiento independiente, de resolver problemas, de generar ideas.
• La posibilidad de expresar las ideas, aún las más importantes en forma clara y simple.
• La capacidad de discernir y elegir lo que tiene valor entre los múltiples estímulos que nos ofrece la realidad de la vida cotidiana.
• El sentido del contexto en el que se desarrolla una vida, lo que supone comprender la esencia de cada persona como ser histórico, quien soy yo y de donde procedo, además de poder comprender quiénes son los otros y como la humanidad llega a este nivel.
• La identificación de las diferentes causas que generan el cambio, que no depende solamente de la tecnología, así también como el alcance de la comprensión que no todos los aspectos de nuestra vida están sometidos a cambios de igual velocidad.
• La comprensión del equilibrio que debe regir a la vida humana edificada mediante la experiencia de disímiles disciplinas y la multitud de actividades totalmente dispares entre sí que hacen a la multidimensión de la aventura humana.
Ejemplo y disciplina para transmitir valores
¿Cómo transferir éstos dones?, fundamentalmente mediante el ejemplo y cultivándolos con disciplina. Pero nuestro problema no es la inexistencia de valores, puesto que éstos están, el problema es la crisis de virtudes, puesto que los valores no se ejercitan.
La tecnología ocupa cada vez más lugar en la vida de las personas, pero independientemente de que alguien quiera ser ingeniero de sistemas, pintor o taxista, las habilidades básicas para crear, equiparar y expresar toda la información y el conocimiento alcanzado, son las mismas y por eso son esenciales para todas las actividades económicas y sociales.
Conflicto en el ejercicio de valores
En la última guerra mundial, millones de seres humanos fueron exterminados por un país que había sido con¬siderado como uno de los más civilizados y educados del mundo. Los niños aprenden actualmente que los comunistas o los chinos nos llevan la "delantera" en educación —y quién sabe qué querrán significar con eso quienes lo dicen— y, al mismo tiempo, aprenden que estos extranjeros educados quieren apoderarse del mundo, aplastar la libertad en todas partes y convertir a los seres humanos en esclavos del partido o del Estado. En estas circunstancias, ¿no es natural que los niños crean que la educación tiene muy poco que ver con lo que es bueno y lo que es malo, lo que es cierto y lo que es falso, lo que es justo y lo que es injusto?
De toda esta incertidumbre y de toda esta confusión, lo único que ha resultado es que nuestras escuelas no pueden representar ni defender un solo conjunto de valores. Por ejemplo, hubo una época en que las escuelas oficiales celebraban las fiestas cristianas, como la Navidad o la Pascua. Los grupos que no eran cristianos protestaron contra esta cos¬tumbre y sugirieron que la escuela no debía representar ninguna religión en particular. No pasó mucho tiempo sin que la celebración de la Navi¬dad en la escuela, por ejemplo, fuera muy diferente de lo que había sido. Las escuelas solían dar gran importancia a la oración diaria que pro¬nunciaban todos los niños; pero una decisión de la Suprema Corte de los Estados Unidos declaró que, en ese país al menos, no se podía exigir una oración común a todos los niños en las escuelas.
Y lo mismo que ha sucedido con las cuestiones religiosas ha sucedido también con otras cuestiones de interés profundo. Si alguien estaba en favor de algo, siempre había alguien más que estaba en contra de ello. Para evitar controversias, las escuelas empezaron a no estar en favor de nada.
Los maestros se consagraron a "enseñar los hechos", simplemente. Si las controversias iban a producir problemas, uno debía alejarse de ellas.
Se instituyó el derecho a que todos tengamos libertad de expresión, así sea se promueva lo profano, la violencia y el sexo indiscriminado.
Y se consideró que todo ello no tenía efectos negativos, que no era algo para tomarse en serio, y tuvo el consentimiento generalizado.
Y entonces nos preguntamos:
¿Por qué nuestros niños y jóvenes no tienen conciencia?
¿Por qué nuestros jóvenes no pueden distinguir el bien del mal?
¿Por qué no les preocupa matar a desconocidos, sus compañeros o ellos mismos?
Si lo pensamos profundamente la respuesta está: en que recogemos lo que hemos sembrado.
La escuela
La escuela como institución puede albergar estas capacidades, a formar a los niños junto a su familia, la escuela debe revertir la función que juega como el último refugio del ser humano, pero debe protegerse del embate de las tendencias nombradas.
Si la escuela tiene éxito, podrá ser probablemente el único ámbito institucional donde los jóvenes y los niños adquieran las herramientas que los pueda equipar para la aventura de vivir, para comprender el mundo y de que encuentren sentido a su propia vida, a su propia existencia.
Si la escuela tiene éxito, será quizás el único ámbito institucional donde los jóvenes y aún los niños adquieran herramientas para encarar la aventura de vivir, comprender el mundo, reconocer en él a un orden y de que encuentren sentido en la experiencia de su propia vida.
William Johnson Cory, un profesor de la escuela inglesa de Eton, habló sobre propósito de educación cuando se dirigió a sus alumnos en el año 1862:
"el compromiso de ustedes no es sólo adquirir conocimientos, sino de realizar una intensa actividad mental cuando son sometidos a la crítica. Si se poseen facultades mentales normales, se puede adquirir y retener cierta cantidad de conocimientos. Pero ustedes asisten a una gran institución, no tanto por el conocimiento en sí, sino para adquirir hábitos: el hábito de la atención, la capacidad de expresión, el arte de asumir una actitud filosófica, la capacidad de comprender rápidamente el pensamiento de otra persona. El hábito de someterse a la crítica y posibilitar la impugnación. Están en una gran institución para desarrollar gusto, discriminación, coraje y sobriedad mental.
Pero sobre todas las cosas lo más importante que obtienen es conocerse a ustedes mismos.
¿Por qué maestros?
La escuela es la puerta que abre el futuro de nuestra civilización. Su función debe contribuir a crear una conciencia lingüística, histórica y también moral. Estas tres formas de conciencia de uno mismo, son inseparables de la conciencia del otro y constituyen el objetivo de la escuela del futuro.
Así concebida, la escuela queda como la última trinchera de la posibilidad de enfrentar a las nuevas generaciones con el ejemplo inspirador de quienes respetan la tarea de conocer y se dedican con su vida a ella: los maestros.
El filósofo español Fernando Savater explica así la función trascendente de maestro: quien pretenda ser un educador se convierte en responsable del mundo objetivo delante del neófito, si rechaza esta responsabilidad, más vale que se haga a un lado. Hacerse responsable del mundo, de esta realidad no es aprobarlo tal como es, sino asumirlo concientemente y considerarlo algo que puede ser enmendado.
Reconsideraciones:
Ante esta crisis de la educación, arrastrada desde el siglo XX, si eres docente o facilitador, tendrás que preparar tus armaduras para enfrentar una crisis, que ya afecta a tus hijos y a los míos y superarla, esa es sin dudar desde hoy nuestra tarea.

Redes Logicas Ejemplos Tomo I.pdf

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